Epílogo

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Epílogo

Podrán cortar las flores, pero no
podrán detener la primavera
- Pablo Neruda

Lilith Greco
Seis meses después

Caminé sola, sin nadie que me entregara o me acompañara, por el altar.

Mi vestido rojo, en una copia de la idea de Abi, se arrastraba por el suelo blanco.

Todo era blanco, la decoración e incluso los trajes de los invitados, a excepción de Nic que iba de negro y yo de rojo.

Nic, mi Nic.

Estaba en el altar, esperándome y sus ojos brillaron con puro amor. Supongo que los míos se veían igual.

Vestía un traje negro, camisa negra y con una rosa roja en el bolsillo delantero que resaltaba. Sus ojos, tan grises, solo se enfocaban en mí. El resto del mundo no importaba, nunca lo haría.

Puse mi mano sobre la de él al llegar a su lado, manteniendo una sonrisa suave. El juez frente a nosotros nos saludó y comenzó la ceremonia.

Admito que ni siquiera lo escuché, mis sentidos estaban completamente centrados en el hombre con el que estaba casándome.

Mi hombre. El jodido amor de mi vida.

—Sí quiero —las palabras de Nic me sacaron de mi estupor.

—¿Lilith Greco, acepta amar y respetar a Dominic Harris por el resto de sus vidas, hasta que la muerte los separe?

Hasta que la muerte nos separe.

—Sí quiero.

—Puede besar a la novia.

Los aplausos resonaron con fuerza, pero solo pude centrarme en los labios de Dominic posándose sobre los míos. Me besó con intensidad, pasión y amor. Fue uno de esos besos que te demostraban todo.

El jodido mejor beso de mi vida.

—¡Viva los novios! —chilló Ava.

Reí por lo bajo, separándome de los labios de mi esposo y sonriendo.

—Siempre tuyo, señora Harris.

—Siempre tuya, señor Harris.

Cinco años después

Fruncí el ceño, mientras corría detrás de Killian, uno de los trillizos del Trío Calaveras, para conseguir las pinzas de cocina que él había agarrado para salir corriendo.

Esos bastardos del Trío Calaveras habían tenido cinco hijos. Dicen que buscaban a la niña, pero yo creo los gemelos adoraban ver a Abi embarazada. Además, no ayuda que el primer embarazo de la cachorra fueran trillizos.

Toma, premio.

Los otros dos trillizos, Calix y Aaron jugaban entre ellos a empujarse o algo así. Para tener cuatro años, eran unos brutos.

Como sus padres, supongo.

Runa, la hija de Ava y Ash, era más tranquila y estaban jugando con Ambrose, el otro crío del Trío Calavera. Ambos tenían dos años, así que no jugaban mucho, solo estaban ahí haciendo el tonto.

Delirio (LM #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora