Capítulo 25

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NARRA PEDRI

Había dejado a Oli y sus amigas en su hotel, pasamos un día muy divertido y haber visto a Olivia tan feliz otra vez me había hecho muy feliz a mi también.

Llegamos a casa con Fer y cenamos con mis padres.

Extrañaba mucho venir a Tenerife y sentirme, aunque sea por unos días, en casa otra vez.

Y tener a Olivia en mi ciudad era lo mejor que me pudo haber pasado en este último tiempo.

Ella era lo mejor que me había pasado en estos meses.

Y voy a hacer todo lo posible para poder reconstruir todo lo que se fue rompiendo en estas últimas semanas.

- Fer -captó la atención de mi hermano que estaba jugando a la play en la sala- salgo un rato a caminar por la playa.

- Dale -se da vuelta para mirarme- ten cuidado ¿vale? -Asiento y salgo de mi casa rumbo a una de mis playas favoritas, que no quedaba muy lejos de acá.

Comencé a caminar y enseguida comencé a pensar en todas las cosas que me habían pasado en los últimos meses. En cuanto a mi carrera como futbolista, todo iba genial, estábamos por consagrarnos campeones en la liga y habíamos tenido una muy buena temporada. Junto con los chavales, habíamos formado un grupo muy guay y estaba muy contento de estar jugando en el club de mis sueños.

Por otro lado estaba ella, la personita que conocí de pura casualidad aquella tarde en el bar del amigo de mi padre, que llegó a mi mundo para revolucionarlo y hacerme sentir de una manera que pensé que nunca iba a lograr. Olivia había llegado a mi vida para cambiarla por completo, para demostrarme que el amor era algo único y que era algo que nadie podía controlar.

Perdí la cuenta de lo mucho que caminé, tanto que estaba parado frente al hotel en donde se estaba quedando Olivia.

Pensé en entrar a buscarla, porque moría por hablar con ella y solucionar todo.

Pero opté por no hacerlo, estoy seguro de que ya iba a haber un momento para que charlemos.

Bajé a la playa que estaba en frente al hotel y escuché el sonido de las olas rompiendo en la orilla. No había nadie a esa hora allí, tenía la playa solo para mí.

O al menos eso pensé hasta que vi una figura a lo lejos, sentada en la arena.

Caminé hacia allí y, a medida que me iba acercando, me di cuenta de quién estaba allí.

- ¿Oli? -pegó un salto del susto y se me quedó mirándome fijo.

- Pedri -dice entre suspiros- me vas a matar de un infarto un día de estos -sonríe a medias.

- Perdón, no quería asustarte -respondo, con media sonrisa también- ¿qué haces acá sola a esta hora? -pregunto preocupado, no es que Tenerife sea peligroso ni nada por el estilo, pero siempre hay que salir con precaución.

- Necesitaba salir a tomar aire y pensar -responde con poco de melancolía en su voz- las chicas ya están durmiendo y como yo no podía, sentí que lo mejor era salir a caminar un poco -fija sus ojos en los míos, otra vez- ¿y vos que haces por acá a estas horas?

- Estaba igual que vos -le digo- necesitaba caminar para aclarar mis ideas -respondo, sin poder quitar la mirada en Olivia- ¿viste lo linda que es la playa de noche? - le pregunto, posando mi mirada esta vez en el mar.

- Es hermosa -responde- sabía que Tenerife era lindo, pero nunca pensé que iba a ser así de hermoso.

- Es un lugar especial -aporto a lo que ella estaba diciendo- y lo hace aún más especial que vos estés acá -pongo mi mano sobre la suya, que se encontraba en la arena.

- ¿En dónde estamos Pedri? -pregunta, con los ojos cansados.

- No lo sé Oli -respondo sincero, viendo con la luz de la luna, como poco a poco se le empiezan a cristalizar sus ojos- ¿dónde queres que estemos?.

- Juntos -dice segura y con una media sonrisa que me estaba iluminando por completo- estoy lista para escuchar todo lo que tengas para decirme, no aguanto más esta intriga ni el estar separados -veo un par de lágrimas correr por sus mejillas.

- ¿Segura? -pregunto con miedo- no quiero presionarte para que me escuches, puedo esperar todo el tiempo del mundo.

- Estoy segura Pedri -se gira para quedar cara a cara conmigo- te escucho -dice a media voz.

Le conté absolutamente todo lo que había pasado con Mandy, lo del contrato, las amenazas de su padre, el que me sigue persiguiendo aunque el contrato haya terminado hace tiempo, todo. Absolutamente todo.

- No lo puedo creer -Olivia estaba casi pálida- ¿en serio te hizo pasar por todo eso? -pregunta, aún confundida- ¿no es ilegal lo que te hicieron?.

- Digamos que en el mundo del fútbol todo vale princesa -digo sacando un mechón de pelo de su cara, lo hermoso que era volver a sentirme cerca de ella- pero ya no me pueden hacer nada, el contrato terminó, así que no pueden volver atrás en esto.

- Perdón por pensar cualquier cosa y no haberte escuchado antes Pepi -dice con la voz aún llorosa- siempre me pasa lo mismo, me encierro en mi misma y en lo que pienso, sin antes escuchar lo que me tengan que decir, perdón -se tira junto a mi y me abraza.

- No me tenes que pedir perdón amor, te entiendo -digo, aún con ella entre mis brazos- yo hubiera hecho lo mismo que vos, somos medios orgullosos los dos -reímos y nos separamos del abrazo, quedando cara a cara- te amo Olivia, te amo con toda mi alma -veo su sonrisa.

- Yo te amo a vos Pedro, te amo como nunca amé ni voy a amar a alguien -en ese instante, después de dos semanas, volvemos a juntar nuestros labios, volvemos a sentirnos otra vez.

El beso comienza a hacerse más fuerte, Olivia se sienta sobre mi y continuamos besándonos, pasa las manos por mi espalda, acariciando lentamente cada parte de ella, y yo hago lo mismo. Estábamos en la arena, así que, lentamente me fue empujando hacia atrás y nos quedamos sobre ella. De repente Olivia comienza a sacarme la remera que tenía, lentamente, disfrutando ambos del momento.

Y yo hago lo mismo con la de ella, dejándola solo con la parte de arriba del bikini.

Estábamos dando un pasó que todavía no habíamos dado.

- ¿Estás segura Oli?, no quiero que hagas nada que no quieras -pregunto, aún con ella encima mio.

- Segurísima amor, quiero que esta noche sea especial, y quiero hacer eso -me besa otra vez - te amo.

- Te amo mi amor -digo y volvemos a besarnos.

Quedamos sin nada de ropa uno encima del otro, nos hicimos uno, fue muy especial, ella era especial, era lo mejor que me había pasado en la vida y este momento fue único, mejor de lo que nos pudiéramos haber imaginado ambos. Oli estaba radiante, hermosa, ella era perfecta, por dentro y por fuera, era la mujer de mi vida.

Y nadie nos iba a sacar ni a romper lo que teníamos.

Ni la distancia iba a lograr derribar este amor que sentimos.

Porque estábamos destinados a conocernos por casualidad.

Porque estábamos destinados a enamorarnos perdidamente el uno del otro.

Porque ella es y siempre va a ser mi casualidad más bonita.

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AAAYYYYY

¿Esperaban este final? 

No tenía pensado terminar la novela ahora, pero escribiendo este capítulo se me ocurrió darle un cierre a esta primera parte y arrancar a escribir una segunda parte de la historia.

Así que el fin de semana publico el primer capítulo de la SEGUNDA PARTE DE LA HISTORIA.

Va a estar muy buena porque va a haber un salto en el tiempo, ¡van a haber nuevos personajes y nuevas situaciones!

Estén atentossss

Los quieroooo <3

Mi casualidad más bonita - Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora