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Sentí como mi respiración comenzaba a fallar un poco tras aquella noticia que nos acaba de dar la reina de hielo.

—¿Eres una... reina? – preguntó Amber y la reina asintió.

—Reina Claire Helicsia I, esposa del Rey Robert M. Fenicsia IV, que en paz descanse. – se acerca a mí. – Portadora del dragón de hielo, una criatura extremadamente extraña que yacía en aquellas épocas cuando yo nací, hace siglos.

Fijé mi vista en el niño y ella pareció percatarse de aquello.

—Thomas M. Fenicsia I. – acarició el cabello del niño. – El único hijo de Robert, de su relación pasada.

—¿Cómo es que sigue siendo un niño? – preguntó Michael, a mis espaldas.

—Por una maldición. – lo miró Claire. – Provocada por el Rey Arthur Vidicsia III, él odiaba a este pequeño niño, porque iba a ser el heredero del reino Fenicsia. – mira al niño. – Reino que fue destruido por ese mismo Rey.

—Estoy perdida. – dice Jade, a lo que la reina la mira. – ¿Qué hace aquí y porque todo sigue así?

—Oh, me disculpo. – dice Claire. – Yo lo arreglo.

Ella sacó su aura con tanta facilidad y con un solo movimiento pude ver por la ventana del reino como la ciudad se descongelaba, al igual que la gente, la cual comenzaba a mirarse los unos con los otros, confundidos y con miedo.

Desde aquí se podía sentir a la gente.

El castillo comenzó a verse como aquellos de la antigüedad, lo que nos sorprendía.

Su aura se desvaneció y fijó su vista en el cuerpo de Alex, que se encuentra tirado, por lo que comenzó a acercarse a él, pero yo fui más rápida y me interpuse entre ellos.

—No te acerques más. – dije, mirándola con seriedad.

—Lo querías. – dijo, mirándome como una madre mira a su hijo.

Ella pasó por mi lado y con su aura lo elevó, rodeándola de un cristal celeste mientras comenzaba a murmurar algo por lo bajo.

Al terminar, ella se giró hacia nosotros.

—Está listo para irse. – dijo y se alejó de Alex.

El cuerpo seguí en el aire, por lo que ella se acercó a mí, tomando mi muñeca y mirando aquella rosa, a la cual le pasó la mano encima, haciendo que ésta se transforme en un pequeño árbol con rosas azules.

—Nos veremos luego. – dijo y salió junto con el niño, Thomas.

—April... – escuché la voz de Max, por lo que me giré.

El cuerpo de Alex parecía estar congelándose conforme más se encontraba en aquel cristal hecho por la reina.

Pero eso no me preocupaba.

De hecho...

Me hacía sentir aliviada.

No sé si es por la confianza que suelo tener en la gente, pero, siento que Claire no pretende hacer nada malo con él.

Algo dentro de mí me lo dice.

—Debemos irnos. – dijo Edward, ayudando a Logan a apoyarse.

Amber corrió rápidamente hacia Logan, el cual se encontraba cubierto con la chaqueta de uno de los chicos, al haber tenido su torso descubierto.

Y sin más, sorprendiéndonos a todos, tomó su rostro con sus manos y lo besó frente a todos.

Él, confundido y nervioso, cerró sus ojos, dejándose llevar por el momento tan inoportuno, pero mágico para ambos.

Al separarse, ella le sonrió ampliamente, mientras que él se encontraba algo atónito.

—Me gustas. – dijo Amber, mirándolo con sinceridad. – Sé que piensan que soy engreída y pesada, pero estoy realmente enamorada de ti y no puedo seguir ocultándolo más. – traga saliva, nerviosa. – Hoy casi te pierdo y no puedo permitir que te vayas sin siquiera saber que tienes a alguien que te ama con locura.

Pestañeé varias veces tratando de comprender la situación que se presenta frente a todos y los demás se encuentran igual que yo.

Es algo que nadie se esperaba, ni siquiera Logan, el cual sigue igual que antes.

Pero es que...

¿Amber enamorada de Logan?

¿Amber y Logan? ¿Logan y Amber?

Y es que, Amber, la chica más egocéntrica, presumida, malvada y que encima traicionó su confianza, resulta estar enamorada de Logan, el chico más noble, tímido, inteligente y lindo.

Todo lo contrario, a ella.

No pude evitar mirar a Alex.

Él quería estar conmigo.

Él me amaba y yo fui tan tonta, tan ciega que no pude notar aquellas miradas que me lanzaba.

Aquellos piropos.

Aquellos momentos en los que casi nos besábamos.

En muchísimas ocasiones.

Estos pensamientos comenzaron a afectarme, haciéndome sentir débil, lo que pareció notar Tess, la cual puso su mano sobre mi hombro.

—Vamos. – dijo ella, a lo que asentí.

Las criaturas que anteriormente nos perseguían ya no se encontraban, habían desaparecido del todo como aquella Reina con el niño y los caballeros.

Todo desapareció.

La ciudad estaba como antes, como si nada hubiese sucedido.

Pero la gente estaba confundida y al vernos salir del castillo y caminar un poco, todos nos vieron, sobre todo a Alex, que se encontraba flotando dentro del cristal de hielo, color celeste.

—Déjenmelo a mí. – dijo Logan

Su aura se podía distinguir un poco si prestabas atención, ya que ésta no tenía color, era como... invisible.

De pronto todos cayeron al suelo, terminando desmayados frente a nosotros y sé que los que se encuentran lejos también.

Un ladrido se escuchó por el lugar y de pronto, Fénix, mi perro, llegó corriendo hacia nosotros, saludándome tan efusivamente, lo que me hizo sonreír.

—Cuando despierten no recordarán nada de esto. – dijo Logan y todos asentimos.

Terminamos bajando unas escaleras hasta alejarnos por completo del castillo.

Por fin todo había acabado.

Por fin, la pesadilla terminó.


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[COMPLETA] ✓ AURA: LA REINA DE HIELO II [SAGA AURA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora