Epílogo (Volumen 1) ─ La leyenda del Dios de la Espada comienza

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Finalmente llegó el día queridos lectores.

Llegamos al final del volumen, el epílogo.

Este volumen fue el primero de muchos, no sé, unos 20 quizás.

Espero que les haya gustado, pero no termina aquí la cosa.

Nos queda aún el SS, curiosidades y notas de autor.

¡Sin duda en este cierre verán cómo se tomará la historia ahora que terminamos con la introducción!

Así es. Este volumen es solo de introducción a su mundo y para el protagonista.

A partir del próximo volumen entramos al real prólogo.

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Cuando desperté, sentí una agradable sensación en mi boca.

Era cálida.

Como si una suave humedad me invadiera.

Abrí mis ojos y me llevé una sorpresa.

─Buenos días.

─Buenos días.

Mary estaba encima de mí y me besaba con pasión.

La saludé y ella me devolvió el saludo.

Nuestras lenguas se retiraron.

─ ¿A qué vino eso?

─Dijiste ayer que querías despertarte de un modo agradable, ¿no?

─Se me ocurrió esto. ¿Te gusta?

Ha pasado una semana desde que Mary y yo somos novios, ya entramos a noviembre, falta poco para terminar el año.

Ella se levantó, no sin antes poner su gran trasero en mi entrepierna.

─Esta parte también se despertó. ¿Debería ocuparme de él?

─Nunca es malo uno temprano.

Tal y como esperaba, la sensación del cuerpo femenino es lo mejor.

Podía tener relaciones sexuales con Mary cuando quisiéramos.

Pero debido a lo bien que se siente me hace olvidar a veces mi misión.

Debo dejar de pensar con mi parte baja y enfocarme en mi objetivo.

Dejaré de bajar mis pantalones todos los días, empezando desde mañana... aunque eso dije ayer.

─ ¡Ahhh! ¡Se siente muy rico!

Luego de terminar, Mary fue a lavarse para quitarse lo que dejé dentro de ella.

Al bajar al comedor, no había nadie.

Los clientes habituales están ocupados recolectando materiales para armas ya que la época de apareamiento de conejos metálicos llegó.

Fui a la cocina y vi a Shannon.

Estaba preparando el pan.

Me acerqué por detrás de ella y la abracé.

─Kyah.

─Buenos días.

─Cielos, no me asustes así.

La ambición del Dios de la EspadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora