Capítulo 29

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Allison estaba recargada en silencio contra la pared, mientras Michaell terminaba de informar todo lo que sabían acerca de Ouroboros.

Decir que estaban sorprendidos, sería una mentira. Amelia les había contado poco a poco el gran poder y dimensión que poseía Ouroboros. A estas alturas no era extraño pensar que estuvieran incluso entre ellos.

Resultaba molesto y frustrante tener que desconfiar de cada nuevo y viejo rostro que encontraban en su camino, pero en ese momento aquello no era, por absurdo e irritante que sonara, la razón por la que Allison estaba enojada.

Su molestia derivaba del simple hecho de que a ella le hubiera tomado meses conseguir que Amelia tuviese la confianza suficiente para contarle su historia y en cambio al chico con el que se estuvo acostando hace poco, y que apenas conocía, de buenas a primeras le soltaba todo.

La cereza del pastel hubiese sido que también le dijera que ella era la razón de que aún no se tuviera una cura, aunque no dudaba que estuviera reservándolo para un mejor momento.

—Creo que sería conveniente que Cass escuchara esto antes de la reunión con los demás grupos —sugirió Gabriel recargándose en el respaldo del sillón donde había estado sentado la última media hora junto a su hermano—. Informarles a todos podría ser una buena idea, pero también haría las cosas más inestables, hoy en día todos desconfían de todos y esto solo provocaría más caos.

—Con la sospecha de espías dentro del coliseo quizás no sea buena idea tener esta conversación dentro de las instalaciones —meditó Samantha cruzándose de brazos.

—Hay una construcción abandonada a mitad de camino entre este lugar y el coliseo por la nueva ruta, podría servir —sugirió Michaell.

Ambos hermanos percibían la desconfianza en el rostro de sus amigos y era comprensible, ellos también serian cautelosos después de todo lo sucedido, pero Michaell esperaba que al menos confiaran en que ellos también querían encontrar la paz y un comienzo en medio del caos en que se había convertido el mundo.

—Vamos a pensarlo esta noche y les daremos una respuesta por la mañana —John se levantó de su asiento después de compartir una mirada con Daniel y Samantha.

Antes que nada, la seguridad de su familia era una prioridad.

—De acuerdo —asintió Michaell mirando a su hermano.

Dando por terminada la reunión, Allison se alejó de la pared sin despedirse de nadie caminando hacia el patio trasero. La oscuridad de la noche apenas era iluminada por las antorchas que improvisaron durante el tiempo en que estuvieron sin electricidad, mientras las cosas con los vivos se tranquilizaban.

El ruido de los animales nocturnos acompañaba al resto de los sonidos provenientes de los habitantes de la Hacienda preparándose para la noche.

Allison se cruzó de brazos frunciendo el ceño cuando una ráfaga de viento despeino su cabello, moviendo las hojas verdes de los cultivos de maíz que se alcanzaban a distinguir bajo la escasa luz.

—Oye, ¿Estas bien? —preguntó Amelia acercándose a donde estaba.

—¿Porque no lo estaría? —respondió secamente.

Una mirada preocupada apareció en el rostro de Amelia.

—Eso no suena para nada a que estés bien, ¿Qué sucede? —se paró frente a ella para que la mirara.

—Nada.

—Allison —insistió.

—¿Porque le contaste todo? —cuestionó apretando la mandíbula.

AMELIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora