Cinco días después...
Logan
—Los demandaré a todos —me quejo cuando Dove y yo salimos de la habitación de nuestra hija.
Mi pequeñita necesita descansar. No sabía tanto de las lesiones cerebrales, pero resultan ser una puta mierda. Tan solo estar despierta una hora sin hacer nada supone un gran esfuerzo para ella, es mucho peor ahora que ha empezado su tratamiento, donde le hacen tocar texturas, probar diferentes sabores, intentar caminar o que avise cada vez que necesita ir al baño. Termina rendida una vez la sesión de hora y media acaba, y cada vez que llora por lo cansada que está, rompe aun más mi corazón.
Estoy tan agradecido de que mi pequeña esté con vida, pero también estoy frustrado de todo esto, tan solo verla ahí, actuando como una bebé, me destroza el alma. Mi niña está sufriendo y no quiero eso.
Jamás volverá a pasar por esto. La encerraré en una torre con cojines de goma en cada esquina y colchonetas en el suelo de ser necesario.
Dios, no sabes el monstruo sobreprotector que has desencadenado en mí cuando casi me la arrebatas.
—Logan... —Dove suspira, tomando asiento en el sofá de cuero justo fuera de la puerta de la habitación nueva de Leah, a mi lado.
Si mi hija va a estar en este hospital, gastaré cada millón, cada centavo de la herencia que dejó el abuelo para que se recupere de la manera correcta y que tenga las menores secuelas posibles.
Pero, maldita sea, los médicos hacen un trabajo nefasto.
—Los demandaré por negligencia —me quejo una vez más y Dove aprieta sus labios para no reír.
—Logan, están haciendo su trabajo. Leah se está recuperando muy bien y es gracias a su ayuda —dice Dove. Ella es la voz de la razón.
—No, Dove, no vas a poder detenerme. Si no puedo demandarlos por negligencia, los demandaré por... no sé, difamación, algo debe haber ahí.
Ella se ríe y el sonido logra calmar un poco mis nervios.
—Creo que estás exagerando. Leah ha demostrado estar bien.
—Quiero a nuestra bebé con... —me detengo cuando me doy cuenta de que he dicho 'nuestra' en voz alta—. Yo...
Dove me mira boquiabierta, no dice nada, solo aprieta mi mano, se aclara la garganta y aparta la mirada.
—Sí, ¿qué decías sobre nuestra bebé? —pregunta con voz temblorosa,
Ay, Dios...
Me aclaro la garganta, tratando de evitar que la enorme sonrisa de felicidad se instale en mi cara porque Dove ha admitido que ve a Leah como nuestra.
Abro la boca, intentando evitar que mi corazón sea desparramado en este momento.
—Que... —me aclaro la garganta de nuevo—. Quiero que nuestra bebé esté con nosotros. Me estoy volviendo loco aquí, ya han pasado dos semanas desde que despertó.
Ella se lleva mi mano a los labios y mi corazón da un vuelco en mi pecho.
Y mi polla también da un vuelco en mis pantalones, pero hago todo lo posible para que no se me ponga dura, recordando la cara de mi abuelo o algo desagradable.
—Va a estar bien —murmura, apretando mi mano y yo me acerco más a ella—. Recuerda que debemos mantenernos fuertes por nuestra pequeña.
No me pasa desapercibido el dolor en su voz.

ESTÁS LEYENDO
Mi Mejor Problema (AD #3) ✓
Dragoste(Serie Amores Destinados, libro 3) Dove y Logan eran tan opuestos como el día y la noche, como el ying y el yang, y al igual que el bien y el mal, funcionan bien juntos. Solo que... eso significa otro problema para ambos.