cap 7. él peligro de estar sola

34 2 0
                                    

— no quiero dejarte sola aquí en está noche así que intentaré volver pronto — me dice y niego con la cabeza

— no lo hagas, estarás muy cansada y es un camino muy largo — le pido — descuida, estaré bien con tabú, no quiero que te desmayes por mi culpa

— ya pero...

— por favor, no protestes — le pido y ella asiente para sacar verduras de la bolsa

— en ese caso hagamos algo de comida para ti, aún tengo dos horas antes de volver al trabajo — me dice y sonrío para ayudarle a sacar las cosas, trajo muchas cosas saludables

— ¿Por qué tanto vegetal? — pregunté confundida, no es usual en ella

— bueno quiero que te cuides más, ahora que llevas a alguien dentro, es importante hacerlo, Holly — sonrío y ella enciende la mecha de la estufa — y, ¿Cómo te trata Zeus?

— es un poco distante pero no te preocupes, es amable de repente — le confieso para picar la verdura antes de ponerla a coser

— tan frío que se ve — opina igual que yo

— lo sé, pero tiene buen corazón

— cuidado con enamorarte, son de mundos muy distintos — me advierte y entrecierro los ojos molesta por eso

— ya lo sé, mejor cuéntame de ti, ¿Algún hombre que te guste? — pregunté y niega enseguida. Seguimos conversando mientras cocinamos un rato hasta que llega la hora de irse.

Al día siguiente decido que debo ir al mercado pues faltan algunas cositas, eso y que estoy un poco aburrida en casa. Me detengo al ver a tabú seguirme.

— espera aquí, si alguien te ve allá se asustarán y llamarán a control animal — le pido y el gruñe por lo bajo — no tardaré

Me alejo con mi cesta y veo varios puestos con muchas cosas diferentes que venden, hay mucha gente a esta hora de la tarde. Me acerco a un puesto de pequeños cosméticos muy bonitos, tomo uno de ellos pensando que ayer la pasé muy bien con mi hermana a pesar de tener el tiempo contado. Miro el labial de un color rosa con efecto brilloso, decido comprarlo junto con otras más cuando pasan unas  chicas a mi lado casi empujando. Las miro enojada y ellas se ríen entre si, logrando hacerme sentir mal cosa que últimamente no me pasaba, hasta ahora.

— ¡Qué groseras!, ¿Verdad? — dijo la dueña del pequeño puesto de cosméticos — no les hagas caso, sienten envidia porque eres muy bonita — sonrío por ello, un poco apenada

— ¿Las conoce? — pregunté y ella asiente

— esas chicas quieren a todos los hombres detrás de ella, ¿Tu eres nueva por aquí? — preguntó mientras acomoda los cosméticos

— si, es temporal — respondí para darle el dinero de lo que compré. Le sonrío para alejarme un poco incomoda en este pueblo pero veo a un señor acercarse a mi con una sonrisa, en el camino

— ¡Hola!, ¿Estás perdida? — preguntó y noté que está ebrio. Empiezo a temer así que me alejo de él — ¡Ey!, ¡Espera! — gritó y logra sujetarme del brazo, lo miro asustada y molesta porque haga eso

— ¡Suéltame!, Si no lo hace gritaré — le pido con rabia, estamos un poco alejados de las personas pero aún así gritó, estoy segura que escucharán

— relájate, no hay porque estar nerviosa, hermosa — continua y retrocedo saltando me de un tirón de su agarre. Él vuelve a querer acercarse a mi y justo un rugido se hace presente entre los dos, el hombre asqueroso frente a mi se gira y yo sonrío al ver a tabú detrás de él. Se ve furioso y él señor retrocede para salir corriendo como un rayo, empiezo a reír por ello pero enseguida dejo de hacerlo.

— gracias, tabú — le digo feliz de que esté aquí, el león baja un poco su cuerpo y entiendo lo que quiere decirme, quiere llevarme en su dorso. — ¿De verdad tendré ese honor?, Pues gracias — le digo para subir rápidamente y él comienza a andar para llevarme a casa. Le agradezco mucho ya que estoy cansada por este largo día y aún no acaba.

Bajo del dorso de tabú para salir corriendo a las escaleras con mi bolsa mientras le digo.

— ¡Ahora vuelvo!, Te traeré un poco de comida — regreso enseguida para darle comida en un tazón grande. Sonrío al ver que lo disfruta y regreso a la casita para estudiar un poco.

Miro el almasén para hacerme un café, pero hay algo más que llama mi atención y es una botella de alcohol. La tentación me gana y yo sé que no debería, pero no me siento fuerte como para rechazarlo. Estoy muy sola en este lugar, tomo un poco en una copa y la disfruto, miro con tristeza al frente mío en la ventana viendo que aún es de día.

Aún tengo tiempo para dar una vuelta, decido salir con mi botella de alcohol y caminar hacia el bosque, mi amiga me dió la botella de alcohol pensando en que lo necesitaría. Pues ella también nota que algo me pasa. Camino sin saber dónde voy, sólo tengo claro que quiero perderme y realmente ya no se cuanto e bebido.

Lágrimas salen de mis ojos pero me limpio enseguida, negando con la cabeza al recordar a mis padres. Llegó a un lago donde hay una roca, me siento en el para disfrutar del paisaje.

— ¿Por qué mis padres tenían que ser así?, Mira lo irónico de la vida, tabú — le digo a al león que llega a mi lado, sonrío con tristeza pero vuelvo a tomar otro trago para ponerme de pie y acercarme más al lago, observo lo lindo de la naturaleza haciéndome sonreír.

— ¡No todo es tan malo!, ¡Tomando un buen vino y con un buen paisaje! — le digo a tabú levantando la botella pero al hacerlo, caigo de espaldas al lago donde sale volando mi botella.

Gritó del impacto y me doy cuenta lo hondo que está, intento nadar pero me es difícil hacerlo así, siento que pierdo el aire y el agua está por entrar en mis pulmones pero alguien me sostiene en sus brazos, sacándome de aquí de un sólo tirón nos elevamos en el aire, salpicando el agua que chorrea de nosotros al estar encima del agua. Entonces me doy cuenta que estoy aferrada a ese joven, volteo a verlo y es cuando veo a Zeus quién me observa con cuidado.

Sus ojos oscuros parecen demostrar preocupación y eso me conmueve, me carga en brazos como princesa mientras flotamos en el aire y ahora no puedo dejar de verlo, sus facciones siempre tan frías pero se suavizan al ver mi estado lamentable. Una de mis manos deja su cuello que va a su mejilla y no puedo controlar lo que hago en este momento, ni decir nada porque me alegra que esté aquí. Su mejilla está húmeda y un mechón de su cabello gotea por su rostro, limpio con cuidado las gotas y él me observa hacerlo pero empiezo a sentirme un poco débil así que me aferró de nuevo a su cuello.

— ¡Estás loca!, Eso fue peligroso — dice molesto y trago saliva con dificultad — te llevaré a casa, ¡Vamos, tabú! — él nos sigue detrás

— ¿No eres un sueño, Dios griego? — pregunté y él me lleva volando hasta casa sin decir nada

Mi mundo eres tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora