―¡Es buenísimo!
―Lo sé.
―Tiene de todo.
―Lo sé.
―Está genial ―Violeta continúa adulando con los ojos abiertos muy exageradamente mientras lee el artículo que le enviaste por e-mail.
―Lo sé ―y vos seguís confirmándolo con pesadumbre. Le arrastras un mate por encima de la mesa de tu cocina y ella lo agarra sin apartar la vista del texto.
―Gorda, con esto podés dejar a más de uno afuera de carrera. Es una historia que en año de elecciones sirve un montón.
―Sí, pero no la voy a publicar ―decís con seguridad y Violeta levanta rápido la cabeza.
―¿Me estás jodiendo? ¿Por qué?
―Porque no. No quiero involucrar a nadie ―y te analiza con los ojos entrecerrados y la bombilla entre los labios.
―¿Es por el chofer? ―pero no respondes y partís a la mitad una galleta de coco que ella trajo para compartir―. Es por el chofer. No puedo creerlo. Después de todo lo que te costó conseguirlo, de lo que luchaste para tenerlo, ¿no lo vas a publicar porque te gusta el chofer?
―No. No quiero meterlo en el medio de algo que no tiene nada que ver ―y también porque te gusta. Digamos todos.
―Él no está metido, fueron sus padres ―y con un dedo señala la pantalla, justamente la línea del párrafo en donde lo explicas.
―Es lo mismo, Violeta.
―¿Entonces para qué lo escribiste?
―Tenía que hacer algo con todo lo que me contó... ―porque tu mejor manera para crear historias a publicar posteriormente es conociendo las historias reales de quienes te rodean. Lo mismo que hace quien les escribe en éste momento―. Quizás el día de mañana pueda ser una buena ficción o solo quede tirado ahí, pero no pienso llevárselo a Jorge.
―¿Ni siquiera la mitad en un borrador?
―No. Y ni se te ocurra mostrárselo a alguien ―amenazás mirándola de reojo y agarrando el mate cuando te lo devuelve.
―Siento que estás desperdiciando un montón de potencial por el pito de turno.
―Mi potencial no se fue a ningún lado a causa de ningún pito ―respondés seria, casi enojada―. Y tomar la decisión de elegir qué hacer o no con mi trabajo, también es parte de mi potencial. Además, ya tengo otro tema del que hablar.
―Dudo que les interese tanto como éste ―Violeta tiene los brazos cruzados sobre la panza y la mirada en la pantalla de la computadora porque no puede dejar de leer y tampoco puede creer que lo desperdicies así.
―Qué amable que estás. ¿Viniste a boicotearme o a hacerme compañía? ―te quejas. De repente, te dan ganas de echarla y si no lo hacés es porque tenés modales y mamá te enseñó que de casa no se echa a nadie (aunque papá te haya enseñado técnicas para que el otro interprete que debe irse).
―Solo digo que no me parece bien que dejes semejante artículo fuera del alcance de la sociedad ―y baja la pantalla de la computadora para cerrar el tema―. Pero si es lo que crees correcto, está bien.
―Soy respetuosa de quienes deciden qué contar de sus vidas. Es distinto.
―Sos periodista. Eso nunca pasa ―y se ríe de vos, de ella y de la profesión.
―¿Alguna vez me viste hablar de alguien sin su permiso? ¿O de insistirle a alguien en un móvil para que responda una pregunta después de haberme dicho que no? ―Violeta piensa. Y no sé qué tanto tiene que pensar―. Exacto.

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MAGNETISMO
RomanceEn el juego de atracción, dos polos se rozan, chocan e implosionan en medio de una búsqueda personal. La moraleja es que lo que alguna vez deseamos no termina siendo lo que queremos, hasta que somos capaces de descubrir y atraer lo que realmente nec...