CALMA Y PROSPERIDAD
MÉXICO: PARTE 1═════•⋆★⋆•═════
Walter Meyer
Viajar de continente en continente nunca ha sido de mi agrado, pero con tal de conseguir lo que quiero estaba dispuesto a todo, no lo hacía por nadie que no fuera yo. O al menos eso me repetía cada vez que ese cosquilleo se hacía presente, mejor dicho, cada vez que ella estaba cerca.
Esto me estaba saliendo caro y el precio era algo que simplemente se me hacía exagerado, yo que nací en cuna de oro y puedo limpiarme el culo con billetes se me hacía caro algo, pero no tenía nada que ver con el dinero sino más bien con lo personal; estoy tan distraído en esto que había olvidado por completo que el jet estaba por alzarse en vuelo.
—¿Acaso no estás emocionado?—cuestionó la italiana
—Claro, pero no me voy a poner a dar brincos.—me dejé caer en el sillón del jet privado
—¿Seguro que estás bien?—cuestionó, la sangre viajo a un solo lugar cuando se sento sobre mi regazo
—Si, tranquila ojitos.—le aparte el cabello azabache del hombro que quedaba contra mi pecho, dejé varios besos húmedos a lo largo de hombro y subí al cuello para perderme tras su oreja
—Vamos a despegar, deberían prepararse.—sugirió el piloto
—Tu y yo terminaremos esto en un par de minutos.—advertí
—Cómo mandé, capitán.
Antonella tomó asiento en lo que despegamos, me mentalizo una y otra vez que esto no puede ser más grande de lo que ya es, porque el problema que me implica es traición. Pero no era por la entidad judicial sino por mí y por todos los problemas que me causaría, pero parecer ser que mi cuerpo no capta la orden de mi cerebro y apenas tengo oportunidad me le voy encima a Antonella quien me recibe abriendo las piernas.
Mis manos no se controlan y terminó aferrándome a sus glúteos y piernas, apretandolos y marcandolos con mis dedos, ondeó la pelvis contra su coño cubierto por una pequeña tanga negra, le saco las tetas del sostén del vestido y me meto una a la boca y a la otra la magreo a mi antojo; sus jadeos me erizan la piel y me veo perdido en el infierno candente que me recibe cada que la follo. Ella lucha por quitarme la camisa y la ayudó quedando con el pecho descubierto, suelta mis labios para besar los bíceps, araña mi espalda cuando mis dedos se deslizan a través de la pequeña tela que cubre su coño.
—Mía.—jadeo sin reconocer lo que digo—. Tu eres mía.
—No sabía que el capitán era tan posesivo.—dice con los ojos oscurecidos
—No has visto nada, ojitos.
Mis dedos se meten bajo la tela y penetró el coño con dos dedos, Antonella arquea la espalda aguantando el gemido que surge cuando aumentó la velocidad. No sabe ni a qué aferrarse cuando estímulo el clítoris con la lengua, sus jadeos son tan fuertes que se que el piloto la escucha, pero me vale mierda. De hecho me gusta que la escuchen, porque dejó testigos de que nadie le hará sentir ni una pizca de lo que yo le hago, nadie podrá satisfacerla y por ello siempre regresará a mi; y como el hijo de puta que soy siempre la recibiré con la verga erecta y lista para follarme ese coño que tiene mi marca, dónde nadie más puede entrar porque sino mató al pendejo que se atreva a siquiera intentar tocarlo.
Sus gemidos me ponen al mil y terminó dando un último beso al coño antes de ponerme de pie y soltar la correa de mi pantalón, saco la verga erecta que bombeo antes de ofrecerla y que ella la recibe con una sonrisa, su mano cálida se cierra sobre el falo y esto manda una corriente eléctrica por todo mi cuerpo, besa la punta antes de verme a los ojos y empezar a introducir el falo erecto.
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OBSESIONES QUE QUEMAN [1°] [EDITANDO]
RomansaDesde que Antonella tiene uso de razón sabe las leyes de la mafia. 1.- Da tu vida por el líder. 2.- Se leal al líder. 3.- Elimina las piedras del camino de tu líder. 4.- Jamás te enamores del enemigo. Esas son unas cuantas de las leyes que regían a...