Epílogo (Volumen 2) ─ Princesa

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Mis queridos lectores, finalmente llegamos al cierre del arco, pero no del volumen.

Duró mucho este volumen para ser pocos capítulos en comparación con el volumen anterior.

Hay mucho que decir, pero como siempre lo diré en mis notas, esperen con ansias las curiosidades.

Además, debido a la demora (problemas de salud más que nada) tuve que demorarme mucho en subirlo.

Pero en compensación les daré un maratón de capítulos ya que tengo todos los restantes listos.

Disfrútenlo y como siempre, espero sus reseñas u opiniones al final.

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Estaba despertándome cuando de repente sentí una sensación suave y húmeda en mi boca.

Abrí mis ojos y me llevé una grata sorpresa.

Mary estaba dándome nuestro habitual beso de buenos días.

Al percatarse que abría los ojos, ella retiró su lengua.

─Buenos días.

─Buenos días. ¿Ya te sientes mejor?

─Estoy totalmente recuperada, ¡mira!

Nos hemos quedado en la mansión del conde Hamilton hasta recuperarnos por completo.

La ciudad ya volvió a la normalidad, pronto las tiendas y negocios volverán a abrir.

Regresaremos hoy mismo en la tarde al pueblo para ver nuestras cosas y que Shannon reciba el dinero por su propiedad.

Abracé a Mary y quise besarla de nuevo, ella puso sus dedos en mi boca para evitar besarla.

─No, no. No haremos nada divertido hasta regresar a casa... bueno, nuestro nuevo hogar.

─ ¡Eh! Espera, ¿debo aguantarme hasta entonces?

─ ¿Y si toma semanas o días encontrar nuestra nueva casa?

─Te esperarás. Es tu castigo por causarme tanto sufrimiento por tu culpa.

Ella se levantó y salió de la habitación con una sonrisa burlona.

─Nos vemos en el desayuno~.

─ ¡Espera, Mary! ¡No puedes dejarme así!

Fui corriendo tras ella para suplicarle al menos que use su mano.

Después de desayunar, el conde nos dijo la hora en la que partiremos.

Muchas más personas irán con nosotros, por supuesto, no a nuestro pueblo, pero iremos en carruaje desde la ciudad donde embarcaremos y luego a casa.

Luego de desayunar, dije que iría a dar una vuelta, pero era mentira.

Solo busqué la oportunidad para ir al bosque.

Hoy era mi despedida con las chicas.

Por eso, tenía que hablar con ellas sobre lo sucedido con Alzel.

Llegué a la casa de Luvia, por alguna razón había maletas afuera, incluso varias cajas enormes y pequeñas.

La ambición del Dios de la EspadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora