14. Videollamada, parte 1

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14. Videollamada, parte 1

Cómo no enamorarse de alguien
que llega para quedarse,
aún sabiendo que eres
un completo desastre
- Kelvin Clarus

Lilith Greco

Se extendió el silencio entre nosotros, creando un ambiente un tanto incómodo. Trevor se removió en el sitio, mordiéndose la comisura del labio.

—Ya sabes, los rumores.

Alcé una ceja.

—Nadie sabe nuestros apodos.

Trevor se mordió el labio inferior, aparentemente avergonzado. Me sorprendía verlo así. Quiero decir, no lo conocía mucho, pero no se cortaba ni un poco.

—Todo el mundo habla de vosotros, ¿bien? Me encanta las cosas que hacéis —bufó—. Además, os vi ese día. Cuando el barco.

Me tensé, eso significaba que había visto como matamos a ese hombre.

»Me parece increíble —soltó, relajándome un poco—. No voy por ahí contándolo, se me ha escapado.

Solté un suspiro. Una prueba, tenía una prueba.

—¿Cuántas ganas tienes de ver el mundo arder?

Pareció sorprendido por mi pregunta.

—Muchas.

Apreté los labios. Es lo que tocaba, una pista y ganas de matar toda la mierda de este mundo.

—¿Cuál es tu color favorito?

Frunció el ceño, notablemente confundido. Dominic alzó las cejas, también un tanto fuera de sí.

—El marrón, ¿por qué?

—Bienvenido a La Manada, Trevor —le sonreí—. Ahora, tenemos que irnos a mi casa. Habrá una reunión y le pediré a la cachorra que te consiga un pasamontañas.

Abi iba a matarme algún día. Menos mal que me ama.

—¿A tu casa? —inquirió Dominic, casi nervioso.

Evité sonreír. Qué lindo.

—Sí, puedes llevar a Eclipse.

Él asintió. Les pasé mi dirección y caminé hasta mi coche. Aproveché para enviarle un mensaje a Abi antes de arrancar. Puse un poco de música y conduje con tranquilidad.

Cada vez éramos más, y realmente me gustaba puesto que significaba que éramos más los que queríamos destruir el sistema corrupto que mandaba. Pero otra parte de mí sentía bastante incertidumbre, La Manada era una familia, y meter a gente nueva en la familia siempre era complicado.

Cuando llegué a mi casa, Trevor y Dominic aparcaron detrás mío. No me había metido en el aparcamiento porque ellos no encontrarían sitio ahí.

Les sonreí, Eclipse miraba todo con ojos curiosos, y los encaminé hasta el ascensor. Pulsé el botón del piso de Abi y Trevor aprovechó para hacerme preguntas durante el trayecto.

Delirio (LM #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora