―Siento que antes era más fácil cuando existían los castings abiertos y todos iban a la puerta del canal a esperar a que te hagan pasar ―Eugenia plantea y deja la caja abierta de empanadas en el medio de un ataúd como si fuese una mesa―. Las de carne son cortadas a cuchillo y déjenme una de choclo, por favor.
―Pero de tres mil personas quedaban cinco, así que también era complicado ―Candela está sentada en una silla de plástico y envuelve la empanada en una servilleta para no quemarse.
―Llegaban a mirar a todos igual. Ahora ni siquiera me dejan terminar de decir en dónde estudio y las redes sociales son el nuevo casting abierto.
―Hacete tiktoker ―le recomendás parada a un lado, antes de morder la punta de una empanada de pollo y quemarte el paladar al punto que tenés que dejar la boca abierta y tomar aire.
―No es la solución. La mayoría de ellos duran un momento y dejan de funcionar para el público y también para la industria. Yo soy actriz de la vieja escuela, de método, y no quiero estar solo un momento.
―¿Cómo te fue en el casting de la obra? ―recordás.
―Había que bailar ―dice. Las dos presionan los labios escondiendo las risas―. Creo que eso responde cómo me fue ―y apoya los codos en el ataúd para que la crema de la empanada de humita no caiga al suelo.
―Vos pensá que esto es una constante ―decís después de tomar un traguito de agua de la botella de litro que comparten―. Nadie nace logrando nada y lo importante es que no dejes de intentarlo. El arte es muy difícil, Euge. No todos pueden vivir de eso.
―¿Y me lo estás diciendo para que cambie de carrera?
―No, boluda. Para que seas conciente de que eso pasa, así después la frustración no es tan grande. Y también para que vayas a enfocarte en lo que realmente querés... acá las tres estamos muy seguras que jamás hubieras participado de un casting para interpretar a una bailarina si con suerte entendés la coreo del meneaito.
―La otra opción sabes cuál es... ―plantea Candela masticando y limpiándose las migas que caen en su panza―. Pedirle al tío Damián que te contacte ―y Eugenia revolea los ojos―. Bueno, solo digo. Lo tenemos ahí, no estaría mal aprovechar. Mira cómo le consiguió datos a Lali sobre el chofer.
―¿Qué me incluís a mí?
―No quiero nada que me venga de arriba, al menos por ahora. A algunas nos gusta pelearla y otras prefieren la comodidad ―retruca y exclamas un "uh" silencioso. Candela le mantiene la mirada fija y seria, pero Eugenia sonríe malévola.
―Estudio un profesorado, voy a ser madre soltera y soy chiquita, obvio que tuve que correr a pedir ayuda ―mastica con violencia y los ojos se le cristalizan. Son las hormonas del embarazo, no se preocupen.
―Veo que la estás llevando bien ―murmuras con sarcasmo y le acaricias la espalda. Eugenia le alcanza la botella de agua con culpa y Candela bebe bastante largo―. Che, ¿al final qué onda con Andy?
―¿Qué onda de qué?
―No sé. ¿Cómo está?
―¿Bien? ―repregunta dubitativa, con una ceja levantada, no entendiendo el punto.
―Ay ―Eugenia se muerde el labio y esboza una sonrisa―. Me vas a decir que no te diste cuenta.
―¿De qué? ― Candela alterna la mirada en ambas―. ¿Qué cosa?
―Que gusta de vos.
―Ay, por favor ―y agarra otra empanada. La angustia oral le dicen―. Somos compañeros de trabajo, estamos todo el día juntos y nos llevamos bien.

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MAGNETISMO
RomanceEn el juego de atracción, dos polos se rozan, chocan e implosionan en medio de una búsqueda personal. La moraleja es que lo que alguna vez deseamos no termina siendo lo que queremos, hasta que somos capaces de descubrir y atraer lo que realmente nec...