Mi Mejor Problema (AD #3) ✓

25.- Honesta

Dove

Es sábado por la mañana cuando recibo una llamada de Gabriel. Suspirando, contesto y me llevo el teléfono a la oreja.

—Hola, Gabi —digo, sentándome en mi cama.

—¿Cuál es el mejor hotel en Portland?

—No vas a venir a Oregon.

Él se ríe a través de la línea y tengo que evitar un suspiro, incluso su risa es hermosa y el hecho de estar enamorada de un rubio idiota inseguro no va a hacerme pensar lo contrario.

—No me dices qué hacer, Dove. Yo te digo qué hacer a ti.

Esta vez es mi turno de reír.

—Si, claro —bufo—. No es un buen momento ahora, Gab.

—¿Y cuando será un buen momento?  Debemos empezar a grabar la canción el mes que viene para que salga en Diciembre, si queremos apostar a los Oscars. Y déjame decirte que aún no tienes nada.

—Si tengo...

Es mentira y él lo sabe. No he mandado nada desde esas primeras líneas que envié los primeros días que estuve aquí.

Gabriel suspira y casi puedo imaginarme como pasaría sus dedos por su cabello negro, brillante y sedoso, o como sus ojos verdes con motas azules me mirarían con cansancio, o como su mandíbula fuerte se apretaría como lo hace cada vez que está molesto conmigo...

No me culpen porque suspire cuando de Gabriel se trata, todo el mundo lo hace, incluso hombres masculinos y supuestamente heterosexuales como Jake o Travis. Cuando Travis conoció a Gabriel en el festival de invierno de hace casi dos años, básicamente se enamoró a primera vista de nuestro maestro en ese entonces. Jake y Travis sólo hablaban de Gabriel y de lo maravilloso que es. Me reí mucho al escucharlos.

Solo no hay que dejar que sus esposas sepan de su enamoramiento con Gabriel Graham.

—No me mientas, Dove —suspira Gabriel—. Ya no soy tu profesor y no tengo que fingir que te creo cada vez que no hagas algo.

Me sonrojo, agradeciendo de que él no puede verlo.

—Lo siento, Gabi —decido ser honesta—. Trabajaré en la canción, solo... he tenido un bloqueo creativo.

—Pues mira la forma en que puedas solucionarlo —dice—. Vale, esperaré para ir a Portland, no olvides que tienes una presentación el mes que viene ahí en el festival, así que estaré en Oregon la próxima semana.

—Sí, se supone que son mis vacaciones —le recuerdo.

—Dove, en este negocio no hay vacaciones y tú pareces olvidarlo —gruñe y puedo imaginar como estaría caminando por su despacho como lo hace cada vez que se frustra—. Aún no sé qué decir sobre las fotos que se han filtrado de ti.

—¿De mí? ¿Qué fotos?

—De ti saliendo con Jessica a un centro comercial en Salem y cargando a una niña que salió de donde sea que Dios se la sacó, de ti comiendo una salchicha en el muelle del lago, de ti saliendo con lágrimas en los ojos de una de las casas en Salem y de ti saliendo con un tipo que parece elfo.

—Ese elfo es mi hermano mayor —intento aclarar.

—Oh, y también hay una foto borrosa de ti besando al hermano de tu mejor amiga —bufa con frustración—. Ya envié un comunicado diciendo que no eras tú a los medios. La foto está muy borrosa, no hay manera de corroborar que seas tú besándote con Logan Jones.

Frunzo el ceño.

—No puedo creer que hayan metido cámaras a la fiesta. Es prohibido.

Gabriel gruñe y decido que es hora de quedarme callada de una vez por todas.