2.8K 288 37
                                    


— Y éste es el pabellón donde nosotros entrenamos.

Le enseñó el albino con total orgullo al arrastrar la puerta de hierro.

Narumiko se sorprendió al ver lo grande que era esa cancha. Estaba armada, al parecer era completamente de ellos. Se quedaron unos minutos allí mientras Bokuto le contaba anécdotas graciosas y épicas de su club. Mencionándole también que habían conseguido llegar dos veces a las nacionales y aspiraban a que ese año se repitiera pero esta vez llevándose la victoria consigo. Narumiko comenzó a admirarlos.

La campana sonó y era momento de correr para llegar a tiempo cada uno a su salón, pero otro pabellón, al parecer más grande que el de recién, llamó poderosamente la atención de la muchacha haciendo que se detenga.

Los chicos se dieron cuenta de aquello y volvieron a ella.

— ¿Ocurre algo Nanase-san? —Naru no quitaba la vista de aquel lugar, por lo que Akaashi dedujo su curiosidad— Ahí dentro está la piscina del club de natación. Puedo enseñártela en el próximo receso si deseas.

Su corazón dio un latido frenético que la obligó a bajar su mirada llena de dudas y tormento. Y sin responderle comenzó a caminar hacia ese lugar.

— Nanase-san, tenemos que regresar.

Le advirtió Keiji pero ella hizo oídos sordos y llegó a una de las ventanas que daba al interior.

Ese latido frenético se multiplicó. El lugar era enorme y nadie estaba ahí, por lo que el agua estaba en calma. En la piscina estaba calma, pero no en su mente y corazón. Allí el agua estaba a su alrededor, encerrándola, sofocandola al punto de atrapar sus extremidades y no dejarla moverse. Hundiéndose en un pestañeo mientras oía gritos, sin poder hacer nada al respecto.

-—Nanase-san...

Akaashi y Bokuto habían llegado a su lado.

— Lo siento.

Se alejó de la ventana con prisa y salió corriendo evitando generar un escena frente a ellos. Los muchachos la siguieron y se separaron al llegar a sus salones.

La clase de historia comenzó y el azabache no podia dejar de mirar la espalda de la muchacha. Ella ya no tomaba notas, él no podía ver su rostro pero podía sentir como su aura había decaído radicalmente.

Ésta chica sólo generaba más misterio cada segundo que pasaba.

.
.

El último receso sonó y Narumiko comenzó a guardar sus cosas. Su compañero la miró extrañado e inmediatamente se puso de pie.

— ¿Te sientes bien?

La muchacha se colgó su mochila y le regaló una tranquilizadora sonrisa mientras asentía.

— Le avisaré al profesor que me iré temprano por hoy. Creo que no dormí bien anoche de los nervios por estar hoy aquí y por eso estoy así, pero no es nada para preocuparse.

Akaashi bajó la mirada, sabía que había algo más que un "mal dormir".

— Gracias por lo de hoy, Akaashi-kun. Eres muy lindo y atento.

Keiji se quedó boquiabierto y totalmente ruborizado ante esa honestidad bruta. Sabía que lo decía de la manera más pura e inocente, pero el hecho de que una chica que recién conoce le diga eso, lo movió.

Tosió sonoramente acomodando sus nervios y la miró serio.

— Cuidese, por favor.

— Claro, hasta mañana.

Recuerdame cuando llueva en Noviembre | Kuroo TetsuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora