Capítulo 13

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Elizabeth pateo con rabia los postes de metal corroído de la cerca que rodeaba la escuela y que les habían encargado, o mejor dicho ordenaron, reconstruir, gracias a que un grupo de infectados lo derribo la noche anterior causando un verdadero alboroto.

Se sentía frustrada, cansada y hambrienta.

Cuando no estaban buscando y matando infectados, estaban recogiendo los desechos de los nuevos habitantes o moviendo los cadáveres putrefactos de los experimentos para quemarlos unos kilómetros cerca de los límites de la ciudad.

Sus tareas los mantenían ocupados y fuera de lugar tanto tiempo que llevaba días sin ver o saber de sus hijos. Cameron había sido reubicado hace tres semanas con los exploradores que cada tanto traían miembros nuevos que nunca volvían a ver. Allison por su parte era la asistente personal de William, la mantenía lo más posible a su lado, especialmente cuando estaba a la vista de ella.

Lo único que evitaba que Elizabeth hiciera una estupidez para recuperarla era que Kate no se separaba de ella y que Daniel había encontrado la forma de comunicarse cada dos días con ambas.

Elizabeth continúo golpeando repetidamente los tubos hasta que estos finalmente cedieron y la cerca colapso con un estruendoso golpe al suelo. Al menos podía emplear su rabia para algo productivo mientras ideaba un plan para sacar a su familia de ese lugar.

—Tranquila Amor, los estas poniendo nerviosos —susurró Daniel trayendo consigo un nuevo tubo de metal para remplazar el anterior, haciendo referencia a los guardias armados unos metros lejos de ellos.

Al menos había logrado mantenerlo a él a su lado. Sin Daniel, Elizabeth seguramente habría estado perdida desde el momento en que le arrebataron a sus hijos.

Ella los había criado para ser fuertes, inteligentes e independientes, sí, pero su padre les dio su humanidad, compasión y esperanza en que las personas pueden ser mejor, algo en lo que ella jamás confió, no después de perderlo en aquel accidente. Un par de veces se preguntó si este mundo habría cambiado a su esposo de seguir con vida o lo habría consumido en su intento por salvarlo.

¿Qué habría pensado él de ella después de todas las cosas que había hecho para protegerlos?, ¿La hubiera dejado sacrificarse para que ellos no lo hicieran o se habría sacrificado junto con ella como Daniel?

Daniel. El único hombre que podría haberse arriesgado a enamorarse de ella y ni siquiera sabía por qué.

¿Que fue tan tentador en su destrozada y conflictiva vida para que él quisiera vivir en ella, con ella?

Ese hombre, su hombre, quien nunca pidió nada, no retrocedió cuando le dijo que no quería tener más hijos o cuando sus hijos lo odiaron por ocupar el lugar que aún tenía el fantasma de su padre paseándose por las habitaciones de la casa. Aún con todo eso, él no se fue, no intento ocupar el lugar de nadie, el construyo el suyo a su medida y se quedó.

Fue la figura paterna que Cameron necesito antes de irse a la universidad. El hombre con el que Dereck tuvo que hablar para poder salir con Allison y el amigo que ella necesito para visitar la tumba de su esposo a la que no había regresado desde el funeral.

A él, no sabía cómo pagarle por todo lo que estaba haciendo y amarlo a veces parecía no ser suficiente.

—¿Beth? —Daniel llamó su atención con expresión preocupada, poniendo una mano sobre su hombro.

Había estado llamándola, pero parecía que Elizabeth se había ido kilómetros de distancia lejos de ahí.

—Tenemos que encontrar la manera de irnos —susurró Elizabeth mirándolo a los ojos.

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