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Concluyó el recado que su madre le había pedido y se fue directo a su dormitorio a tomar el teléfono. Kenma no le atendía y ya era muy tarde, pero sabía que el muchacho no estaba durmiendo sino viciando con su nuevo videojuego.

Se resignó tras el octavo intento y volvió a la cocina a hablar con su madre mientras preparaba la mesa para la cena.

— Mamá ¿Sabes algo de la familia Nanase?

La mujer le miró con sorpresa, pues ella era muy amiga de los padres de Narumiko.

— Desde que se fueron a vivir a Australia hace seis años he hablado muy poco con ellos, pero ahora que lo dices hace exactamente dos años que no tengo novedad alguna. Sólo sé que el hermano mayor de Narumiko se mudó a Tokyo debido a su universidad.

— ¿Hermano?

Es cierto, ella tenía uno que vivía en otra ciudad solo. Nunca lo había conocido pero recuerda que ella no paraba de hablar de él y todo lo que amaba nadar.

— Si, pero ¿Por qué de repente me preguntas por ellos?

Kuroo la miró algo nervioso ¿Debería decirle que tal vez haya visto a Narumiko aquí en Tokyo? Se sentía tan paranoico que lo volvía inseguro.

— Por nada, solo me acordé hoy de ellos.

Su madre se acercó a él y acarició su despeinado cabello con dulzura.

— Extrañas a Narumiko ¿Cierto? Hoy debe ser toda una preciosa mujer.

Habló con orgullo y melancolía, acertando en cada palabra.

— Si, lo es.

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Esta mañana ya no era tan fría. Con vestir tan sólo el sueter del uniforme como abrigo, era suficiente para subsistir las primeras horas. Ya cuando el sol se siente bien en el cielo, el clima se volverá más agradable.

—  Buenos días, Kuroo.

Ronroneo perezoso un Kenma madrugador.

— ¿Siquiera te importó ver ocho llamadas perdidas mías en tu celular?

Ya estaba de malas de temprano, pues claro, no había pegado un solo ojo en toda la noche. Sus ojeras hablaban por si solas.

— Si, pero las vi hoy en la madrugada, no quise despertarte.

— ¡Nunca dormí!

Definitivamente estaba irritado y la paciencia de Kozume era nula.

— De todos modos iba a verte a primera hora. ¿Qué te ocurrió?

Cuestionó finalmente comenzando a caminar hacia la estación y sacaba la ps portátil de su bolsillo.

— No me tomes por loco, pero ayer vi a Narumiko en Shibuya.

Kenma frenó en seco. Entonces...

— Entonces, realmente era ella.

Murmuró, pero Tetsuro al oírlo se acercó con desespero y lo tomó por los hombros.

— ¿A qué te refieres?

Kozume bajó la mirada y guardó nuevamente el aparato en su bolsillo. Eso llamó la atención de Kuroo ya que la situación debía ser algo, muy, crítica para que hiciera eso.

— No te tomaré por loco porque yo también me la encontré en Akihabara.

No podía creerlo.

— ¿No pensabas decírmelo?

Recuerdame cuando llueva en Noviembre | Kuroo TetsuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora