二十

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El ambiente cálido de la cafetería después de la práctica siempre era una buena opción para descansar, más cuando el otoño comenzaba a sentirse con sus frescos vientos llevándose las pocas hojas rojas que comenzaban a brotar en las copas de los árboles.

El olor a café penetró sus narices que con mucho cariño aceptó probar. Suspiró con una sonrisa en sus labios y la voz de Bokuto la obligó a romper ese encantamiento.

— Vayan a sentarse, yo pediré por ustedes.

Su amabilidad les sacó una dulce sonrisa. Ya que no se sentía apto para ayudarlos con la materia, iba a servirles de la mejor manera posible para que trabajen tranquilos.

— Muchas gracias, Bokuto-san.

— Gracias, Bokutin.

Ese apodo ya había quedado clavado en el corazón del capitán de vóleibol y Narumiko amaba llamarlo así, sabía que conseguía sacarle una sonrisa y mandarlo a pasear a Júpiter.

Accedieron al pedido de su amigo y se dirigieron a la primer mesa disponible a un lado del gran ventanal que daba a la vista la gran avenida.

La muchacha sacó sus libros y cuadernos mientras Keiji encendía su laptop.

— Iré al baño primero —volvió a ponerse de pie el setter— ¿Puedes ir buscando los sitios web que nos mencionó la profesora hoy?

— Por supuesto.

Dicho aquello, se marchó y ella puso las manos en el frío teclado. Ingresó en el buscador las direcciones que tenía anotadas y se adelantó haciendo una rápida leída a lo que aparecía.

Preciosas imágenes de arrecifes, corales de colores brillantes y peces muy exóticos que atraparon toda su atención. No dejaba de guardar las fotografías más interesantes para adjuntar en su informe y tomar notas y notas, pero ¿vieron que cuando uno navega y navega en la web a veces se llega a sitios que no tienen idea de cómo terminaron allí? Pues, ella acababa de llegar a un sitio de noticias donde hablaban de la falta de cuidado y explotación de las costas y zonas marinas de gran importancia, y una noticia que su curiosidad le obligó a profundizar.

« La tragedia que le costó la vida a siete personas en la costa de Sydney. »

Sus labios temblaron al ver que la imagen que representaba aquel enunciado era de un pequeño barco destrozado en medio del océano. Comenzó a leer la noticia mientras su corazón no dejaba de latir a una velocidad casi incontrolable para su calma.

Koutaro apareció dejando las tres bebidas sobre la mesa y sentándose a su lado.

— ¿Estás bien? —le preguntó al ver su ceño fruncido y como sus ojos devoraban la pantalla.

Parecía ser el simple recuento de una noticia vieja, pero ella estaba tan sumergida en la historia que sentía que la misma le decía: "Oye, tienes que saber esto".

— Naru... —el peliplata volvió a llamarla con pena al sentirse totalmente invisible frente a ella.

Su curiosidad también le ganó y asomó la cabeza frente a la pantalla sin molestar la visión de su amiga y, al leer de que se trataba, su rostro se transformó y con ambas manos cerró y abrazó la laptop como si no quisiera que nadie más la tocara. Nanase se asustó por aquello y también se molestó.

— ¿Qué haces?

— Deberías esperar a Akaashi para hacer el informe, no es justo que leas todo sola.

Wow, cuando quería podía realmente ser una luz, pero Narumiko podía ver lo nervioso que se encontraba para que se tratara solo de eso.

— Bokuto, devuélveme esa laptop, realmente necesito terminar de leer eso.

Recuerdame cuando llueva en Noviembre | Kuroo TetsuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora