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Di vueltas por la habitación, esperando que aquello que practiqué por años haya funcionado, y al ver a un Damien tan serio entrando en la habitación me di cuenta de que la telepatía funcionó.

La telepatía entre auras, aunque estas sean diferentes, pueden conectarse entre sí con entrenamiento, paciencia y poder, mucho poder.

—¿La reina de hielo? – pregunta Damien al entrar, a lo que la chica se puso de pie y alzó sus manos, preparando su aura.
—No es necesario. – dije, a lo que ella me miró y bajó sus manos, deshaciendo su aura.
—¿Quién eres? – preguntó Damien, llegando frente a ella.
—Rosie, Rosie Tudor...
—Ese apellido me suena... – murmuré.
—María Tudor. – dice Damien, haciendo que lo mire. – Reina de Inglaterra e Irlanda en 1553. – él mira a la chica aún más serio. – La apodaban como Bloody Marie.
—María la sangrienta. – murmuré y la miré.
—Se dice que ella también poseía un aura poderoso jamás visto. – dice Damien, cruzándose de brazos. – Podía absorber todo aura que le era facilitado, lo que era un caos porque ella asesinaba sin parar.
—¿Eres descendiente de María? – la miré y ella solo bajó la mirada.
—Yo... no lo sé. – dice, algo nerviosa y con miedo. – No recuerdo nada sobre mí, solo mi nombre... gracias a ese chico de... aura plateada...
—Alex. – dice Hunter, a mis espaldas.

Por un momento había olvidado su presencia en la habitación, lo que me hizo sobresaltar un poco al escucharle.

—Ese Alex me ayudó con eso... y parte de su aura sigue en mí, lo puedo sentir. – murmura la chica.
—Por eso esa gran mezcla de auras. – dice Lucy.
—No... No lo sé... – alza la mirada hacia mí. – Les juro que no sabía que tenía habilidades especiales hasta que... vi entrar a ellos. – señala a los hermanos Green. – Y yo... me asusté... yo... lo lamento...
—Está bien. – dice Hunter, recibiendo las miradas irónicas de los hermanos, los cuales se comienzan a recuperar de aquella lucha. – Ellos estarán bien, pueden ser un poco molestos, pero son unos gratos sobrevivientes.
—April. – dice Damien, llamando mi atención. – ¿Crees que tus antiguos amigos sigan molestos conmigo? – al decir aquello, yo solo pude verlo con algo de molestia e ironía.
—¿Por irme? Si. – me crucé de brazos. – ¿Ahora quieres su ayuda? – él asintió. – Debiste pensarlo antes de tenerme encerrada por mucho tiempo.

Tras aquello salí de la habitación, sintiendo unos pasos que me seguían hasta que una mano se posó en mi brazo derecho, estirándome hacia una pequeña habitación.

Al estar en ella, la puerta se cerró y él me puso de espaldas a ella, quedando frente a mí.

—¿Qué quieres? – pregunté molesta.
—¿Sigues molesta conmigo? – pregunta Hunter, recargando su brazo a lado de mi cabeza, quedando algo cerca de mí, a lo que yo asentí. – Mira... lo siento...
—Con un lo siento no se arregla nada. – murmuré, evitando su mirada. – Me quitaste la oportunidad de verlos y encima, traicionaste mi confianza.
—Era peligroso... – se acerca más a mí. – Y sobre lo otro... no pude evitarlo...
—Esto no puede seguir. – dije, empujándolo un poco. – No me importa si era peligroso, ellos eran mis amigos y yo estaba lo suficientemente concentrada en mi poder como para no lastimar a nadie. – lo miro con molestia. – No confiaste en mí y encima fuiste un tremendo idiota.
—Yo te amo, April. – se acerca de nuevo a mí, pero yo solo puedo darle una bofetada, haciendo girar su rostro.
—No estamos destinados a estar juntos. – pasé por su lado y antes de salir, dije unas últimas palabras. – Tu lo arruinaste. – murmuré y salí de la habitación.

Al estar fuera de la habitación me recargué en la puerta ya cerrada y suspiré, para girar mi cabeza y ver a una Rosie mirándome a lo lejos, fuera de la habitación en la que se encontraba hace un momento.

[COMPLETA] ✓ AURA: LA REINA DE HIELO II [SAGA AURA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora