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Caí al suelo, siendo sumiso ante los recuerdos que se reflejan ante el enorme espejo.

Viéndome a mí mismo en el suelo, con el aura plateado recorriendo mi cuerpo y teniendo aquel miedo reflejado en mi rostro joven.

A tan solo dieciséis años.

Cerré los ojos y al abrirlos, me encontraba en aquella vieja casa, en la cual no se encontraban mis padre.

Tan solo me encuentro yo, en ésta soledad.

"Tomé la navaja entre mis manos y me apuñalé sin pensarlo, sintiendo la tranquilidad a pesar de tener sangre escurriendo por todos lados, pero esto es lo que le gusta a ella.

A esa voz femenina en mi cabeza.

Que me incita a terminar con todos.

Que me incita a acabar con toda vida humana, por lo que con mi sangre comienzo a crear un especie de ácido que comienza a recorrer la casa hasta llegar al pueblo.

Los gritos de dolor comienzan a escucharse conforme mi sangre recorre cada rincón, convirtiéndolo en una masacre total.

En una masacre pura.

Siendo parte del sacrificio que necesita ella para tener aún más poder del que debería.

Pero aquello no me importa en lo absoluto.

Solo puedo pensar en la satisfacción de mi diosa, de mi protectora, de mi instructora en este mundo tan perverso.

Pero la llegada de mi padre me hace reaccionar, sintiendo como la herida se cierra, pero no lo suficientemente rápido como para que él no lo pudiese ver.

Tan solo veo la decepción en su mirada.

Y sin más, me dio una fuerte golpiza que me hizo caer al suelo, con lágrimas en mis ojos al llegar la culpa por haber asesinado a gente inocente, pero cuando ella me habla, no tengo el control de mí mismo.

Y eso es un grave problema, por lo que mi madre se larga a llorar, abrazándome.

— No sé qué hacer...

Murmuré, llorando sin parar.

— Debes ser fuerte. – dijo mi madre, sin dejar de abrazarme. – Debes luchar contra ella.

Yo tan solo asentí, sin dejar de abrazarla con fuerza."

Mi subconsciente me hizo reaccionar, haciéndome esquivar un aura plateado que comenzaba a llegar a mí, rompiendo el espejo que mostraba mis recuerdos.

Una sombra paso detrás de mí y al girarme no pude ver nada, solo otro reflejo mío en otro espejo que se encuentra en esta habitación repleta de ellas.

Otra bola de aura se dirigió hacia mí por lo que rodé en el suelo, logrando esquivar de nuevo el ataque.

Al estabilizarme preparé mis aura en mis manos, listo para atacar a quien sea que planea acabar conmigo, utilizando un aura similar al mío.

La sombra comenzó a caminar por todo el lugar hasta que aquella silueta se mostró frente a mí, con la oscuridad ocultando su rostro.

—Finalmente nos volvemos a encontrar. – dice la voz masculina que reconocí un poco.

Pequeños recuerdos sobre el ataque fuera de aquel bar, hace años, volvieron a mí.

Un chico de cabello plateado se mostró, esbozando una sonrisa mientras aventaba de nuevo su ataque hacia mí.

Me cubrí con mis brazos, recibiendo el ataque que me lanzó lejos, hacia una estructura de hielo que se encontraba detrás de mí.

Mi espalda terminó chocando contra el hielo, rompiéndolo al instante mientras caía al suelo, adolorido.

—¿Es todo lo que tienes? – pregunté, secando algo de sangre de mi labio.

Al ponerme de pie, él se abalanzó hacia mí y en cuestión de segundos nos encontrábamos en otra dimensión gracias al aura que salió de mí.

Los edificios en esta dimensión comenzaron a girar en el aire mientras nosotros giramos por los aires, haciendo fuerza entre nosotros para poder acabar con el otro, lo que no logramos.

Di un fuerte puñetazo a ese chico y al tenerlo un poco lejos, le lancé mi aura, haciéndolo salir de ésta dimensión.

Al llegar a la siguiente caí a lo que parece ser césped.

Al mirar a mi alrededor vi un bosque diferente al de mi santuario, por lo que comencé a caminar sin rumbo alguno, al pendiente por si el chico me quiere atacar desprevenido.

Lo que sucede.

Pero por suerte, logré esquivar su ataque y lanzarlo lejos, de nuevo, regresando al edificio de los espejos, pero ahora, en algún piso más superior.

Miré al chico en el suelo, quejándose un poco de dolor mientras limpia la sangre de su labio.

—Hagas lo que hagas, no lograrás llegar a ella. – dice él, tosiendo un poco mientras se pone de pie.

—¿Dónde está?

—Tus sentimientos terminarán asesinándola. – dice él, evitando responder mi pregunta. – La gente como tú no conocerá la verdadera felicidad.

—Dime donde está.

—El sacrificio será lo que salvará su vida. – murmura, haciéndome enojar.

Cerré mis ojos y comencé a sentir como mi aura poderosa emana de mi cuerpo, recorriéndome entero, haciéndome sentir aún más fuerte.

Mis ojos comenzaban a arder tanto, por lo que los abrí y alcé mis manos frente a mí, formando una enorme esfera plateada, hecha con mi aura, la cual comenzó a levantar cada objeto que se encuentra en la habitación.

El rostro del chico se mostró asustado, realmente asustado, mientras retrocede, alejándose de mí y es que ahora mismo, la ira me recorre, lo que me hace ser tan poderoso.

Lo que me hace sacar mi poder destructor.

Al tener la esfera brillante tan enorme, no dudé en lanzarla hacia el chico, haciendo que éste sea lanzado por los aires del edificio, rompiendo la pared y siendo lanzado más lejos.

Bajé mis brazos y me acerqué al enorme agujero de la pared, sintiendo como el aura sigue en mí, lo que me hace sentir tan fuerte, tan recuperado del daño que recibí anteriormente.

A lo lejos pude ver un enorme castillo de hielo.

Algo dentro de mí me decía que ahí puedo encontrar a April.

Sé que ella debe estar ahí.

Retrocedí un poco, agarrando distancia para poder correr hacia el borde del edificio y así impulsarme con mi aura, en dirección hacia el enorme castillo.

Siendo un chico con el aura plateado cubriéndole y dejando una estela en el camino, como una enorme cometa.

—Iré por ti. – murmuré y cerré mis ojos, dejándome llevar por mi aura.

Confiando en mi habilidad.


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[COMPLETA] ✓ AURA: LA REINA DE HIELO II [SAGA AURA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora