Capítulo 17

3 1 0
                                        

El coliseo era un mercado al más puro estilo de los mexicanos.

Colores, olores y sonidos de toda clase asaltaban tus sentidos por donde miraras. Había hombres y mujeres gritando en todas direcciones invitándote a mirar su mercancía que iba desde comida y agua, hasta objetos que solo servían para complacer un capricho melancólico como una grabadora, Airpods o celulares destruidos.

A lo lejos Amelia alcanzaba a escuchar la voz de Jenny Rivera en Paloma Negra mientras su atención viajaba de un puesto a otro haciendo un reconocimiento de la cantidad de personas armadas en ese lugar. Realmente agradeció a los chicos de intercambiar su radio en la entrada en lugar de sus armas cuando se dio cuenta de ese detalle.

—Por aquí —indicó Michaell a la cabeza del grupo, guiándolas hacia la zona de los vestidores y oficinas que se habían ampliado y cerrado para crear las viviendas de quien pudiera pagarlas, de acuerdo a lo que les habían contado.

Amelia estaba sorprendida de la cantidad de personas que vivían ahí, despreocupadas de algún ataque o filtración de infectados. Muy diferente del lugar donde estuvo antes de conocer al grupo de Allison.

Pasaron por varios cuartos antes de llegar a las escaleras que conducían a un segundo piso de oficinas donde un par de guardias custodiaban la entrada.

—Ya era hora —saludo el más joven de ellos rondando los treinta y cinco años, con un marcado acento latino, mientras pasaba la mirada sobre cada una de ellas sin detenerse más del tiempo necesario para una evaluación.

Tenía una barba recortada y aspecto desaliñado que le transmitía un aura de aburrimiento a su semblante tranquilo.

—¿Nuevos amigos?

—Eso espero, a menos que Gabriel ya las haya asustado —se burló Michaell mirando de reojo a su hermano.

—Chico deberías dejar de ser tan gruñón, no sé cómo Ady te aguanta —se burló el guardia mayor haciendo reír a su compañero.

—Todos son insoportables, ella no lo es.

—¿Cassiel está ocupado? —Michaell preguntó aún con la sonrisa en su rostro.

—No, adelante, espero tengan mejores noticias que nosotros.

Subieron las escaleras hasta llegar a una oficina con la puerta abierta donde el hombre del interior dejo de prestar atención a los papeles que sostenía en la mano para observarlos.

Tenía unos precavidos ojos pardos y cabello castaño claro, como el de Michaell y Gabriel, que enmarcaban el rostro atractivo y maduro de un hombre que había pasado por mucho y sacrificado mucho para estar donde estaba.

—Mis hermanos me han contado un poco sobre ustedes de camino aquí —saludo poniéndose de pie, rodeando el escritorio cubierto de papeles y tazas de café de días anteriores mientras extendía una mano hacia Samantha con una sonrisa forzada en su rostro.

—Soy Cassiel DeWalt.

—Samantha, ellas son Allison y Amelia.

—Tú debes ser la chica que golpeo a mi hermano, estoy seguro que se lo ganó a pulso —estrecho la mano de Amelia con firmeza.

—Claro que no —refunfuño Gabriel cruzándose de brazos.

—¿Cómo sabes que fui yo?

—Mike hizo una buena descripción de ti —retrocedió un poco para sentarse en la orilla del escritorio—. Ahora, mis hermanos también me comentaron que sus amigos podrían estar con los gladiadores.

—¿Gladiadores? — Allison preguntó confundida.

—Aun no les hemos hablado de eso —Michaell se rasco el cuello incomodo—. Creímos que sería mejor si lo veían.

AMELIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora