NARRA OLIVIA
Eran las siete de la tarde y recién habíamos aterrizado en Barcelona, último destino de este viaje y lo que será mi ciudad durante seis meses.
Acababa de hacer un viaje con mi familia en donde recorrimos algunos de los lugares más turísticos de Europa y como destino final elegimos Barcelona para que yo pueda ir instalándome poco a poco en la ciudad.
Vine a hacer un intercambio estudiantil a la Universidad de Barcelona para cursar un semestre de mi carrera. Estudio psicología y este es mi tercer año, siempre supe que quería ser psicóloga y ayudar a la gente cuando lo necesite, y cuando comencé la carrera y arranqué a aprender todo acerca de ella supe que iba por el camino correcto.
Llegamos al apartamento que había alquilado para quedarme estos meses y en el que se iba a quedar mi familia unos días. Era bastante grande, tenía todo lo necesario y se veía súper cómodo.
Una de mis mejores amigas también venía a hacer el intercambio a Barcelona y habíamos decidido vivir las dos juntas y logramos encontrar un apartamento amplio en el que nos sintamos cómodas y tengamos todo lo necesario para estos meses viviendo acá. Pero mi amiga llegaba en una semana así que por ahora tenía que empezar a organizar el apartamento con la ayuda de mi familia.
Apenas desarmamos las valijas y organizamos un poco todo lo que habíamos traído, decidí salir a dar un paseo por mi nuevo barrio.
-Voy a salir a dar una vuelta por el barrio, ¿alguno quiere venir? -pregunté a mis padres y a mi hermano.
-No Oli anda vos, nosotros terminamos de acomodar acá y nos vamos preparando para ir a cenar, no tardes mucho, ¿dale?
-Dale, camino un ratito y vuelvo -agarro mis llaves y salgo al pleno invierno de Barcelona.
Apenas salí empecé a admirar los paisajes y los lugares hermosos que rodeaban mi nueva casa, había floristerías hermosas, tiendas que estaban muy bien decoradas y ambientadas, y un montón de cafeterías que te hacían sentir que estabas en una película de época. Hasta que vi en una de las esquinas por donde caminaba, un café que me llamó mucho la atención así que sin más y viendo que todavía quedaba un rato para ir a cenar con mi familia, decidí entrar y pedirme un café mientras que respondía unos mails pendientes acerca del intercambio.
Al entrar agradecí que no hubiera tanta gente y me acerqué al mostrador para hacer mi pedido.
-Buenas tardes -me dice el chico que está atendiendo- ¿qué desea tomar?
-Hola buenas tardes -le respondo- quería pedirte un capuchino y un trozo de budín de limón.
-Perfecto, serían 10 euros
Le doy el dinero al chico y espero a que me den mi pedido, visualizo una mesa bien al fondo del café que está vacía y cuando ya tengo mi pedido en mano voy camino hacia ahí, hasta que, de un segundo para otro, sin darme cuenta, choco con un chico y termina todo el café tirado en el piso y mi ropa totalmente manchada.
NARRA PEDRI
Acababa de salir del entrenamiento y moría de ganas de ir a mi café favorito de Barcelona para poder merendar algo y distenderme un poco.
La verdad es que soy un completo agradecido de poder estar jugando en el cuadro de fútbol de mis sueños, el Barcelona, pero a la vez toda la exposición que eso conlleva me abruma de vez en cuando, y últimamente bastante.
En este último tiempo me sentía bastante cansado, físicamente hablando, porque además de estar entrenando con el Barça también lo estaba haciendo con la selección española, lo cual hacía que cada vez que pisaba un pie en mi casa lo único que quería hacer era darme una buena ducha y dormir largo y tendido hasta el día siguiente.
Pero hoy quería que esa rutina de dormir todo lo que pueda cuando no estoy entrenando cambie, por eso apenas salí del club agarré mi auto y me fui hasta el café de Don Luis, un viejo amigo de mi papá que cada vez que voy a visitarlo se pone muy contento de verme.
Al llegar por suerte no había tanta gente como de costumbre, debe ser porque ya es bastante tarde como para merendar y la gente debe estar por ir a cenar más que por decidir venir a tomar algo. Igual disfruto del sitio más vacío que de costumbre, se pueden apreciar mucho más los rincones y la decoración antigua que le da la esencia a este lugar.
- ¡Pedrito! -me saluda Don Luis apenas me ve- ¡qué sorpresa verte por aquí!
- Ya estaba extrañando pasar por el café -le respondo sonriendo.
- Es que hace tiempo que no te veía por aquí, ¿muchos entrenamientos? -pregunta al notarme cansado.
- Demasiados -río- pero a pesar del cansancio lo estoy disfrutando mucho, estoy cumpliendo mi sueño.
- Me imagino chaval, cada vez que te veo en la tele jugando se me infla el pecho de alegría, desde que eras muy pequeño luchabas por llegar a dónde estás hoy, y estar en la cima a veces hace que te tambalees y quieras bajar de golpe, pero hay que saber llevarlo y transitarlo lo mejor posible.
Adoraba sentarme a escuchar los consejos que me daba Don Luis, eran de esos que son dichos en el momento y lugar indicado.
-Tiene toda la razón -le respondo aun pensando en lo que me acababa de decir- ¿me puede servir un café con leche? -le digo mientras veo que él ya lo está preparando por debajo de la barra en donde se encontraba.
- Ya lo estoy haciendo pequeño -solía llamarme así de vez en cuando- ve a la mesa del fondo que no hay mucha gente que ahora te lo llevo.
Asentí y me dirigí al fondo del lugar, donde la mayoría de las mesas estaban completamente vacías y no tenía que estar preocupándome por si alguien me sacaba fotos desapercibido, no es que me molestara que me pidieran fotos, pero había momentos en los que prefería que no me conociera nadie y poder disfrutar de los espacios en público como si fuese un chico cualquiera.
Miro mi celular de mientras que sigo caminando hacia la mesa ya que me había llegado un mensaje de Xavi, entrenador del Barça, diciendo que el entrenamiento de mañana se había pospuesto para la tarde ya que iba a llover por la mañana y teníamos que entrenar en el campo, cuando estaba respondiendo el mensaje siento como choco con alguien y le tiro todo su café encima, levanto la mirada del celular y veo a una chica un poquito más baja que yo, con el pelo moreno totalmente empapada por culpa del café que le acababa de tirar yo.
-Discúlpame -le digo mientras junto lo que se le había caído al suelo- no te vi perdón, ya mismo te compro otro café -al ver que ella no me responde le pregunto- ¿estás bien?
-Si disculpa -responde nerviosa- no pasa nada yo me lo compro no te preocupes -dice mientras intenta secarse lo más posible su ropa.
-No por favor, déjame que te lo compre yo que fui quien te lo tiro -veo que ella sonríe y asiente- espérame acá que ya vuelvo -le sonrío y voy lo más rápido posible a buscar el pedido.
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Mi casualidad más bonita - Pedri González
Fanfiction¿Qué pasaría si un día común y corriente te encontras de casualidad a tu jugador de fútbol favorito? Olivia nunca se imaginó que al comienzo de su viaje tan soñado iba a lograr cumplir uno de sus sueños, pero ¿en algún momento se habrá imaginado lo...