Capítulo 33 ─ Destello Relámpago

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Espero que hayan disfrutado de principio a fin este arco y más aún todo lo que involucró con Regulus.

De nuevo, este es el vol. final y una pena que todo tenga que terminar aquí.

Pero espero que lo hayan disfrutado como yo al escribirlo.

Este capítulo se disfruta plenamente usando esta canción de fondo. De hecho, esta canción es la inspiración para el título.

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—Te lo encargo.

Russell le dijo esas palabras, y Tyler usando toda su energía restante fue directo a luchar contra Erzeberg.

Russell se preparó para lanzar su ataque más poderoso.

Primero guardó su katana y luego comenzó a respirar e inhalar.

Los recuerdos de su maestro vinieron a él.

Fue hace una década, él entrenaba en la isla de los cerezos, Amiya.

El jovenzuelo Russell usaba una yukata y estaba sentado junto con un anciano mientras asaban pescado en una fogata.

—Russell, has logrado convertirte en un buen discípulo.

—Gracias, maestro.

—No. No digo en serio, no di ningún tipo de fe en que un extranjero como tú pueda lograr todo lo que exigí.

—De hecho, eres tonto por creer que correr desnudo gritando y siendo perseguido por la aldea era parte del entrenamiento. Jajaja.

Sus siniestros pensamientos no se dejaron esperar.

Vejestorio de mierda. Juro que me las pagarás.

El anciano dejó de reírse y le dio un pescado con sal a él.

—Pese a todo mi rechazo hacia ti. Lograste convertirte en un buen discípulo, nunca creí que el niño que encontré en una bolsa flotando fuera alguien de quien me enorgullecería.

— ¿Qué hay de Kangaku, maestro?

—Él es un buen chico, pero muy rebelde. En cambio, tú, eres muy fácil de manipular.

Más venas aparecieron en su frente.

—Para mostrarte que realmente te aprecio, te daré esto. Extiende las manos y cierra los ojos.

Russell lo hizo muy dudoso.

Donde sea otra vez una anguila lo voy a golpear.

Algo pesado estaba en sus manos.

Abrió sus ojos y observó que la katana de su maestro estaba en sus manos.

Sus ojos se dirigieron a su maestro para pedir una explicación.

—Tokishima es una buena arma. Fue forjada para atacar a gran velocidad. Por ello te enseñaré mi mejor técnica.

—Russell, esta técnica debes enseñársela a alguien de confianza.

—Es el vínculo entre maestro y discípulo. Estoy seguro, que encontrarás a alguien que te vea como una figura de enseñanza y un padre.

—Ahora observa y recuerda.

La ambición del Dios de la EspadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora