Capítulo 20

11 2 0
                                    

Cumpleaños

Segunda Parte

—César... —me quedo inmóvil al verlo.

—¿Lurdes?  —dice cerrando un poco sus ojos.

—¿Qué haces aquí? —pregunto nerviosa

—¿Él? — arruga la frente.

—Es un amigo... el cual necesitaba ayuda —digo rápidamente.

—¿Ayuda?, ¿con la puerta cerrada?

—Si... se peleó con su pareja la cual es mi amiga entonces lo estaba...ayudando —respondo intentando armar la frase en mi cabeza.

—¿Pareja?, estaba seguro de que tú lo eras —responde descaradamente la persona que ahora pasa su brazo por mis hombros atrayéndome hacia él.

—¿Qué? —César alza un poco la voz.

—No le hagas caso —saco su brazo —Le gusta hacer bromas, podrías ir bajando enseguida voy —le doy una mirada de querer matarlo.

—¿Es tu novio?

—Soy Gabriel mucho gusto, ¿tú eres? —le ofrece la mano con una sonrisa.

Gabriel —marco bien su nombre ahora que lo dijo —Mejor baja.

—Ven conmigo.

—Baja —le ordenó, se da cuenta que no es un buen momento de jugar por mi voz y la forma en que asiente.

—No tardes —deja un beso en mi mejilla. —Permiso— pasa por al lado de César que tiene la mirada en mí.

César se quedó en modo estatua, no ha hecho ningún movimiento y sé que nada de lo que diga en este momento lo creerá. Tampoco nadie creería que dos personas en un baño no tan grande estén solo hablando, cuando lo puedes hacer fuera de él. Explicaciones no debo darle, aun así, me hace sentir mal verlo de esta manera.

—No es lo que estás pensando.

—¿Tu labial se corrió solo? —está molesto.

Me quedo en silencio.

—¿Con él estás?, ¿por eso ya no te gusto?

—Es por tu novia César.

—Contesta, ¿estás con él?

—No volveremos a ese tema nuevamente, terminaremos mal.

—¿Te hace sentir como yo?

—Mejor bajemos —intento moverme.

—Contéstame Lurdes, ¿te gusta que te toque?

—No, no me hace sentir... lo mismo que tú, ¿contento?

—¿Vas a seguir besándolo? —toca mis labios con sus dedos limpiándolos. 

    Muerdo uno de sus dedos cerrando los ojos.

—¿Qué deseas Lurdes? —mete su dedo a mi boca—¿Quieres que te baje esa maldita falta aquí mismo?

—De... deberíamos... ir a la habitación —le susurró.

Lleva sus labios a mi boca pasando su lengua por ellos, me muerde lentamente mientras cierro los ojos de placer al sentirlo. Empuja mi cuerpo despacio para cerrar la puerta con su mano libre. Lo pesco de la camiseta para sentirlo más cerca y tan solo con eso ya estoy mojada.

—Bésame —le exijo.

—¿Dónde? —besa mis labios suavemente bajando ahora mi cuello ¿Aquí? —siento su mano en uno de mis pechos, me muerdo mis labios —¿Quieres que siga bajando?

—Ss... Si. 

Intenta sacarme la camiseta y lo detengo. 

—Estoy sin nada —le comento.

Se muerde el labio, me muestra sus dedos para enseguida entender a lo que refiere, le diría que solamente yo he sido capaz de darme placer a mí misma sin que me diera asco, pero ahora dejaré que lo haga, necesito sentirlo, aunque sea de esta manera.

Busca mis labios y vuelve a besarme, me sube rápidamente mi falda y pasa sus dedos por encima de mi ropa interior. Mi cuerpo se contrae ante su contacto, los mueve desde arriba hacia abajo, a veces se detiene donde sabe que...

—Ce...César por favor —apenas se siente mi voz.

Lentamente aparta la tela, veo cómo se lleva los dedos a su boca mojándolos, para luego introducirlos. Busco sus labios para ahogar mis gemidos que me hacen temblar, sabe cómo hacerlo, aprieto mis manos con fuerza a los costados del lavamanos del cual nos estamos apoyando, mis gemidos se descontrolan.

—¿Todo bien? —pregunta.

No responde solo me termino en sus dedos mordiendo su hombro con fuerzas. Mi respiración está muy agitada y el sudor baja por mi frente, dejo caer mi cabeza en su pecho recuperándome unos segundos. 

—Lurdes

— ¿Sí? 

— ¿Estás con él?

—No.

—¿Te gusta?

—No lo tengo claro —prefiero ser sincera.

—¿Dejarías que te tocara como yo? —toma mi cara.

—No creo. 

—Mierda.

—No quiero bajar, ¿nos podemos quedar aquí un rato, antes de volver? —busco su pecho.

—Nos pueden ver —acaricia mi cabello —Tampoco...no quiero verte con ese tipo —besa ahora mi cabeza.

—Todo es tan difícil César...sin tan solo pudiéramos... —entierro más mi cabeza a su pecho, suspirando.

—Lo vamos a solucionar Lurdes, quiero estar contigo —me abraza con fuerza.


Me hubiera gustado que Gabriel hubiera sido como se mostraba...

Tu mirada dentro de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora