Matilde entra a la tienda mientras estoy limpiando el suelo.—Para que saludar, si nos vimos todo el fin de semana —dice irónicamente.
—Te lo iba a contar, gracias por cubrirme.
— ¿Cuándo lo ibas hacer?, ¿cuándo te hablará yo primero?
Silencio.
—Tienen que terminar con lo que sea que tengan.
—¿Por que tendría que hacerlo, ¿por que me lo dices tú? —me sorprendo de mi molestia.
—Se va a casar Lurdes, se va a casar, no puedes estar metida al medio, te va a romper el corazón.
—Lo tengo claro.
—Creo que no, te fuiste a la playa con él.
—Hace unas semanas atrás no te importaba, cuando le pedías ayuda o nos veías juntos, ¿que cambió ahora?, ¿te gusta solo a ti estar con alguien y yo debo estar sola? ¿Qué tan egoísta eres?
—¿Dime, crees que está enamorado de ti?
—Me lo dijo.
—También te dijo que se casará este fin de semana.
—¿Qué?
—¿Te dijo que me mandó la invitación? o solo fueron palabras bonitas.
—No te creo nada Matilde, deja de mentir, lo haces para que me separe de él —le grito perdiendo la paciencia.
—Para con esa actitud y escúchame, esto no está bien, César no te quiere.
—Cállate.
—Lurdes por favor soy tu mejor amiga, la que siempre te apoyo en todo, no quiero verte sufrir como me vas a decir que soy egoísta cuando soy la primera en dejar todo de lado por ti.
—Lo llamaré —busco en mi bolsillo el teléfono mientras mis manos tiemblan.
—Anda llámalo, a ver quién te está diciendo la verdad, hazlo Lurdes —se cruza de brazos.
Llamando César
—Hola.
—¿Te casas este fin de semana? —se me quiebra la voz.
Silencio.
—¿Me escuchas?
—Te lo iba a contar, pero...
—¿Cuándo mi mejor amiga me viniera a decir que la invitaste?
—Adri me lo pidió y...
—Eres un asqueroso, repugnante... lo peor de esta vida —lloro.
—Escúchame esto terminará lo antes posible, déjame ir a contarte todo, no es como crees.
—No quiero saber nada de ti, nada, ¿me escuchaste?, NUNCA MAS.
Corto y salgo corriendo lejos de aquí, no pienso en nada más que escapar, busco un bar al cuál entrar, necesito olvidarme de toda esta mierda. Mi cabeza va a explotar, ya no entiendo absolutamente nada y tampoco quiero hacerlo, quiero un trago.
Entró al bar, se me hace conocido llego a la barra sentándome y pido el trago más fuerte que tengan. Menos mal que no me piden identificación, mi teléfono vuelve a sonar, lo ignoro antes que lo quiebre tirándolo lejos.
Le doy un trago desesperadamente, las personas a mi alrededor me miran mientras conversan. Pobre muchacha deben pensar, si gente estoy de acuerdo con ustedes solo doy lastima no se preocupen, por eso mismo me tomaré todo lo que sirvan para olvidarme de quien soy.
Me pregunto si realmente merezco todo esto, desde pequeña me convertí en una mentirosa, egoísta y mala persona. Le mentía a la persona que siempre busco darme todo para que nada me faltara, el cual trabajó duro para que su hija se fuera de vacaciones con esa clase de madre que lo engañaba con varios tipos a la vez. Siempre acepté que merecía todo ese castigo, todos esos golpes, esas palabras y ese odio de mi hermano. Debería haber muerto cuando me lo propuse, ahora entiendo a César su elección quien se quedaría a mi lado si tendría que dejar de existir.
Me tomo de un viaje el nuevo vaso que me dejan encima.
—Aquí estás —escucho la voz de David, la única persona que me ha querido de verdad.
—Déjame —intento levantarme.
—Vas borracha y son recién las seis de la tarde, Lurdes.
—Anda yo puedo irme sola.
—Déjame ayudarte.
— ¿Cómo supiste que estaba aquí?
—Trabajo aquí.
—Por eso se me hacía conocido este lugar, oye ese trago está buenísimo deberías probarlo.
—Otro día, ahora vamos
—Pasa mi brazo por detrás de su cuello y el por mi cintura, caminamos hacia la salida para subirnos al taxi que nos está esperando.
— A mi casa no por favor —le ruego.
—Vamos a la mía tranquila.
Apoyo mi cabeza en su hombro buscando su mano para entrelazarla con la mía, me sigue el juego y siento algo que va subiendo por mi estómago, espero no vomitar. Lo escucho suspirar y pasa su pulgar en forma de caricia por mi mano, me estremezco.
Dicen que en la vida tenemos dos amores. El primero pasará de forma pasajera en tu vida, puede estar a tu lado años, meses o un segundo y el segundo es con el que pasarás el resto de vida. El primero es tu verdadero amor y el segundo es el amor que crees merecer.
David
Mi compañero de trabajo me llamó contándome quien estaba en el bar enseguida supe que algo estaba mal, ella no actúa de esta manera. Lurdes no es la misma hace meses, está apagada y sus crisis han venido con más frecuencia. Mi hermana me dijo la última vez que todo se encontraba bien, que no preocupara, que ella estaba saliendo con alguien y la estaba haciendo feliz. Fue entonces cuando entendí que las esperanzas se habían esfumado y era momento de buscar mi propio camino, lejos de ella. Ahora mirándola entiendo que siempre he sido un cobarde por no admitir mis sentimientos como aquella vez cuando elegí a mi hermana mientras mi corazón gritaba por su amor.
Cuando teníamos diez años nos encontrábamos jugando en el patio de su casa y me dio su mano justo fue en ese instante cuando la sentí dentro de mí por primera vez.
El primer amor nunca se olvida y yo a ella no la olvidare.
ESTÁS LEYENDO
Tu mirada dentro de mí
RomanceCuando una persona nueva llega a tu vida por más que no quieras todo tu mundo se comienza a mover. Las mañanas son menos complicadas al levantarte, el sabor del café es más intenso y cuando vas a toda prisa porque el autobús te deja, comienza a sona...