Capítulo 22 ─ Dios Mago

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El penúltimo capítulo mis queridos lectores.

El próximo es el capítulo final antes del epilogo.

Debido a lo largo que me quedó, corté cosas, las pondré en un interludio y SS.

Disfruten el capítulo, porque desde aquí comenzamos realmente la "trama" de esta historia.

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Lentamente movía mis párpados y una luz brillante me cegó un rato.

Mis ojos se acostumbraron a la luz y observé el entorno familiar en el que me encontraba.

─Ah. ¡Luvia-sama! ¡Alice-sama!

─ ¡Vengan rápido! ¡El Maestro despertó!

Escuché pasos agigantados acercándose.

─ ¡Regulus!

Gritaron dos chicas que rompieron una puerta de madera.

Levanté mi parte superior del cuerpo, pero me dolía demasiado.

Observé como gran parte de mi cuerpo estaba cubierto de musgo verde, era lo mismo que tenía Cedric en su cuerpo.

Esto ayudaba a recuperarme más rápido ya que aceleraba la regeneración celular.

Luvia me abrazó sin previo aviso.

─ ¡Tonto! ¡Tonto! ¡Tonto! ¡Tonto!

─ ¡Eres un gran tonto!

Me llamaba tonto sin dejar de abrazarme con fuerza y sus lágrimas manchaban mis mejillas.

Alice, por otro lado, me miraba fijamente sin decir una sola palabra.

Aun con Luvia apretándome con su abrazo, quise saber el resultado.

─ ¿Qué pasó?

Lidvia respondió muy animada.

─ ¡Ganó! ¡Usted Maestro ganó de una forma asombrosa!

─ ¿Gané?

Tengo un vago recuerdo de estar dentro de algo similar a entrañas de pescado muerto.

Es verdad.

─ ¿Qué pasó con la teocracia?

─Muertos. Todos están muertos, no hay rastro de ellos por ningún lado, podemos estar a salvo ahora.

Me respondió Alice luego de tomar asiento.

─Me parece bien. Ahora ya no hay peligro alguno.

Eso pensaba hasta que recordé a alguien que faltaba.

─ ¡La ciudad está siendo invadida por esas cosas!

─ ¿Dónde está Nero?

Alice tomó muy relajada un sorbo de su té que le preparó Lidvia.

─Primero cálmate.

─La ciudad está bien. Usé uno de mis familiares para que fuera a observar.

─Sin duda atacaron esas cosas. Hay grandes cuerpos congelados siendo destruidos y quemados.

─Sobre ese sujeto... se fue.

─ ¿Se fue? ¿Así sin más?

─Es mejor que se fuera sin hacer nada que jurar venganza.

La ambición del Dios de la EspadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora