[COMPLETA] ✓ AURA: LA REINA DE HIELO II [SAGA AURA]

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Lo abracé a mí mientras sentía la ira emanar de mí, por lo que una pared de hielo se rompió en mil pedazos.

En cuestión de segundos sentí como el fuego nos rodeaba a Alex y a mí, por lo que cerré sus ojos y lo dejé acostado, en el suelo mientras alzo mi mano y me agarro del Ave Fénix, al cual me subo, sintiendo como mi atuendo cambia repentinamente, siendo este rojo intenso con negro.

Mis lagrimas comenzaron a quemarse por el fuego que ahora mismo produzco, lo que pareció asustarle a Rosie y a mis amigos, los cuales me miran a lo lejos.

Sentí el fuego del Fénix rodearme entera mientras me dirigía con rapidez hacia Rosie.

En el aire logré formar una espada de fuego, haciéndome sentir poderosa, realmente poderosa.

Llegué hacia Rosie y en el aire la ataqué con mi espada, haciéndole un enorme corte en su rostro.

Ella cayó al suelo tan débil por mi ataque, mientras retrocedía sin parar, con la sangre recorriendo su rostro, la sangre que en cuestión de segundos fue quemada por el mismo fuego que emana de mi espada.

—April. – escuché hablar a Michael. – Deja que nosotros nos encarguemos de ella.

Pero lo ignoré.

Debía vengar la muerte de Alex.

Ahora mismo, el Ave Fénix me controlaba y yo me dejaba llevar por su fuerza, por su poder que ahora mismo me concede.

Me bajé del Fénix y me posicioné frente a ella, cerrando los ojos mientras tomo con fuerza mi espada, frente a mi rostro.

—Pido a los dioses portadores del Fénix que acaben de una vez con esta miseria y me den las fuerzas necesarias para terminar este sufrimiento. – susurré, sintiendo la ira en mí.

Al abrir mis ojos pude sentir el calor en ellos, lo que hizo que Rosie tenga una expresión de susto total, lo que me hacía sentir más fuerte.

Más poderosa.

Como si su miedo me alimentara.

Alcé la espada y de una vez por todas acabé con la vida de Rosie.

Una explosión de luz nos cubrió por completo, cegando a mis amigos, pero a mí, dándome energía, dándome de alguna manera, vida.

Mi Ave Fénix se alejó volando y se posicionó sobre Alex, desintegrándose encima de él, haciéndose ceniza sobre su cuerpo, lo que me hizo sentir tristeza, pero por lo menos, su muerte no fue en vano.

Volví mi vista hacia Rosie, la cual dejó caer su mano en el suelo sobre un charco de sangre color celeste.

Había acabado con esta pesadilla.

Poco a poco el cielo comenzó a iluminarse ante mis ojos, mostrando el enorme sol que comenzaba a derretir un poco el hielo de fuera.

El castillo comenzó a tomar otro aspecto.

Ahora mismo ya no era de hielo.

Al girar mi cabeza, pude ver a Logan siendo liberado de aquellos tubos, mientras que los demás eran liberados del hielo.

Sentí una mano en mi hombro, lo que me hizo voltear, encontrándome con Michael, el cual entendía mi dolor.

Pero él tan solo me abrazo y yo correspondí a su abrazo, llorando sin parar mientras veía como los demás comenzaba a acercarse al cuerpo de Alex.

Dejé caer mi espada al suelo, haciendo que esta desaparezca, dejando un humo rojizo que se disolvió en segundos.

Me dejé caer al suelo mientras Michael hacía que me aferrara más a él, dejándome sacar todo mi dolor.

Un ruido estruendoso se escuchó por todo el castillo, lo que hizo que me separara de Michael y ambos nos pusiéramos de pie, mostrando nuestras auras, al igual que los demás, en forma de defensa.

Una señora entró por la puerta, portando un vestido de reina color celeste, la cual reconocí al instante.

Es la señora de las visiones de Alex, las cuales sacó de la mente de Rosie.

Ella es a la que llamaban reina de hielo.

Pero de ser así...

¿Quién es realmente Rosie?

Detrás de ella caminó un niño que me resultó tan familiar.

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Comencé a caminar un poco hasta llegar a lo que parece ser una gasolinera que tiene un teléfono público, pero desgraciadamente ocupaba dinero... dinero que ahora mismo no tengo, ya que mi bolso se quedó con mis amigos.

Me tiré al suelo, cansada de caminar tanto y de toda esta situación dramática que estoy viviendo ahora mismo, deseando que alguien pudiese ayudarme.

Y como si de un milagro se tratase, un niño corrió hacia mí hasta llegar justo en frente, el cual me tendió una moneda y al tomarla, volvió a correr hacia un auto con los vidrios polarizados, en el cual se subió y éste arrancó, alejándose de mí.

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Ese niño es el mismo de la gasolinera.

El que me ayudó cuando más lo necesitaba.

—April Evans. – dijo la señora rubia. – Me da mucho gusto conocerte, finalmente, después de tantos años.

—¿Quién es usted? – pregunté, a la defensiva.

—Antes que nada. – miro a las dos chicas que se encontraban ahí.

Había olvidado que Kim y Joy se encontraban en el lugar, lejos de nosotros.

—Arréstenlas. – dijo y varios hombres con atuendos de caballeros entraron por la puerta, tomándolas de los brazos. – Por traición y por desobedecer mis reglas. – las mira. – Quedan sentenciadas a muerte.

—No... – dijo Kim. – Ella nos controlaba y...

Pero la reina las interrumpió.

—Llévenselas. – dijo y los caballeros asintieron.

—Si, reina Claire. – dijo uno de ellos.

—¡Espera! – dije y la reina me miró. – Sé que hicieron daño, pero no merecen morir por un pecado que Rosie cometió.

—Oh, April. – sonrió un poco. – Que bueno que no vives en mi época, porque cualquier traición se pagaba con la muerte.

—Lo sé. – di un paso hacia adelante, dejando a Michael detrás. – Pero esta es la actualidad y si nos permites, nos encargaremos de ellas.

La reina pareció pensar mis palabras, por lo que miró a los caballeros y les hizo una seña, los cuales dejaron caer a las chicas al suelo, las cuales me miraban con agradecimiento.

—Bien, en lo que estaba. – dice la reina, mirándome. – Hace siglos hemos buscado a Rosie, o más bien... Deborah Helicsia II, primogénita del reino Helicsia, hija del Rey Robert M. Fenicsia IV y de la Reina Claire Helicsia I.

Espera.

Si lo que dice es cierto, entonces Rosie... o, mejor dicho, Deborah, es hija de... ¿Ella?

¿La verdadera reina de hielo?

Y como si ella pudiese leer mi mente, asintió.

—Así es. – dijo, mirándome con seriedad. – Deborah es mi hija.

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