二十五

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El gimnasio metropolitano donde se llevaría a cabo la competencia internacional de natación estallaba de gente. Las noticias habían volado como el viento y Haruka no podía dejar de sentirse nervioso al respecto, al igual que quienes habían corrido a la Bahía de Odaiba.

Buscaba a su hermana por todos lados, siendo que había sido notificado varias veces que ya tenía que estar preparado para competir debido a que su carrera era una de las primeras, pero entre los nervios, la ansiedad y preocupación, su cabeza estaba a punto de estallar.

Rin, por otro lado, se mantenía sereno y preparado a diferencia de Haruka. Aunque su corazón estaba igual de ansioso, intentaba mantener la compostura que Haruka no conseguía, pues esa competencia podía definir el futuro de ambos, y al mismo tiempo su cabeza no podía dejar de estar preocupada por Narumiko.

— Estoy seguro que no vendrá aquí primero, deberías preocuparte por tu carrera. —le repitió Ryuuji por quinta vez, Haruka hizo oídos sordos. Estaba furioso porque cuando vio el nombre de su hermana en la lista de competidores que abrían la ceremonia con la carrera en mar abierto, supo que él había tenido algo que ver— Oye... —lo tomó por los hombros obligandolo a mirarle— ¿Qué vas a hacer cuando la veas? ¿Llorarás? ¿Vas a regañarla y decirle que no lo haga, que es peligroso? —Haruka tragó pesado— Confía en ella, no te das una idea de lo mucho que ha trabajo estos meses, tanto mental como físicamente. La Narumiko que vas a ver en esa pantalla no es la misma, no tienes de que preocuparte.

El azabache se sacudió de entre sus manos y dando un pesado suspiro se fue a cambiar rápidamente para llegar a tiempo a ver la ceremonia de apertura en aquella pantalla.

Si por él hubiese sido, se hubiera ido directo a Odaiba a verla con sus propios ojos, asegurarse que iba a realmente estar bien porque las palabras de su entrenador no eran suficientes, pero era imposible si no quería ser descalificado. No era algo que Narumiko pudiera perdonarle.

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Las boyas flotaban con calma en el agua, los gritos eufóricos de los espectadores cuando los nadadores aparecieron y se posicionaron en las bases flotantes.

La ceremonia de apertura había atraído a más medios de comunicación por el simple nombre de Nanase Narumiko. Su historia se había hecho muy famosa mundialmente en el mundo del deporte acuático luego de aquel accidente, su partida de Australia luego de despertar del coma hasta ese momento, no había información de ella en las redes y este día era algo memorable para todos los que conocían y admiraban su lado atlético.

Bokuto, Akaashi, Kuroo y Kenma estaban allí, no pudiendo creer que la persona frente a ellos era su Naru. El aura que emanaba aquella persona era fuerte, era indiferente e intimidante.

Los chicos creerían que ella podría estar nerviosa, al borde del pánico una vez que inclinó su cuerpo en posición de arranque. Pues ellos no habían sido capaces de ver lo que Narumiko había hecho en esos meses que se había ido a Miyagi. Con quien estuvo, con quien entrenó, como se había redescubierto a sí misma al recordar su pasado y como había lidiado con todo lo que eso conllevaba, con todo lo que Haru había temido y como había hecho catarsis de aquello.

El disparo salió y los nadadores se lanzaron acompañados de más gritos y cánticos. Narumiko no representaba a ninguna escuela, no representaba a nadie, estaba por sí misma, invitada especialmente por la confederación deportiva que organizaba la competencia. Era una oportunidad que los directivos no iban a dejar pasar cuando Ryuuji apareció en sus oficinas con una Narumiko decidida a pisar fuerte y recuperar su vida.

Cada brazada, cada respiración que tomaba gritaban "Estoy aqui", "Soy esto", "Aquí pertenezco". Los chicos la observaban nadar en silencio, con un nudo en la garganta, admirando la obra de arte que un delfín liberado pintaba sobre el río que desembocaba en la Bahía de Tokio.

Recuerdame cuando llueva en Noviembre | Kuroo TetsuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora