NARRA OLIVIA
Habíamos pasado la tarde más linda del mundo con Pedri
Me di cuenta de lo mucho que lo extrañaba, de lo mucho que necesitaba tenerlo a mi lado, lo mucho que necesitaba sus besos, sus sonrisas en persona, su tacto, su todo.
Volvimos al hotel de Pedri y queríamos hacer todo lo posible para que yo me pueda quedar a dormir aunque sea hoy con él.
Pedri estaba hablando por teléfono con Ferran para que le diga si teníamos vía libre para poder entrar y que no nos vea nadie.
– Ferran me acaba de decir que están todos en sus habitaciones ya, que podemos pasar tranquilos –dice sonriendo– es ahora o nunca.
Asiento y nos metemos al hotel lo más rápido posible, por suerte en la recepción no había nadie. Subimos al piso de Pedri en el ascensor, cuando llegamos y se abrieron las puertas del ascensor, salimos y corrimos hasta la puerta de la habitación de mi novio.
Entramos sin problemas, entre risas y tropezones y nos tiramos en la cama, exhaustos.
– De la que nos salvamos –dice Pedri mientras se saca los zapatos– estoy re cansado amor, me voy a dar una ducha –dice y a mi se me viene algo a la mente.
– Yo también me quiero duchar –digo mirándolo con una sonrisa en mi rostro y viendo que él captó mi indirecta en un microsegundo.
Fuimos hasta el baño de la habitación entre besos, nos estabamos volviendo a descubrir después de tantos meses sin sentir el tacto del otro.
Pedri comenzó a sacarme el top que llevaba puesto, dejándome solo en sujetador. Seguimos con los besos, hasta que él comenzó a bajar por mi cuello para dejar besos allí, sabía que era uno de mis puntos débiles.
– Como extrañaba esto amor –digo con la voz entrecortada debido a la excitación del momento– no pares.
– No voy a parar, solo si vos me lo pedís –dice con deseo en su tono de voz– que hermosa que sos.
Amaba esos comentarios que siempre le salían a Pedri en este momento, siempre me recordaba lo suficiente y hermosa que era, y eso me hacía muy bien. Durante mucho tiempo me sentí insegura con mi cuerpo y era algo que no me hacía nada bien, poco a poco, y con ayuda de mis amigas y mi novio fui queriendo todos los días un poquito más.
Hicimos el amor toda la noche, riéndonos, besandonos por todas partes, disfrutándonos y aporvechandonos al máximo. No era la primera vez que lo hacíamos pero a mi me encantaba que él siempre esté pendiente de mí, cuidándome para que no me duela nada y que podamos disfrutar los dos por igual en todo momento.
Terminamos y de mientras que yo iba al baño para hacer mis necesidades antes de irme a dormir, Pedri se dirigió a tirar el condón en la papelera de la habitación y se metió en la cama, mirándome desde allí mientras me lavaba los dientes.
– ¿Tengo algo en la cara que me miras tanto? –pregunto divertida.
– Te miro porque me encanta hacerlo –dice sonriéndome.
– Que romántico Pedro Gonzalez –bromeo mientras me acomodo en la cama sobre su pecho.
– Para ti soy Pedri o Pepi, Pedro no –hace cara de enojado, picandome.
– Pedro, Pedro, Pedrooo -digo para seguir picandolo.
– Olivia, Olivia, Oliviaaa -me sigue el juego.
– Pero a mi no me molesta que me digas por mi nombre completo, es más, me encanta mi nombre –digo riéndome y él con su mano me revuelve el pelo– Pedroo, mi peloo.
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Mi casualidad más bonita - Pedri González
Fanfic¿Qué pasaría si un día común y corriente te encontras de casualidad a tu jugador de fútbol favorito? Olivia nunca se imaginó que al comienzo de su viaje tan soñado iba a lograr cumplir uno de sus sueños, pero ¿en algún momento se habrá imaginado lo...