cap 4. ¿él león es mi nueva compañía?

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Abro mis ojos al ver la luz del día y protesto por la luz, me levanto al tiempo que froto mis ojos con mi mano y tomo mi celular para ver la hora. Ya es un poco tarde y debo darme prisa o llegaré tarde a la escuela. Le contesto rápido un mensaje a Melissa de que estoy bien, pues ayer no hable con ella para nada.

Me pongo las sandalias y al abrir la cortina veo que no está Zeus en el sofá, me rasco la frente confundida para caminar a la puerta principal. Me sorprende verlo tan tranquilamente de pie, viendo no sé qué, aunque en realidad parece como si se estuviera relajando. Lo analizo de espaldas y cualquiera se enamoraría al verlo de espalda.

Me preguntó a qué hora se levantaría, cierro la puerta con cuidado para ducharme rápido y cambiarme. Me pongo una falda escolar color azul, una camisa blanca con un suéter tejido sin mangas encima de la camisa y unos tenis muy bonitos. Siempre me gusta verme bien así que mi cabello lo arreglo bien, con una diadema azul adornando mi cabello rubio liso. Sonrío al ver mi resultado en mi celular ya que no tengo espejo, tomo una selfie de mi sin mostrar mucho la casita.

Camino a la cocina para preparar algo rico para los dos, pero no sé que le puede gustar a un dios del cielo, hago una avena intentando recordar como lo hacía mi hermana pero pronto se empieza a quemar, gritó preocupada al ver cómo la leche sale del lugar y entonces entra él, siento su mirada pero enseguida lo apaga con su magia

Lo miro sorprendida y él no dice nada, queme lo único que había en la nevera.

— lo siento, quería hacer algo rico para los dos pero no sé muy bien la receta — confesé triste

— está bien, compraremos algo en el camino para que comas — dice y sonrío — no olvides llegar temprano a casa, te llevaré para que conozcas el camino

— ¿No puedo salir?, ¿Vas a darme órdenes? — pregunté molesta

— no sé te olvide que corres peligro y que llevas un bebé mío dentro de ti — me informa y entrecierro los ojos

— ¿De verdad te importa el bebé?

— si, supongo que podría venir más de mis genes que de los tuyos — notifica y abro mi boca sorprendida, ¿Quiere decir que puede nacer como él?, ¿Ser un dios del cielo?

— no lo había pensado — bajo la mirada cuando él se apresura a salir y lo sigo tomando mi mochila — ¡Oye!, ¿Siempre eres así? — pregunté molesta al llegar a su lado pero me ignora, cambiando el tema

— sé que irás al doctor para un chequeo y me parece bien, pero también debo llevarte a mi mundo para que un doctor personalizado te revise

— supongo que está bien, ¿Todos en tú mundo tienen poderes? — pregunté confundida y él asiente — seré una rara para todos ahí

— estarás bien mientras te quedes a mi lado.

      **********

— no puedo creer que te hayan corrido así de feo — comenta Melissa y casi me creo que le preocupa, le conté lo de mis padres — ¿Dónde te estás quedando? — preguntó con intriga

— no te preocupes, encontré un lugar seguro por un tiempo — informé

— ¿Qué lugar seguro?, ¿Y que hay de tu Dios griego?, Ya no te interesa buscarlo

— no, olvídalo enserio que fue cosa de una noche — la veo querer preguntar más así que me despido pronto de ella, sólo le conté que me corrieron por haber echo algo malo pero no me atreví a decirle del bebé, pues me juzgaría, me alejo de la parada de autobuses para hablar con mi hermana

Sonrío al ver que trajo una mochila y supongo son todas las cosas que necesito.

— gracias, eres la mejor — le digo

— ¿Cómo estás?, ¿Zeus te trato bien? — preguntó preocupada

— lo hizo, todo está tranquilo hermana, no te preocupes. ¿Tú no le contaste a nadie sobre Zeus? — pregunté con miedo de que haya echo eso

— ¿Quién me creería si se lo contará?, No le conté a nadie y nos pidió discreción — dice ella para llamar un taxi con la mano — vamos al médico, Holly — asiento para subir al taxi con ella pero antes de hacerlo le pregunto algo que me tiene dando vueltas en la cabeza

— ¿Mamá y papá te preguntaron por mi? — pregunté y en su cara veo dolor y coraje

— lo siento, Holly — se disculpa y asiento para subir al taxi, sabiendo la triste respuesta.

Regreso pronto a casa, a mi nuevo hogar que debo acostumbrarme y no sé si pueda. Está es la vida que menos imaginé de mi y ahora aquí estoy por un error de una noche. Me parece ver muy sola la casita y oscura, me acerco con cuidado y con miedo.

— ¡Zeus! — le llamo por su nombre y no hay respuesta, me detengo cerca de las escaleras al escuchar un ruido, mis manos se aferran a mis correas de la mochila con nerviosismo

Respiro hondo al escuchar un ruido extraño y cuando volteo me sobresalto al ver a un león enorme frente a mi, retrocedo y choco con una roca así provocando mi caída. Miro al gran león que abre su hocico, para gruñir con fuerza haciendo que mi cabello se mueva. Cierro los ojos aterrada por la idea de ser comida por un león y los vuelvo a abrir al escuchar una voz conocida.

— tranquila, tabú no te hará nada — me tranquiliza Zeus detrás de el león y lo miro con duda pero el no se mueve y yo tampoco — parece que no es una buena presentación, tranquilo tabú que ella es la que deberás cuidar — lo calma, acercándose a mi para darme su mano

— ¿Qué dices?, ¿Él me que...— pregunté con miedo sin tomar su mano

— tabú te hará compañía cuando yo no esté a tu lado, él te cuidará de cualquier peligro que pueda haber, ¡Ven! — me pide ofreciendo su mano, nuevamente y la aceptó nerviosa — intenta comunicarte con tabú

¿Comunicarme?, ¿Los animales hablan?

— ¿Me dices que también hablan? — pregunté con extrañeza

— no, pero tabú puede entenderte muy bien y hay otras formas de comunicarse — me informa y asiento — como acariciándolo, inténtalo — me pide estirando mi mano para obligarme a tocarlo, sonrío nerviosa porque desconfío de esto — necesitas calmarte, así no podrás hacerlo — me pide y lo miro mal, respiro hondo al ver que está tranquilo y sentado en espera

Acerco mi mano lentamente a su pelaje para acariciarlo pero justo en eso, vuelve a gruñir con fuerza haciendo que retroceda nuevamente, Zeus se ríe divertido por la escena y pareciera que él león también. Miro mal a Zeus pero enseguida admiro su sonrisa, su risa que pensé no tenía y me sorprende verla. El deja de hacerlo al darse cuenta de mi mirada entonces me observa, siento nervios pero le aguanto la mirada.

— será mejor que te cambies, hay que ir por fruta — informó para marcharse a la casa, lo miro atónita por su cambio repentino.

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