52.- Josephine

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Dove

Me gustaría decir que me he despertado por el sol colándose a través de mi ventana, gracias a las cortinas abiertas que he olvidado recoger una vez llegué a casa anoche, pero no es así. La luz blanca emitido por un trueno y su horrible sonido fue lo que terminó de despertarme de un sueño que ahora no recuerdo. Se supone que son finales de agosto, pero estamos en Oregon y no es que sea muy extraño ver a nubes grises y oscuras cubrir el sol en el cielo, y que la lluvia se abra paso como si estuviera intentando recrear la leyenda del diluvio universal.

Nunca me ha gustado el frío. No me parece terrible, de hecho, lo tolero bastante, pero preferiría no despertarme con rayos y llovizna como casi siempre en Salem, y sí con un sol radiante en el cielo.

Un sol radiante que me espera en California.

Aunque el día de hoy será nublado, oscuro y frío, decido dejar de lado mi mal humor ocasionado por el clima y disfrutar el último día de mis vacaciones.

Me iré esta tarde. Se suponía que esperaría una semana más, pero ya no lo soporto. Siento que me estoy matando lentamente aquí.

Ver a Logan anoche me ayudó a tomar esa decisión, ya no quiero estar en esta ciudad porque a cada lugar a donde miro, me recuerda a él.

Ya no quiero vivir con dolor. Ya no quiero sentir tristeza. Solo quiero... dejar de sentir todo lo que estoy sintiendo ahora; la tristeza, el dolor, el deseo de correr a sus brazos y rogarle para que tome mi amor; la necesidad de estar a su lado y hacerme de menos, decirle que no importa si es solo sexo, que quiero tenerlo en mi vida. No haré todas esas cosas, sé que debo amarme más de lo que amo a Logan, pero hasta que eso suceda tengo que alejarme de aquí, de él y de su recuerdo. Lo lograré. Ya había pasado una vez, podré volver a hacerlo. Podré dejar de amarlo, sé que puedo, pero necesito tiempo.

No regresaré a Salem en un tiempo. Tal vez sí regrese a Portland, ya que tengo fechas programadas para la gira, pero sé que, mientras mi corazón no sane en su totalidad, no podré regresar a este lugar sin romperme.

Ya no quiero volver a sentir todo el dolor que sentí en este verano, por lo que me alejaré de esta ciudad olvidada de Dios y tomaré las riendas de mi vida otra vez.

Prefiero volver a la monotonía que se transformó mi vida antes del verano, antes que sentir este vacío en mi pecho otra vez. Es horrible. Creí que nadie moría de amor o de un corazón roto, pero literalmente siento como si estuviera muriendo o tuviera una enfermedad muy grave qué me consume lentamente. Me duele todo el cuerpo y me es difícil mantenerme despierta más de tres horas. Solo quiero dormir...

Solo quiero irme de aquí.

Me pongo de pie y camino hacia la ventana de mi antigua habitación. Pensé que los cuatro años que estuve lejos de casa gracias a la universidad harían que algo de mí extrañe esta vista, este clima frío, está sensación de estar encerrada dentro de estas paredes; pensé que este tiempo lejos me haría apreciar ver las casas de todas estas personas ricas, me haría extrañar a los vecinos, al huerto podrido de la señora Jenkins o al jardín extravagante de la casa de enfrente, pero no.

No siento nostalgia. No siento nada.

Miro a través de la ventana, hacia las casas a mi alrededor, hacia los patios mojados gracias a la lluvia. La señora Maurice, la vecina de la casa de enfrente, se morirá al ver que las macetas de sus petunias se encuentran inundadas.

Observo la calle húmeda. Son las ocho y treinta del día, y las luces de las farolas se encuentran encendidas gracias a la oscuridad de esta mañana. Este clima me recuerda mucho al otoño, al último otoño que pasé aquí. Pasó lloviendo ese año, pero el frío pasó a segundo plano porque lo conocí y...

Mi Mejor Problema (AD #3) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora