19. Viejos amigos
Davina Fiore
—¡Héctor! Cuanto tiempo. ¿Cómo estás? —cuestioné. Mi español sonaba un poco desgastado, pero era igualmente bueno.
—Sobreviviendo, como siempre —lo escuché hablar al otro lado—. ¿Estás metida en problemas, gamberra?
Reí por lo bajo, rodando los ojos.
—¿Por qué asumes que estoy en problemas?
—Porque llevamos cosa de un año sin hablar —obvió—. ¿Estás teniendo problemas de... ratas?
—No, pero quizá conozca a alguien que necesite a un buen... exterminador de plagas. Y a un buen precio para ti.
Ratas y exterminadores. Ya sabes, jerga sicaria.
—Te escucho.
—Como te gusta el dinero —me mofé—. ¿Hablas italiano?
—¿Estás con los grandes, Davina? —inquirió— He oído que ha habido una guerra. Debo suponer que estás con el bando ganador.
—Siempre estoy con el bando ganador.
—Entonces... ¿Dónde tengo que estar y cuándo?
—Milán. Lo antes posible.
—Nos vemos pronto, Davina —colgó.
Pasé mis manos por mi rostro, apuntando a Héctor en la lista de los que habían aceptado.
«Héctor López. España. Sicario»
Revisé el siguiente nombre al que tenía que tenía que llamar. «Dean Durant. Francia. Boxeador con adaptabilidad a diversos trabajos; se incluyen las drogas, las torturas y las muertes».
—¡Dean, colega! ¿Qué tal todo? —sonreí cuando me respondió. Massimo entró en ese momento al salón, acompañado de sus hermanos. Los tres estaban sudados y sin camiseta, ya que habían ido a entrenar mientras yo hablaba con gene.
Ver a Massimo con el pecho al descubierto casi me hizo babear. Maldito hombre perfecto.
Matteo se lanzó a mi lado, dándome un tirón de pelo. Le pisoteé un pie. Massimo se colocó a mi otro lado, poniendo su brazo sobre mis hombros y agarrando la lista para leerla. Marco se lanzó a uno de los dos sofás individuales y se centró en su teléfono.
—Todo bien por aquí, ma belle —respondió, su francés nativo dejaba mucho que desear al mío.
—¿Qué te parece un viaje a la preciosa Italia?
—¿Así que tú eres la de los rumores? ¿La mujer de Ricci?
Evité bufar. ¿Tan rápido se había enterado el mundo?
—Algo así, supongo.
Él soltó una carcajada.
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Vendetta (Mafia italiana #1)
RomanceTenía trece años cuando sucedió. Tenía trece años cuando huí de casa. Y tenía trece años cuando tuve que aprender a sobrevivir. Las mujeres involucradas en la mafia, éramos ceros a la izquierda. Vivíamos en un mundo gobernado por y para hombres...