13

1 0 0
                                    


Abrí mis ojos, tosiendo un poco con dolor, al haber sido embestidos por el aura de hielo, que comenzaba a rodear la camioneta entera.

Al acostumbrar mi vista hacia el panorama, pude darme cuenta de que nos encontramos dentro de mi aura, el cual salió sin pensarlo para que pudiera protegernos al haber sido expulsados de la camioneta al momento de girar en ella.

Poco a poco comencé a sentir como comenzaba a hundirme en el suelo de aura, viendo como el hielo comenzaba a cubrirnos alrededor de mi escudo protector.

Al mirar a mi alrededor me di cuenta de que Michael, April y Fénix se encuentran conmigo, desmayados a excepción del perro, el cual se encuentra llorando un poco y se le nota desesperado por salir de aquí.

—Lo sé, Fénix. – hablé y el perro me miró. – Yo también quiero salir de aquí.

Miré hacia arriba y la capa de hielo comienza a ser gruesa, por lo que, si no me apresuro, nunca saldremos de aquí y terminaremos muriendo.

Alcé mis manos y utilicé toda mi fuerza posible para poder salir.

Mi aura salió disparada hacia arriba, rompiendo la gruesa capa de hielo y en cuestión de segundos, salimos disparados dentro de otro escudo de mi aura que nos cubrió por completo, igual que antes.

Al estar encima miré hacia todos lados, pudiendo ver la ciudad desierta.

La familia que hace un momento vi, ya no se encontraba, solo podía ver polvo en el suelo, lo que me hizo sentir una presión en mi pecho.

—Descansen en paz. – murmuré.

Noté como el hielo subía lentamente por el aura, así que cerré mis ojos y pensé de nuevo en mi lugar especial.

Haciéndonos entrar en aquel bosque que tanto me tranquilizaba.

Mi santuario.

Al abrir mis ojos quité mi aura que se congelaba y alcé mis manos en dirección hacia Michael y April, formando con facilidad una especie de camilla flotante que me ayudaría a llevarlos hacia un lugar más seguro.

Me acerqué a April y tomé su mano, sintiendo una descarga eléctrica que recorrió todo mi cuerpo.

—Te ayudaré en esto. – murmuré. – Siempre he cumplido mis promesas, a excepción de una... pero créeme que ésta si se cumplirá. – di un pequeño beso en su mano y la solté.

Comencé a caminar mientras llamaba a Fénix, el cual se encontraba jugando con mariposas, pero al escuchar mi voz, se detuvo y comenzó a seguirme.

Tras caminar un rato terminamos llegando a una cueva, por lo que posicioné a ambos en el suelo y al salir, comenzó a caer un poco de agua.

—Quédate con ellos. – miré a Fénix, el cual lanzó un ladrido, entendiendo mis palabras. – Ya regreso.

Me acomodé mi chaqueta y corrí un poco lejos, tomando ramas y hojas secas que me podrían ayudar para hacer una fogata.

Con mi aura las envolví para que no se mojasen con la lluvia que comenzaba a caer fuertemente, por lo que regresé a la cueva rápidamente y dejé las cosas en el suelo.

Ni Michael, ni April han despertado, por lo que suspiré y me agaché un poco, tomando las cosas que recién traje del bosque, para intentar hacer fuego.

Sonreí un poco al ver un poco de humo salir mientras hacía fricción con las ramas, pero una fuerte ráfaga de aire entró e hizo desaparecer aquello que comenzaba a lograr.

—Demonios. – dije, borrando la sonrisa de mi rostro.

Solté las cosas y terminé sentándome en el suelo, para luego aventar una piedra hacia ellas, pero al momento del impacto, el fuego salió de las ramas, lo que me hizo retroceder algo asustado.

—No te asustes. – dijo una voz al fondo de la cueva, por lo que me giré y pude ver a un chico rubio acercándose un poco. – Olvidaste que estás con dos personas cuyas auras son de fuego. – se sentó cerca. – ¿Qué sucedió?

—Nos atacó esa chica. – dije, lanzando una rama hacia el fuego. – Y logré hacernos salir de ello.

—¿Dónde estamos? – preguntó, mirando la cueva.

—En una cueva. – dije, siendo obvio, a lo que me miró con cierto sarcasmo que me hizo reír un poco. – Estamos en un bosque, muy lejos de todos. – volví a lanzar una rama.

—¿Qué tan lejos?

—Estamos en una dimensión áurica. – dije, sin dejar de ver el fuego. – Nadie más puede entrar aquí, a menos que tenga mi aura.

—¿Tu aura es tan poderosa? – preguntó Michael y yo asentí.

—Tengo la habilidad para controlar las dimensiones. – lanzo otra rama. – Mi familia y yo somos los pocos descendientes de este poder.

—¿Tu familia?

—Lamentablemente murieron y yo terminé huyendo de la "maldición", así que me convertí en músico. – suspiré. – Pero aun no sabía de mi aura. – mentí, pero eso no pareció notarlo.

—¿Cómo te enteraste?

—Yo salí de un bar, después de haber tocado algunas canciones con mi banda. – sonreí de lado, recordando aquella época. – Y al querer ir a casa me atacaron... Una chica de cabello gris y un tipo fornido a su lado.

—¿Ellos te hirieron? – preguntó y asentí con la cabeza.

—Después de atacarme noté una rosa. – dije, mientras alzaba mi manga derecha. – Cuyos pétalos iban cayendo poco a poco. – miré la rosa que aun posaba en mi antebrazo.

—¿Cómo es posible? – preguntó, tomando mi brazo y viendo aquella rosa

—Nadie ha podido curarme. – murmuré, mirando a April. – Y tengo miedo qué esto le pase a ella.

—Pero han pasado años. – dijo él y yo volví a asentir.

—Eso no me lo han podido explicar. – suspiré. – Lo que sé, es que quizá no sobreviva por mucho tiempo más.

—Si lo harás. – dijo y lo miré. – Quizá Tess o Edward sepan algo...

—Ellos deben estar congelados. – suspiré. – Cameron no ha podido hacer nada para ayudarme, así como no habría podido hacer nada para ayudar a April... – bajo la manga de mi chaqueta. - Creo que mi problema es similar al de ella.

—Saldremos de esto. – dijo él y lo miré. – Sé que así será.


****

[COMPLETA] ✓ AURA: LA REINA DE HIELO II [SAGA AURA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora