16.Diferente
Voy a decirte algo: los pensamientos nunca
son honestos. Las emociones, sí
- Albert CamusLilith Greco
Cuando nos separamos del beso, mi respiración estaba agitada. Abrí los ojos, para mirar los suyos. Tan grises que parecían negros.
Su respiración también era irregular y sus ojos continuaban enfocados en mis labios, que debían estar hinchados y rojos. No parecía estar dispuesto a decir nada, así que tomé la iniciativa.
—Duerme conmigo —le pedí.
Él alzó sus ojos a los míos de inmediato y una pequeña sonrisa casi sádica se dibujó en su rostro. Entonces volvió a besarme y me hizo subirme sobre su regazo.
Aún besándome y con las manos aferrándose a mi culo, nos levantó y le indiqué el pasillo a mi habitación con el dedo. Él caminó con pasos seguros, sin trastabillar o dudar, y nos adentró en mi cuarto antes de dejarme sobre mi cama.
—Llevo esperando esto desde que te vi en la puerta de esa clase —murmuró contra mi boca, empezando a bajar los besos por mi cuello—. Tengo tantas jodidas ganas de hacerte mía, luna.
Sonreí ante el apodo, jadeando cuando alzó mi camiseta y me la sacó por la cabeza, dejándome en sujetador rojo. Miró la tela sobre mi pálida piel mordiéndose comisura del labio.
—Amo tanto cómo se te ve el rojo —gruñó, llevando su boca a mis pechos.
Sacó uno del sujetador y metió mi pezón en su boca mientras que masajeaba el otro aún tapado por la tela. Me mordí el labio para no chillar cuando me sentí desfallecer.
¿Acababa de tener un orgasmo solo por su boca en mi pezón? ¿Eso realmente pasaba y no era un invento de la literatura erótica?
¿Qué? Puede que haya leído algún libro de Ava.
Lo sentí sonreír sobre mi pecho y lo soltó, haciendo que un pop resonara en el silencio del cuarto. Me miró a los ojos, su pupilas completamente dilatas, y empezó a bajar de nuevo. Cuando su boca llegó al borde de mi pantalón, enganchó los dedos en la cinturilla y lo bajó junto con mis bragas rojas.
No es que hubiera ido a conjunto por si pasaba algo, es que la mayoría de mi ropa interior era roja.
Su boca viajó a mi clítoris y dejó un beso ahí antes de volver a subir.
—¿Me pongo condón? —me preguntó— Quiero decir, por si no usas métodos anticonceptivos o por si no te sientes cómoda.
Lo corté con un beso.
—Sin condón, tengo una ligadura de trompas y estoy limpia. ¿No tienes ninguna ETS, cierto?
—No —aseguró—. ¿No eres muy joven para una ligadura de trompas?
—¿Qué tal si me follas y luego te lo explico?
Se rió sobre mi boca, besándome, antes de meterse en mi interior con fuerza. Gemí, encantada.
Bombeó, entrando y saliendo de mí sin ningún tipo de piedad. Amé eso.
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Delirio (LM #3)
Storie d'amoreLilith era la que llevaba el control. Siempre. ¿Qué pasa cuando lo pierde a manos de el padre de su alumna favorita?