Caminamos por el bosque y me quejo porque realmente pensé que iríamos al mercado o algo así, pero no. Sé que me dijo que me pusiera algo cómodo pero me quedé con lo que tengo.
- ¿En el bosque recolectamos frutas? - pregunté al caminar con fastidio, con cuidado de no caerme con una rama o una piedra - pensé que iríamos al mercado o algo así
- no tenemos tiempo para ir al mercado, esto será más rápido y hay un pueblo cerca de aquí donde venden todo, pero hoy no será el día - asegura y lo miro mal por ser tan necio, camina delante de mi y el león igual. Lo miro curiosa porque pensé que me cuidaría y parece cuidarse más él que a mí
- espero que sea rápido... ¿Y crees que sea necesario que el león se quede conmigo? - pregunté con miedo a lo que él león gruñe como si estuviera molesto. Zeus se detiene para verme
- muy necesario, y le gusta que lo llamen por su nombre, tabú - me recuerda y lo miro incrédula
- ¿Quién lo nombró así? - pregunté
- mi madre - respondió él y parece entristecer aunque no se le ve mucho, debido a su expresión dura que siempre intenta ser. Bajo la cabeza apenada
- lo siento, fui grosera - me disculpé y él continúa el camino, lo sigo para alcanzarlo a su lado - me imagino que debió ser una persona amable, ¿Esa noche estabas deprimido por ella? - pregunté curiosa
- no estaba deprimido, ricitos - me dice con un nuevo apodo, que prefiero ignorar. Zeus se detiene al encontrar un lugar adecuado, viendo los árboles de arriba, hago lo mismo al ver mucha fruta en ella pero lo sorprendente es ver cómo los toma con su mano, sin necesidad de mover un sólo dedo, las manzanas van solas a él
- ¿Te vas a quedar viendo todo el tiempo o vas ayudar? - preguntó y susurro molesta para caminar a un árbol - esto se pondrá bueno - lo escucho decir con una sonrisa de diversión en sus labios, me sorprende que ya tiene una canasta con manzanas. Él coloca una manta en el suelo para sentarse a verme, ¿De dónde lo saco?.
Me concentro en mi deber para mover el árbol pero no sé mueve ni un poco, así que le lanzó una roca para que así caigan varias manzanas, protesto molesta al tiempo que lanzo la roca y justo le da a una que cae, la persigo para atraparla pero se va en otra dirección y observo que es Zeus quién se lleva la manzana a su mano, me mira con burla para morder la manzana como si nada
- ¡Eso no es justo!, ¡Esa es mi manzana! - le gritó y niega
- eres un poco lenta ricitos
- deja de llamarme así - le pido para darme la vuelta y ver esa manzana tan difícil de alcanzar, si tuviera esa magia podría hacerlo sin avergonzarme. Pienso cuando siento unas manos en mis caderas, me sobresalto pero pronto escucho la voz de Zeus en mi oído que me tranquiliza y sobretodo intimida.
- relájate, te ayudaré a tomar esa manzana - susurra en mi oído con una voz muy sensual y dulce, me estremece escucharlo tan cerca de mi que prefiero no moverme
De pronto su agarre a mi cintura es con más firmeza y es porque me elevó en el aire, me asombro de repente al dejar los pies de la tierra. E de admitir que también me asusta pero emociona, siento un cosquilleo en mi vientre por la emoción del momento y volteó un poco hacia atrás para ver por el rabillo del ojo a Zeus con una sonrisa.
- extiende tú mano y toma la manzana - me pide y vuelvo mi mirada hacia la manzana que está encima de mi, extiendo mi mano sintiendo como si de verdad volará. La arranco suavemente de la rama y justo cuando la tengo comenzamos a bajar y empiezo a sentirme como una pluma de ave, tan ligera hasta que tocó mis pies en la tierra.
Entro a mi realidad pero aún así sonrío por está nueva sensación y experiencia tan única. Nunca imaginé que estaría aquí y mucho menos que conocería a un dios del cielo. Me giro hacia él cuando suelta mi cintura, su mirada es igual de seria pero sus ojos negros parecen alegres.
