5

1 0 0
                                    


Desperté exaltada, mi respiración se encuentra tan agitada y al tocar mi cuello, éste comienza a doler, con el más mínimo contacto.

Lo que me hace pensar en lo que sucedió en ésta... pesadilla.

Si es que se puede llamar así.

Pero lo extraño es que es tan real, lo fue.

La puerta de la habitación se abre y yo me sobresalto, cubriéndome con mi manta con miedo a lo que pueda suceder, pero solo se encuentra Alex.

Si es que realmente es él.

—Ya nos vam...

—¿Quién eres? – pregunté, interrumpiéndole, lo que le hizo confundirse tanto.

—No entiendo...

—¿Eres realmente tú? – pregunto, con la manta cubriendo hasta la nariz.

—Soy el auténtico Alex. – dice él, girando en su mismo eje, con una sonrisa dulce.

—¿Estuviste aquí antes? – bajo un poco la manta y él frunce el seño.

—No. – se acerca a mí. – April, ¿estás bien?

—Yo... tuve una pesadilla... es todo. – suspiro bajando la mirada hacia mis manos.

—Ven aquí. – extiende su mano y yo la tomo, con confianza. – Sabes que puedes confiar en mí. – me ayuda a ponerme de pie, quedando frente a él, lo que me hace alzar mi mirada al ser tan alto.

—Lo sé. – suspiro. – Es solo que... no sé cómo explicarlo y... me da miedo que algo malo suceda...

—Si algo sucede, recuerda que tú no estás sola. – dice, tocando mi mejilla con sus nudillos, mostrando esa suavidad y delicadeza como si yo fuese una muñeca de porcelana.

—Alex...

—Puedes contarme lo que quieras. – sonríe de lado. – Aunque sea la cosa más estúpida e imposible de creer, yo creería en tus palabras.

Yo solo pude ruborizarme ante lo que me dijo, mientras que él simplemente se acercó a mí y con delicadeza me abrazó, ejerciendo una ligera presión que me hacía saber que realmente estaba conmigo.

Yo sentí las lágrimas salir sin parar mientras me aferraba a él, lo que hizo que él me estrechara con mayor fuerza, dejando que me termine de desahogar en sus brazos.

Tras un largo rato en silencio de no ser por mi llanto, él se separó de mí y con sus pulgares secó un poco mi rostro.

Esperaba que dijese algo, pero prefirió hacer algo aún más increíble.

A mi lado pude ver su mano a la altura de mi pecho, de ahí comenzó a salir un aura color plateado, pero algo en él era diferente.

Podía ver un poco de humo del mismo color rodeándolo.

Él me miró con una sonrisa en su rostro mientras que yo no podía apartar mi mirada de su increíble habilidad.

Y para continuar aquella emoción que sentía en éste preciso momento, él comenzó a hacer pequeños círculos con su aura, haciendo que ésta comience a rodearnos, haciéndome sentir muchísimo mejor.

Al girar mi cabeza en dirección hacia la habitación, justo detrás de mí, pude ver un ciervo en ésta, corriendo sin parar alrededor de nosotros, lo que me hizo reír un poco, de felicidad.

Alcé la mirada hacia él y pude ver una expresión que jamás había visto en él, lo que me hizo sentir a mi corazón yendo con rapidez.

Él me hizo un gesto para que volviera a girar mi rostro, lo que hice sin chistar y pude ver como ya no se encontraba mi habitación, ahora mismo podía ver un enorme bosque tan hermoso.

Los pájaros podían escucharse cantar y podía sentir el aroma fresco de la flora, haciendo todo aún más perfecto.

Él me hizo caminar hacia lo profundo del bosque, pero me detuvo en cierto tramo y me hizo verle, la sonrisa en su rostro no se había ido, lo que me hacía sentir tan feliz.

Vi como Alex comenzó a mover su mano hacia mí, haciendo que me mire a mí misma, notando como mi atuendo comenzaba a cambiar.

De un atuendo cómo para estar entrenando, terminé teniendo un hermoso vestido largo y rojo brillante con tonalidades plateadas, lo que es característico en él.

Teniendo partes de ambos en un solo objeto.

Sé que él hace todo esto por mí, por mi felicidad y eso de verdad lo agradezco enormemente, porque solo Alex puede hacerme olvidar de los problemas que se tienen día a día.

A lo lejos comencé a escuchar agua, como si perteneciera a una cascada, una enorme cascada que no está tan retirada de nosotros.

Yo miré a Alex con emoción y él no se quedó atrás.

Sin más, tomó mi mano y juntos corrimos, siguiendo el ruido relajante del agua, hasta finalmente llegar a un enorme lago con una gran cascada, teniendo el agua azul con toques plateados, siendo realmente hermoso.

Él soltó mi mano y yo no dudé en acercarme aún más, viendo unos peces nadar en esa bella agua, por lo que me dejé caer al suelo, contemplando a las mariposas volar a mi alrededor.

Cerré mis ojos y de nuevo, pude respirar ese aroma fresco, combinado con el agua limpia del lago.

Al abrirlos la vista seguía igual, haciéndome sonreír de nuevo con una felicidad extrema.

Acerqué mi mano al agua, con la intención de tocarla, pero al hacer contacto, sentí como ésta comenzó a quemarme, por lo que la retiré inmediatamente, mi mano.

Al girar mi mano pude ver una rosa negra dibujada en mi muñeca a la cual le faltaba un pétalo y al momento de apreciarla con claridad, otro pétalo cayó, deshaciéndose conforme caía.

Me giré con miedo hacia donde se encontraba Alex, pero éste no mostraba presencia alguna.

—¿Alex? – pregunté, temerosa mientras me ponía de pie.

Escuché un movimiento a mi lado, por lo que me giré con rapidez, pudiendo ver como unos arbustos comenzaban a moverse sin parar, como si algo se encontrase escondido.

—¡¡ALEX!! – grité, sintiendo como mi muñeca me quemaba por dentro.

Me tiré al suelo sin dejar de verla mientras que con mi otra mano me la sujetaba con fuerza, haciendo muecas de dolor por aquel fuerte ardor en ella.

Otros tres pétalos cayeron, haciéndome caer y gritar de dolor, lo que hizo que una onda de fuego se expandiera a mi alrededor, pero ésta pareció contenerse por algo plateado.

Al desaparecer, vi a un Alex realmente asustado mientras corría hacia mí y se tiraba a mi lado.

Yo caí por completo al suelo, cayendo desmayada en sus brazos.

Lo último que pude ver fue a Alex y a una mujer detrás de él, portando un vestido largo celeste, que nos miraba con seriedad.


****

[COMPLETA] ✓ AURA: LA REINA DE HIELO II [SAGA AURA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora