Tu mirada dentro de mí

Capítulo 25

Funeral

Todos me dicen que el decir adiós es parte del vivir. Es difícil aceptarlo cuando se trata de una parte importante en tu vida.

Cuando el dolor profundo te quema por dentro y tu mundo se derrumba por completo de un momento a otro y la niebla emocional se hace presente, me pregunto si seré capaz de sobrevivir o si me ahogare en ella.

Las piezas de tu interior que fueron construidas con ayuda de la persona que ahora se encuentra en otro plano terrenal, piden auxilio a gritos, pero el grito no sale y las ganas de escapar toman el contorno de mi cuerpo, deseando cerrar los ojos y no volver abrirlos nunca más.

Veo a las personas recordándola como alguien que iluminaba el camino de todo aquel que la conocía, las entiendo siempre iluminó mío hasta el último día.

La sonrisa más ligera.

El corazón más noble.

Él te quiero más profundo.

El día y la noche en tu compañía.

Como el sol y la luna

Siempre iluminabas mi camino.

Todo fue rápido y el funeral también, tiempo para procesar todo no tuve hasta ahora que me encuentro sentada en mi cama con la mirada perdida por el ventanal mientras veo a los pájaros pasar.

—Te traje agüita —Matilde se sienta a mi lado.

—Gracias.

—Me quedaré contigo estos días.

— No es necesario, debes ir por tu trabajo o hacer tus cosas, estaré bien —le aseguro.

—Me puedo ir desde aquí y luego volver, quiero estar a tu lado

Asiento.

— Sabes que te amo mucho, ¿verdad?

Estos días no me salen las palabras, todo aquel que se me acercaba para darme sus condolencias, sólo recibían de vuelta un gracias, tengo todo tan confuso dentro de mí.

—Si quieres hablar aquí estoy.

—Gracias Matilde.

—Todos se fueron, solo está tu madre junto a una amiga.

Silencio.

—César estaba preocupado, le dije que estaría contigo para que fuera a descansar y luego te llamará, por si te estás preguntando.

—Puedes... dormir conmigo abrazándome... por favor —le pido susurrándole, necesito de su compañía, siempre ha estado conmigo sobre todo en los momentos más complicados y sin necesitar respuesta ella solo está presente, me hace sentir protegida.

—Te amo amiga.

Las lágrimas comienzan a salir.