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Tomó las últimas notas que el profesor había dejado en la pizarra y la campana sonó en el preciso momento en el que dibujaba el último kanji. Con una enorme sonrisa impregnada en su rostro cerró su cuaderno y guardó todos sus útiles.

Keiji detrás de ella hacía lo mismo pero con mas calma.

— Oh, Akaashi-kun. ¿Tienen práctica normal el día de hoy? —el de ojos rasgados asintió mientras colgaba su mochila sobre sus hombros— Los veré más tarde entonces ¡Adiós!

Huyó del salón con prisa y el muchacho arqueó una ceja rendido ante su entusiasmada actitud. Hacía una semana que venía haciendo lo mismo y Keiji se sentía muy feliz por ella. Sabía que estaba trabajando muy duro junto al club de natación. Si bien solo estaba ayudando con las estadísticas y el entrenamiento del equipo, sabía que era un paso enorme para ella.

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Hizo sonar el silbato y esperó a la pequeña de primer año.

— Muy bien, Akane-chan. Pero ten mucho cuidado con la brazadas, cuando vas con el izquierdo se puede ver como pierdes balance, intenta controlar tu fuerza para que sea pareja y no pierdas velocidad. Trabaja duro en eso esta semana, no te preocupes por el timing, una vez que lo tengas dominado verás que será pan comido. No tendrás ni que pensarlo, saldrá naturalmente ¿Okey?

La castaña asintió con un admirable brillo en sus ojos. Realmente estaba motivada y eso a Narumiko la llenaba plenamente. Como todos prestaban atención a sus indicaciones y trabajaban muy duro para cumplir con sus expectativas. Y así habían pasado las semanas. Noches en vela estudiando vídeos de competencias, leyendo libros, incorporando su gran conocimiento en la física; sentía que podía llenar todo ese bloqueo mental que no le permitía recordar sus conocimientos sobre la natación, sentía que no necesitaba batallar por recordar, sino recrear, y ese simple pensamiento penetró en cada poro de inseguridad que por momentos se dignaba a aparecer para molestarla, preocuparla. No lo necesitaba, para nada. 

Pero no fue irresponsable, siguió yendo a sus citas médicas y le planteó a su médico personal sobre volver a nadar, y si bien el mismo no estuvo muy seguro al principio, llegaron al acuerdo de que tenía que hacerlo junto a profesionales que puedan asistirla en caso de que algo ocurriera y que no abandonara sus tratamientos. La azabache sintió que había completado la fase uno de todo el plan para volver a pisar campo competitivo. Lo anhelaba. 

Y el día uno había llegado. Se ajustó el antifaz detrás de su cabeza y se puso en posición. El trampolín numero cuatro de repente se había vuelto su favorito. Azuma Ryuuji, Haru, sus amigos y la enfermera de la academia estaban presentes a un lado de la piscina. El silencio dominaba el ambiente, su concentración. Nadie iba a hacer sonar un silbato, nadie iba a controlar el tiempo, si bien los nervios estaban presentes en cada uno, todos mantenían la calma.

Tomó un gran bocado de aire y se dejó ir, tomando por sorpresa al resto. La punta de sus dedos tocaron el agua primero y su alma terminó de hundirse con ellos. Era consciente de que su cuerpo estaba reproduciendo cada movimiento incorporado con sus ojos, pero su mente estaba mas allá de todo. El agua estaba alterada, pero no porque estuviera buscando derribarla, ella le estaba imponiendo el orden que debía, ella estaba imponiendo presencia, ella estaba aterrando al agua.

Regresó al punto de partida, sus manos estaban temblando, su respiración estaba siendo devorada por una mezcla de nervios y emoción que no estaba pudiendo controlar. 

— ¡Naru!

Aquello causó preocupación en todos los que estaban ahí que se acercaron rápidamente a ella. No se soltaba del borde, escondía su rostro en el dorso de sus manos. La enfermera fue la primera en intentar tomar su mano, pero una carcajada la hizo detener su acción. Narumiko estaba riendo. 

Levantó su mirada encontrándose con los rostros preocupados, mientras una sonrisa resaltaba en su rostro.

— Eso fue increíble. 

Sus ojos brillaban como rayo de sol, obligando al resto a liberar un importante suspiro que no tardaron nada en ayudarla a salir del agua. Su cuerpo fue abrazado por una toalla e inmediatamente atrapado por los brazos de su hermano que estaba a punto de romper en lágrimas. Obviamente escondió su rostro en el hombro de la muchacha para no ser visto. El brillo que él vio en sus ojos no eran mas que los mismos que recordaba ver en ella cada vez que nadaba, llenos de pasión. Estaba conmocionado al igual que sus amigos. 

Bokuto no paraba de llorar mientras era consolado por Akaashi, y Kenma estaba a un paso de estar en el mismo estado mientras Kuroo también estaba lagrimeando. Su chica lo había hecho increíble. 

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— ¿¡Qué están saliendo!? —gritó el búho mayor alterado. Tanto Nanase como Kuroo escupieron la bebida que estaban tomando. No esperaban para nada aquella acusación.

— ¿¡D-de qué estás hablando, idiota!? — reaccionó dominado por los nervios el gato negro.

Esa misma noche habían salido a celebrar la primer serie de Narumiko en una piscina profesional. Kozume le alcanzaba una servilleta a su amiga que intentaba recuperar el aliento.

— Se ven todos los días ¡Me siento traicionado! 

— Pero si tu y yo también nos vemos todos los días, Bokutin.

Se defendió dulcemente la muchacha ocasionando una explosión en el pecho del peliplata. Acababa de matarlo con ese inesperado y tierno apodo.

— Eres muy cruel. —respondió en su lugar mientras ella reía y Tetsuro no sabía dónde esconderse más allá de su jugo de naranja.

— Suficiente de melodramas. —elevó su taza de café Keiji— Por Nanase-san, y su gran logro desbloqueado. —brindó y todos elevaron sus respectivas bebidas— Estamos muy orgullosos de ti.

Sus ojos azules volvieron a emitir un brillo tan poderoso que parecían ser dos estrellas caídas del cielo.

— No lo habría conseguido sino fuese a todo el coraje y apoyo que ustedes me estuvieron dando. Así que yo brindo por ustedes, por seguir caminando al lado de cada uno por mucho tiempo.

Aquellas inesperadas y emocionantes palabras llegaron al corazón de los chicos a punto de romper. Todos tomaron sus bebidas rápidamente para ocultar aquella nostalgia que había tocado sus nervios, especialmente en los estudiantes del Nekoma.

— Por cierto, Nanase-san. — rompió el hielo al rato, Akaashi— No olvide que tenemos que hacer el reporte para la clase de biología. 

La muchacha asintió.

— No lo he olvidado. Vayamos mañana a la cafetería después de los entrenamientos ¿Qué dices?

— Me parece buena idea.

— ¿Puedo ir? — interrumpió un ansioso búho y Naru rió.

— Iremos a estudiar ¿No vas a aburrirte?

— No, tal vez pueda ayudarlos ¿Sobre que es el informe?

— Flora y fauna marina en los arrecifes y el océano profundo.

La respuesta de Nanase lo dejó pensativo unos largos segundos.

— Iré a apoyarlos.

Todos rieron divertidos ante la clara derrota del búho mayor.

Recuerdame cuando llueva en Noviembre | Kuroo TetsuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora