HUYENDO DEL ENEMIGO
═════•⋆★⋆•═════
Antonella Rinaldi
Londres, Inglaterra.
El clima de Londres no está muy a mi favor, la lluvia es la protagonista de este día y vaya que se siente algo de frío, a pesar de ser marzo. Ya pasaron casi tres semanas desde que mi hermano y yo asesinamos a Alexander.
Los diálogos con los londinenses no dieron resultados, Kaan no pudo cerrar el trato así que yo iré en representación de mi hermano que está en una reunión con la jerarquía en Kiev.
La jerarquía es básicamente una alianza con otras mafias, entre ellas está la mafia rusa, la mafia alemana, la Yakuza y las Triadas. La mayoría tiene el mismo sistema de dirigirse, la mayoría debe tener al menos un heredero y Franco es esa gran excepción.
«Quiere una familia», era un hombre con sueños y uno de esos era tener su propia familia. No lo culpaba yo también lo deseaba pero por razones que son más que evidentes no podríamos tenerla, era como darles el punto débil de cada uno.
Pero existía la posibilidad de que él ya tuviera una pareja, ya que últimamente estaba yendo mucho a un club donde predominaba el pole dance. Salí de mis cavilaciones cuando aparcamos frente al club donde yacían los Spencer.
Geronimo se mantiene a mi lado, poco he hablado con él ya que lo tiene prohibido. Si, bastante exagerado pero así es Franco con los hombres de seguridad, entre menos sepan de nosotros mejor.
Entre al club como si nada, me dejaron pasar y un tipo moreno me guía por el lugar. Luces parpadean, mujeres con poca o nada de ropa bailan, hay varios hombres dándoles dinero. Pasamos a la segunda planta donde el ambiente es un poco más "libre", hay mujeres desnudas y tipos masturbándose sin pena alguna. El tercer piso se pone peor, hay tríos, orgías, BDSM. Finalmente el cuarto piso tiene lo peor de lo peor, mujeres son humilladas estando en cuatro patas con collares, hombres que azotan con fustas en sus pieles al punto de hacerlas sangrar.
BDSM a un nivel alarmante, no se como disfrutan eso, no soy de las que juzga, tampoco me gustan esas actividades. Siento que son exageradas y carecen de placer, al menos así lo veo yo. Llegamos a unas puertas dobles que abren para mí, me mantengo serena tratando de ignorar lo que hay detrás de esas puertas.
—¡Así, oh por Dios!—sonoros gemidos llaman mi atención—. ¡Más!
Mi gente se despliega por el lugar, llamamos la atención y el tipo se está follando a la prostituta y metiéndole un dildo por el culo se vuelve para verme. Rodrigo Spencer sonríe con perversión, sin dejar de verme sigue follando a la mujer que gime avergonzada con mi presencia.
«Maldito cerdo», pienso molesta. Está es la parte que odio de la mafia, ver estás escenas y no les importe lo más mínimo que me incomode.
—Ni con los años logras conseguir dignidad.—murmure
Rodrigo me recorre con sus ojos azules, el cabello rubio le cae por las cejas y su abdomen marcado está a la vista. Da las últimas embestidas hasta que supongo termina lo suyo, la mujer cae y no hay que ser genios para saber qué tuvo su orgasmo. La mujer de cabello rojo me mira, tiene las mejillas rojas y no logra sostener mi mirada.
—La princesa de la mafia, ¿a qué debo tu visita preciosa?—Rodrigo se sube los pantalones
—Ya sabes.—me limité a decir—. Negocios.
—En ese caso, toma asiento.—señala la silla en la que hace un momento se estaba follando a la mujer
—No gracias, el sudor, el semen y los fluidos femeninos durante el sexo me dan asco.

ESTÁS LEYENDO
OBSESIONES QUE QUEMAN [1°] [EDITANDO]
RomanceDesde que Antonella tiene uso de razón sabe las leyes de la mafia. 1.- Da tu vida por el líder. 2.- Se leal al líder. 3.- Elimina las piedras del camino de tu líder. 4.- Jamás te enamores del enemigo. Esas son unas cuantas de las leyes que regían a...