27. estoy condenada

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(narrador).

Holly mira con atención la bola mágica con desconfianza , como si algo en su corazón le dijera que no lo haga.

- no puedo hacerlo - dijo la chica en voz baja

- sé que no puedes porque piensas que no es correcto, pero te aseguro que todos deseamos hacer aquello, sobre todo Zeus quién sufre por culpa de esa bola de cristal - Holly no deja de mirar la bola para girarse por completo a ella, como si algo la manejara - le harías un gran favor. Su mundo mejoraría para él y hasta incluso la Reyna celeste te lo agradecería

Holly se acerca un poco más para tomarlo en sus manos y observarlo mejor, sintiendo la mirada de Poseidón atrás quién observa impaciente. Pero Holly pronto no tiene control sobre si misma, lanza la bola de cristal mágica al suelo con una gran fuerza, destrozando el objeto, haciéndose mil pedazos y justo en ese momento Holly siente un gran pinchazo en su corazón. No puede creer que lo que acaba de hacer un segundo atrás.

- ¡¿Qué haz echo?! - preguntó una Hera molesta, entrando al cuarto donde hace sobresaltar a Holly

La chica se gira hacia ella alarmante y preocupada, para ver a una Hera enfadada.

- ¿Sabes lo que haz hecho?, ¡¡Haz llegado muy lejos!!, ¡Esto lo tiene que saber la Reyna celeste! - exclamó Hera frente a ella. Holly niega enseguida al salir de su estupor para ver a Poseidón, quién parece arrepentido. Se da cuenta de que Poseidón le mintió y no era verdad pero eso, ella ya lo suponía - esa bola Magica es algo muy preciado para Zeus

- ¿Qué está ocurriendo aquí? - preguntó celeste al entrar al cuarto con sumo cuidado, impresionada ve la bola Magica en el suelo, en mil pedazos y no puede aceptar lo que están viendo sus ojos

- no es lo que...- se apresura a decir Holly con dolor, pues no quiso hacerlo, entra Zeus impidiendo que ella pronuncie palabras

Él corazón de Holly se parte al ver a Zeus mirar la bola mágica con dolor, un dolor que jamás le había visto.

- no quiso hacerlo aposta, Zeus pero tú sabes que por eso los mortales no son bienvenidos aquí - le dice Hera al Dios del cielo, Holly traga saliva con dificultad sobre todo cuando ve cambiar la mirada de Zeus, se transforma de dolor a irá

Zeus mira a la chica muy molesto y ella teme por lo que pueda estar pensando.

- yo no... no es lo que piensas - intenta explicarse Holly con la mirada de todos en ella, pero la que más le duele es la de él - no sé qué me pasó, pero te aseguro que no fue mi intención, Zeus

- ¡Dime! - le pide realmente enfadado - ¿Por qué lo hiciste?, ¿Lo hiciste tú?

- ¡No fue así!, Escúchame de verdad que no sé que me pasó pero no es como se ve - le pide Holly entre lágrimas - yo jamás haría algo para hacerte daño

- responde - le pide Zeus y ella le mira con dolor, al escuchar sus frías palabras dirigirse a la chica - ¿Fuiste tú?

- Zeus, ¡Yo te amo!, Créeme - Holly le pide en súplica y Zeus llevado por la ira del momento, por haber destruido la bola Magica de su mamá, que era lo único que tenía de ella y lo que representa su valentía, está acabado.

- ¡¿Lo hiciste tú?! - preguntó Zeus alterado y con poca paciencia, Holly se sobresalta al escucharlo

- s-si - respondió ella con miedo, Zeus sólo se da la vuelta sin mirar atrás mientras Holly niega con la cabeza - ¡No es así!, ¡Por favor, Zeus! - le pide ella entre lágrimas, dándose cuenta de que está con la Reyna celeste y Hera pues Poseidón acaba de irse

Ambas la miran con traición a la pobre mortal, aunque Hera está feliz por dentro.

- ¡Tú!, Ven de inmediato a la corte real - le ordenó la Reyna para salir del pequeño cuarto, seguida de Hera.

(Holly).

Miro el frío suelo con tristeza y dolor, nunca imaginé llegar a este momento. Estoy en el suelo de mármol, arrodillada con mis manos apoyadas al piso, rodeada de inmortales importantes y crueles. Ellos discuten lo que acaba de ocurrir.

- ¡Esto es una atrocidad!, ¡¿Cómo te atreviste a tocar la bola apreciada de mi difunta esposa?! - gritó el rey, que por fin conozco y es totalmente igual a su hijo, él parecido de su frialdad y personalidad tan dura. Pero en el aspecto no lo es mucho - llevo años conservando sus recuerdos, para que una incompetente mortal venga a hacer este tipo de cosas - se queja él y yo arrugó mi falda con mis manos, pues esto me pone de nervios

No sé de lo que puedan ser capaces y Zeus no está aquí, seguro está pensando lo peor de mi, quisiera estar con él y decirle que no es así. ¿Por qué no me cree?. Fui poseída. Levanto la mirada para ver a la Reyna al lado del rey, sentados en el trono. Él rey lleva su cabello blanco debido a lo viejo que está, no sabía que también les pasaba eso pero debe haber vivido muchos años. También tiene barba a su alrededor y su mirada oscura me hace bajar la mirada.

- es un crimen muy grande, nunca pensé que una jovencita trajera muchos problemas - dijo fastidiado - primero quedas embarazada del dios del cielo y después esto

- debe ser un castigo severo, señor - le dice Hera a mi lado a unos cuantos centímetros, la miro de reojo para darme cuenta de lo malvada que es. Ahora me doy cuenta que este siempre fue su plan y ahora lo logro, con ayuda de Poseidón que está enamorado de Hera, pero es que ella solo lo utiliza.

- serás llevada a la celda por unos meses, tú día final será cuando des a luz al futuro heredero, mientras tanto vivirás aquí - informó él señor con decisión y aprieto los puños, soltando una lágrima de dolor. No imaginé que sentiría tanta humillación y enojo al mismo tiempo

- ¡Por favor! - le pido al levantar la mirada - yo no lo hice, no fueron así las cosas porque yo ni siquiera sabía lo importante que era, fui engañada su majestad - le explicó en súplica - tiene que creerme

- ¡Esto es el colmo!, No tienes permitido hablar - me calla y niego con la cabeza - llevarla a la celda

- ¡Por favor! - suplico entre lágrimas pero no parece escuchar, siento que le han comido la cabeza por completo. Lo miro con tristeza, pensando que cambiará de opinión pero no. Estoy sola en este mundo, la Reyna quién apoya a Hera y ella que me odia

Cierro los ojos con fuerza para aceptar la derrota, siento a los guardias así que me levanto del suelo para dejarlos que me lleven sin protestar más, pienso que no tiene ningún sentido cuando no les interesa escuchar. Camino con resignación y condenada a esto. Lo que me hace pensar que no quiero que mi hijo o hija crezca aquí, con está gente.

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