- gracias, fue increíble - le agradezco con la manzana en mi mano
- eres una chica hermosa que no puedes dejar de mirar, como si esa sonrisa y mejillas sonrojadas valieran la pena y no se porque - confiesa de repente dejándome sin habla, su mano acaricia mi mejilla con suavidad y siento que se me va el aire, siento que quiero recordar ese beso que tuvimos más que nunca pero no puedo, algo dentro de mi también me dice que me aleje de él y no sé si pueda hacerlo. Su rostro se acerca al mío dónde puedo sentir su respiración chocar contra mi, él roce de su nariz y sentir su aroma, su masculinidad despierta mis ganas, mi respiración se intensifica así que cierro mis ojos acercándome más a él pero pronto siento un aire fresco
Abro mis ojos y él no está, está de espaldas a mi caminando hacia la canasta. Mi decepción llega y me molestó por sentir eso.
- será mejor que recuerdes esto, mientras más alejada estés de mi, menos miseria será tu vida. Un dios del cielo y una mortal jamás podrán estar juntos - garantizo como advertencia, como si supiera que puede crecer algo entre los dos
- ¿Qué hay del bebé?, ¿Ya me estoy involucrando contigo? - pregunté molesta y sigue sin mirarme
- es un error que cometí, prométeme que recordás lo que te dije, que jamás te enamorarás de mi - me pide y parece decirlo muy enserio
- no te preocupes, con tú frialdad no creo enamorarme - aseguré y él parece satisfecho con eso porque sigue su camino.
Tomo el espejo pequeño en forma circular para ver mi reflejo, mis cejas bien definidas y sobre todo con ayuda de maquillaje pero ya no hay rastro de ello, pues lave mi cara y ahora sólo voy a cepillar mi cabello. Dejo el espejo al lado mío en la cama para cepillarme, estoy sentada en forma de indio aún con la cortina abierta. Me detengo al sentir la mirada de Zeus sobre mi y arrugo mi frente confundida.
- ¿Qué ocurre? - pregunté molesta por invasión a mi privacidad
- ¿no deberías dormir? - preguntó y parece molestarle la luz
- puedes apagar la luz, dejaré una vela encendida - le digo
- me sorprende ver qué a pesar de las circunstancias sigas preocupándote por tú belleza - me dice lo que piensa y entonces me detengo nuevamente para verlo
- uno debe verse hermosa siempre, no importa que - lo veo sonreír y sus expresiones son tan diferentes, ahora me puedo dar más cuenta de ello
- yo sólo digo que me sorprende tu actitud, pues te imagine diferente pero me alegra que no te derrumbes tan fácil - comentó y asiento poco convencida
- bueno, tal vez es porque tengo compañía - le digo refiriéndome a él, que está aquí conmigo. Sigo con mi cabello y me hago una cola de caballo, mientras que él se cambia de camisa y no puedo evitar observar su sorprendente cuerpo, tiene unos músculos realmente firmes como si hubiera echo ejercicio pero supongo que es por ser un dios del cielo. Odio admitir que está muy bueno pero lo está y entiendo porque no pude resistirme a sus encantos. Entonces me doy cuenta de que hay una cicatriz en su espalda baja, me preguntó a qué se deberá. Zeus nota mi mirada y voltea hacia mi confundido.
- ¿Cómo te hiciste la cicatriz? - pregunté sin miedo, ignorando el echo de que admiraba su cuerpo
- es una larga historia, Holly - me dice y sonrío con tristeza
- supongo que no somos así de cercanos para contarnos esas cosas - admití para cerrar la cortina y acostarme en la cama.
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Mi mundo eres tú
Fantasíauna joven adolescente jamás pensó que quedaría embarazada pero, mucho menos pensó que quedaría embarazada de un Dios del cielo, a lo que ella le llama Dios griego. El dios griego se hace responsable de ella y el niño que aún no nace, los lleva a una...