PLAN EN MARCHA
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Franco Rinaldi
Sicilia, Italia.
Estar rodeado de la jerarquía me tiene los nervios de punta, en menos de dos días llevaremos a cabo el plan para acabar con Walter Meyer. Aarón comenta lo que tuvo que hacer para garantizar mi seguridad dentro de la cárcel canadiense, ya que ahí se encuentra el tipo que tiene la respuesta a la debilidad del capitán.
Pero la verdad es que estoy distraído, no dejo de pensar en mi hermana y en dónde estará, si está bien o mal; llevamos literalmente toda la vida juntos y por primera vez hemos estado tanto tiempo lejos; es raro no desayunar con ella o toparmela en el camino. Solo esperaba que ella estuviera bien y encontrara eso de lo que me habló por llamada encontrarse a sí misma o pensar solo en ella, admito que no me gustó mucho la idea de que estuviera sola en quién sabe dónde, pero vamos; es mi hermana y conozco mucho de ella, como que sabe cuidarse sola y que realmente necesitaba ese tiempo del que ya habló; hace meses me la topé en el jardín marchito que fue de nuestra madre no le importó mojarse, ni siquiera le incomodó mi presencia simplemente parecía tan perdida en el camino que me dolía no poder hacer nada para ayudarla, sus ojos lucían apagados era como si fuera un robot lo que estuviera viendo y no un ser humano.
En un par de meses nacerá mi hijo al cual ya le decidimos un nombre y seguiremos la cadena, Franco Jr. el próximo líder de la mafia italiana y mi orgullo, el nuevo sottocapo, mi nueva vida. Después de llevar a cabo este plan regresaré sano y salvo donde yo estaré presente en la vida de mi hijo y cuando cumpla dieciocho años lo presentaré como el nuevo sottocapo, y entonces mi hermana podrá hacer lo que desee aunque admito que me asusta su reacción a lo que pueda hacer al que le quite tan importante puesto.
—¿Nos estás prestando atención, Franco?—la voz de Adal me sacó de mis pensamientos
—¿Qué? Eh, si, si.
—Bien, entonces creo que es todo por hoy, mañana nos reuniremos otra vez para prepararnos para el plan.
Todos dan una respuesta afirmativa y se van, excepto Adal y Kaan quienes no me quitan los ojos de encima.
—¿Qué?
—¿La extrañas?
Inmediatamente la cara de Antonella llega a mi mente, recuerdo lo apagada que lucía y lo miserable que empezaba a ser; y por alguna razón me la imaginaba ahora, con una gran sonrisa siendo feliz en quién sabe dónde y con quién sabe quién.
—Claro que la extraño, pero ya no quiero ser tan egoísta.—respondí al tiempo que me ponía de pie—. Quiero que sea feliz, y si esa felicidad es estando lejos de mí, entonces prefiero verla brillar a ser la causante de su desdicha.
—Pero es el sottocapo.
—El sottocapo solo se necesita cuando el líder no está, y sigo aquí.
—¿Y qué harás en dos días?
—No voy a arrastrarla a Italia, Kaan estará aquí y él guiará y cuidará de todos en mi ausencia.
Salgo del lugar en busca de mi mujer, quien está acostada en mi cama viendo televisión, una manta le cubre las piernas y el abdomen abultado me hincha el pecho de felicidad. Me siento cerca de sus piernas para tocar el vientre, siento como mi hijo se mueve dentro y eso me llena de orgullo.
—¿Cómo va nuestro pequeño heredero?—cuestione sin perder la vista del vientre
—Es muy inquieto, se mueve a cada de nada, algo me dice que irá corriendo de aquí para allá.—Bianca se veía muy feliz
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OBSESIONES QUE QUEMAN [1°] [EDITANDO]
RomanceDesde que Antonella tiene uso de razón sabe las leyes de la mafia. 1.- Da tu vida por el líder. 2.- Se leal al líder. 3.- Elimina las piedras del camino de tu líder. 4.- Jamás te enamores del enemigo. Esas son unas cuantas de las leyes que regían a...