06. Salida
Ella es lluvia, no de la cual te
refugias sino de aquella en la que bailas
- Ron IsraelLilith Greco
No sé por qué hice eso. No debería haber hecho eso.
Sin embargo, esa noche dormí abrazada a su chaqueta y con el calor picando entre mis muslos por haberle entregado mis jodidas bragas.
Maldita sea, Lilith.
Recité un poema sobre las estaciones para los niños, mientras que ellos repetían. Siempre pensé que enseñar con rimas o canciones era mejor, tanto en niños como en adultos.
De echo, en la universidad solía hacer canciones sobre los temarios. Los idiotas de los chicos siempre se burlaban de mí por eso.
Cuando llegó la hora de salida, no quise abrir la puerta. Tuve que hacerlo, por supuesto, y tragué saliva cuando mis ojos se enfocaron en Dominic. Estaba apoyado en la pared, mirando algo en su teléfono con atención.
Los niños no tardaron en irse con sus padres y respondí un par de preguntas sobre materiales que debían traer o deberes que tenían que hacer.
Dominic se acercó a mí cuando la multitud se dispersó, Eclipse se despedía de Axel con un abrazo mientras que la madre del niño conversaba con otra mujer.
—Hola —saludé.
—Hola —me devolvió el murmullo.
Nos quedamos en silencio durante un par de minutos, ambos tensos. La incomodidad parecía crecer por segundos y me arrepentí enormemente de mi comportamiento del sábado. Demonios, era la profesora de su hija, se supone que debía demostrar ser alguien sensato.
Pero no, la señorita inteligente tenía que darle sus bragas.
No aparté mis ojos verdosos de la tormenta gris oscura de su mirada. El tampoco. Sus ojos se veían cansados, era como si llevara una carga con él todo el tiempo. Una carga que solo desaparecía cuando miraba a su hija.
¿Cuál es la carga que no te deja dormir, Dominic?
¿La madre de Eclipse, tal vez? ¿Algún trauma de la infancia? Ser hijo de Thomas Harris no es fácil. ¿Algún secreto que te atormente? ¿Qué, Dominic?
—Sigo sin ser bueno en esto —comentó, haciendo que el ambiente se relajara. Sonreí un poco.
—Ya, yo a la luz del día tampoco soy buena.
—Supongo que tendremos que vernos por la noche, entonces —alzó un hombro—. ¿Qué tal si paso a buscarte a las nueve?
¿Cómo? ¿Estaba proponiéndome salir?
—Claro, pero... ¿A dónde se supone que vas a llevarme?
Sonrió de lado, una mueca leve.
—Ya verás. Ponte ropa cómoda.
Asentí, agradeciendo la instrucción mentalmente, y luego Dominic se fue a buscar a su hija. Ya había dejado de hablar con su amigo y nos miraba apoyada en la pared casi con una sonrisita sádica.
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Delirio (LM #3)
RomanceLilith era la que llevaba el control. Siempre. ¿Qué pasa cuando lo pierde a manos de el padre de su alumna favorita?