09. ¿Mirando mis abdominales, Vina?
Davina Fiore
Salí del restaurante completamente agotada. Había sido un día duro y lo único que me apetecía era darme una ducha y dormir. Además, también había entrenado con los chicos y Matteo se había encargado de golpearme más fuerte de lo normal.
Creo que no le caigo bien.
Cuando salí, el Lamborghini blanco de Massimo estaba aparcado fuera. Intenté ignorarlo, pero él bajo una de las ventanillas polarizadas y me alzó una ceja. Bufé, se había dado cuenta de mi tonto plan de «fingir-no-haberlo-visto».
Simplemente no podía acostumbrarme a privilegios como un coche de ese estilo o un simple plato de comida todos los días.
Me subí al coche, sonriendo levemente.
—¿Intentando huir de mí? —me alzó una ceja.
—No antes de matar a Guisepe Fiore.
Después de hacerlo volvería a huir, porque no creo que me quieran en Italia. Aunque quizá podría dejar de ser una nómada, ya sabes. Quizá pueda alquilar una casita en las costas mediterráneas y encontrar un trabajo a largo plazo.
Eso sonaba realmente tentador. Estaba cansada de huir.
—Tengo curiosidad —comentó él—, ¿por qué tanto odio?
Sonreí divertida.
—Oh, no pretenderás que te cuente mis debilidades antes de la segunda cita, ¿cierto? —bromeé.
—Tienes razón, fallo mío.
Vaya. Massimo Ricci, Capo de la Ndrangheta, acaba de bromear. Estoy ligeramente sorprendida.
No tardamos mucho en llegar a la casa de Massimo. Cuando entramos, vi a Matteo en bóxers pasearse por el vestíbulo.
—¿Te han dicho alguna vez que pareces un baño público? —bromeé, echándole un ojo a los múltiples colores que adornaban su piel.
—¿Mirando mis abdominales, Vina?
Rodé los ojos.
—Te he dicho que no me llames así.
—Lo sé.
—Pues deja de hacerlo.
—De acuerdo, Vina. Sin problema.
Lo miré mal, antes de soltar un gruñido bajo y girarme a Massimo.
—Iré a ducharme.
—Vale. Los chicos y yo estaremos viendo la grabación de la última carrera que hicimos, puedes unirte si quieres.
Había descubierto que la Ndrangheta no solo se dedicaba a las drogas y la prostitución como yo pensaba, sino que también tenían negocios en las carreras y las peleas ilegales. Las carreras no me gustaban mucho, pero las peleas eran muy interesantes. Siempre es buen momento para aprender tácticas nuevas.
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Vendetta (Mafia italiana #1)
RomanceTenía trece años cuando sucedió. Tenía trece años cuando huí de casa. Y tenía trece años cuando tuve que aprender a sobrevivir. Las mujeres involucradas en la mafia, éramos ceros a la izquierda. Vivíamos en un mundo gobernado por y para hombres...