07. Clientes VIP

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07. Clientes VIP

Davina Fiore

Hoy habían reservado el restaurante entero, lo cual era extraño. El señor Parisi, mi jefe, había insistido en que vendrían unos clientes de alto rango y que debíamos tratarlos lo mejor posible.

Así que, de nuevo, opté por ponerme el vestido ya que era lo más sensato. Debería comprar un conjunto nuevo si seguía trabajando aquí.

—¿Todo este paripé es por los clientes de hoy? —le pregunté a Lía, viendo como el señor Parisi y el hermano mayor de Lía, Diego, vestían de traje y se paraban cerca de la puerta.

—Sí. Recuerda, sé dulce y atenta pero manteniendo la distancia.

—Lo sé —asentí.

—Iré a la cocina, quédate aquí.

Volví a asentir con la cabeza, planchando mi vestido con las manos. Las puertas se abrieron y alcé la vista para ver a un grupo de hombres, unos siete o así, entraban al restaurante.

Me tensé cuando vi a uno en concreto. Massimo Ricci. También estaba Matteo.

No pasa nada, no tienes razones para preocuparte. Solo estás trabajando.

Sin embargo, verlos fuera de un ring no me agradaba.

—Buenas noches, Capo —el señor Parisi le estrechó la mano—. Sottocapo.

—Parisi —saludó Matteo, también dándose las manos.

Diego también estrechó las manos con ellos. Luego, me fijé en los otros dos hombres que saludaron a mi jefe. No los reconocí, pero supuse que debían ser importantes por el respeto con el que se movían todos a su alrededor.

No más que con los dos Ricci, pero algo era algo.

—Les presento a Davina, ella se encargará de ustedes —sonrió—. La otra camarera, Lía, mi hija, debe estar ocupada pero también estará a su disposición en seguida.

Sentí los ojos de Massimo y Matteo más de lo habitual, pero no dije nada. Sin embargo, sonreí con cortesía y dulzura.

—Acompáñenme por favor, les hemos preparado la mejor mesa —mi voz sonó educada y cortés.

El señor Parisi me dio un asentimiento satisfecho. Guié el camino, agarrando las cartas, y les indiqué la mesa previamente preparada. Estaba lejos de las ventanas y Parisi había sacado la mejor cubertería.

—Les dejo las cartas por aquí, cuando sepan qué van a comer me avisan —sonreí, alejándome un par de metros para darles privacidad pero pudiendo estar atenta.

No tardaron mucho en hacerme un gesto para que me acercara y anoté con prisa y elegancia el pedido. Me marché, llevando la nota a la cocina, y me encontré con Lía colocando una gran masa de platos. La ayudé mientras preparaban el pedido, ella me agradeció.

—¿Los has visto?

Le rodé los ojos, divertida.

—¿Cómo si no iba a tomarles nota, Lía?

Vendetta (Mafia italiana #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora