(Holly).
No puedo creer que una vez más sea salvada por el Dios del cielo, me siento en deuda. ¿Debería sentirme en deuda?, Me preguntó cuándo me acerco a la barra por un vaso de agua, pues hace demasiado calor aquí en la cocina y todo eso se debe a qué estamos cocinando los postres. Decidí que está vez me tienen que salir deliciosos los pastelitos, pues tengo que agradecer a Zeus de alguna forma y está es la mejor forma que se me ocurre. Sonia me indico que le agradaría y ahora me está ayudando en la cocina, lo cuál tendré que agradecerle con un pastelito .
- esto ya casi está listo, huele delicioso y sé ve que saldrá bien - comenté impaciente por sacarlos del horno, Sonia sonríe de acuerdo conmigo
- estoy segura de que le gustarán, señorita - me asegura Sonia y sonrío para seguir checando que no se queme
- ¿Qué huele tan bien? - preguntó Afrodita quién entra a la cocina - no sabía que tenías el don de la cocina, querida - me alaga
- no es así, pero practique bastante para que así fuera, en realidad... quiero agradecerle a Zeus digo a su majestad por salvarme - indique y ella sonríe con picardía
- me sorprende, eres la única que le llama así, por su nombre - me informa Afrodita, sorprendida y sonrío nerviosa porque no sé si es bueno o malo - descuida, puedes llamarle así al menos frente a mi y a él. Sobre el pastelito estoy segura que le encantará
- ¿De verdad?, A echo mucho por mi que tenía que agradecer de algún modo, no pienses mal - le pido
- claro que no, pero creo son muy buena pareja y créeme que a mí es imposible ocultar los sentimientos - la miro perpleja, porque no estoy segura de que siento por él - no te sientas presionada, ¿Estás bien?, Lo preguntó por tu desmayo, me enteré de lo que hizo Hera
- si estoy bien, por suerte Zeus llegó por mi a tiempo - Respondí
- eso es bueno, sea lo que sea que te diga Hera no la escuches - me pide y sonrío para asentir. Sonia me ayuda a guardar los pastelitos en una caja, ya que están listos para disfrutarse - escucha, es mejor si lo comen juntos, así sabe mejor
- ya veremos - digo nerviosa y ella ríe, salgo con la caja en las manos para ir en busca de Zeus, supongo que debe estar en su oficina, él siempre está ahí.
Me detengo a mitad del camino cuando veo al Dios del mar venir hacia mi, camina con confianza con sus manos en los bolsillos de su pantalón flojo color azul, que combina con sus ojos y cabello azul. Me mira fijamente para detenerse frente a mi.
- ¿Cómo estás?, ¿Disfrutas tú estadía? - preguntó Poseidón con amabilidad, a decir verdad no parece de esos chicos tiernos, es igual a Zeus con mirada fría pero esté más abierto y con una pizca de niño travieso
- está bien, de echo no me puedo quejar - aclaré y él sonríe de lado con diversión
- supongo que él bebé te hace comer mucho, como esos pastelitos que llevas - lo miro confundida porque sepa que hay en la caja
- ¿Cómo sabes que son pastelitos? - pregunté
- desde acá me llega su olor y tengo un buen olfato- se especifica y asiento entendiendo su punto, es verdad que sobresale un poco el olor a recién horneado
- son para el dios del cielo, quiero agradecerle por salvar mi vida muchas veces - le cuento
- es por lo que pasó con Hera, escuché lo que sucedió y en verdad lo siento porque ella es un poco difícil de entender - me informa - pero puedes llamarme si necesitas un amigo, Holly
- gracias pero no quiero que estén en problemas por mi culpa - digo con una sonrisa, pensando que quizás él sea de los buenos - puedo darte uno, así me das tú opinión sobre el pastelito. No soy muy buena haciendo pasteles - saco uno de la caja
- ¿De verdad tendré ese honor?, Qué amable de tú parte - sonrío para darle el pastelito cuando escucho un ruido detrás de nosotros, al ver al sonido proveniente me doy cuenta que es Zeus. Se marcha enseguida.
- tengo que irme, nos vemos luego - me despido para seguir a Zeus apurada, no quiero perderlo porque este es un buen momento para darle mi regalo.
Camino más rápido para alcanzarlo pero es muy rápido, así que lo llamo y pronto se detiene pero sin voltear, es como si supiera que lo estaba siguiendo. Me acerco a él en medio del pasillo y parece molesto.
- hola, lamento interrumpir tu camino, pareces realmente apurado - hablé frente a él
- lo estoy - aseguro cortante, me sorprende su actitud pero prefiero ignorarlo
- no quiero molestarte pero, quiero agradecerte todo lo que haz hecho por mi, y también cuando me salvaste ayer aunque ya se que es también por tú hijo - le explicó mi gratitud, algo nerviosa
- no tienes que agradecerme - dice para moverse pero le impido el paso, Zeus me mira confundido, con una ceja alzada desafiante
- quiero hacerlo y por eso hice esto para ti - le digo levantando la caja de pastelitos, él mira mis manos y me vuelve a mirar - puedes tomarlos, son pastelitos muy ricos y ya se que piensas que no sé cocinar pero, realmente me esforcé por aprender - le explicó y por un momento creo que veo conmoción en su cara, veo a Zeus con miedo que rechacé mis pastelitos
- creí que eran para alguien más - dijo mientras sonreía, arrugó mi frente pensando a lo que se refiere y creo que habla de él dios del mar. ¿Entonces nos vió?
- no, son para ti - dije para ver el alivio en su rostro y sonrío, entiendo lo que pasa y está celoso - ¿Estás celoso? - pregunté divertida
- no lo sé, quizás - responde confundido y eso me calla, ahora no se que decir ante tal respuesta - vayamos a comer tus ricos postres - me pide tomando mi mano donde la entrelaza y encajamos bien, sonrío para seguirlo a dónde sea que tenga planeado.
No tardamos en llegar a una terraza muy grande, con césped alrededor de una mesita y unos cojines en el piso de mármol, como sombra para el día hay una sombrilla enorme. Miro el cielo que está oscureciendo, momento ideal para comernos los pasteles juntos, camino por unas escaleras pequeñas aún con nuestras manos unidas para llegar al círculo de estar y no estamos solos si eso piensan, su personal que siempre lo sigue está aquí. Zeus le hace una seña para que se vayan y nos dejen solos, se van dejándonos.
- ¿Enserio compartirás tú regalo conmigo? - pregunté confundida y Zeus asiente, toma asiento en el cojín y me indica con la cabeza que haga lo mismo. Incomoda hago lo mismo sentándome frente a él, con una mesa en medio de nosotros donde nuestras miradas se cruzan y no me parece incómodo verlo, si no relajante y tranquilizador como un lugar en el que quieres estar.
- ¿Creí que...
- no pensemos tanto las cosas, estoy cansado de hacerlo y contigo siento que puedo hacer lo que sea - me pide y sonrío enternecida por sus palabras
- de acuerdo - le digo imaginando lo feo que debe ser eso, ser fuerte y respetar las reglas para todo. Al bajar mi cabeza me doy cuenta de la herida en su mano, ¿Cuándo se hizo eso? - ¿Estás bien? - él sigue mi mirada confundido, se da cuenta que le descubrí su herida así que aparta sus manos de la mesa - déjame ayudarte, tengo una pomada muy efectiva para curar las pequeñas lesiones
- no es necesario - se excusa y meneo enseguida, poniéndome de pie para tomar unos pétalos de flores y volver a sentarme - ¿Qué haces? - preguntó con intriga y diversión
- creando una pomada muy buena, eh leído varios libros y en uno de ellos aparece sobre remedios para curar heridas pequeñas - comienzo a explicar, al tiempo que machaco la flor con un pequeño trozo de madera que limpié - cuando era pequeña siempre me caía, me hacía heridas y mis padres nunca tenían remedios o primeros auxilios, así que mi hermana hizo su propio remedio para mí al ver lo torpe que era - conté con una pequeña risa y él sonríe, entretenido con mi historia. Le echo un poco de agua caliente que tenía el té en la mesita blanca, para finalmente mezclar bien.
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Mi mundo eres tú
Fantasíauna joven adolescente jamás pensó que quedaría embarazada pero, mucho menos pensó que quedaría embarazada de un Dios del cielo, a lo que ella le llama Dios griego. El dios griego se hace responsable de ella y el niño que aún no nace, los lleva a una...