CAPITULO 6

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PELEA ENTRE MUJERES

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Antonella Rinaldi

—Antonella, tienes que irte.

—¡Antonella!

Los oídos me zumban, no puedo abrir los ojos y siento como algo me escurre en la cabeza. Me mueven pero no doy para responder, estoy adolorida; el pensamiento de quienes me seguían hace que reaccione.

Tardó en poder ver bien, cuando logró ver el panorama no me dio buena espina. El conductor tiene la cabeza entre el parabrisas, su mano está torcida y no respira, Geronimo está bañando en sangre, tiene cristales enterrados en el cuerpo. El otro guardaespaldas está muerto.

—Tiene que correr.—susurró Geronimo

No hago caso, me tomo el tiempo de ver mi estado, tengo varias cortadas leves en los brazos, mis piernas están dormidas y lo único grave es la herida que tengo en la cabeza.

Logré moverme, a duras penas logré quitar la ventana de la puerta y me arrastró fuera, estoy tan aturdida que no pienso en quienes me observan. Con toda la fuerza que puedo reunir me levanto, todo el cuerpo me duele.

—Déjamela, será muy fácil.—dice una mujer de pelo corto

Reconozco otras figuras, dos hombres y dos mujeres en total, solo hay una que no tiene pasamontañas que es la de pelo corto. Los demás mantienen pasamontañas, armas cruzadas en el pecho. Su uniforme consiste en pantalón tipo cargo negro y una chaqueta del mismo color.

—La necesitamos viva, agente Koch.—dice una voz, la reconozco al instante «Walter Meyer»

La chica de pelo corto juega con una navaja entre sus dedos, suelta un bufido de molestia pero se hace a un lado. Mis sentidos se activan y con discreción ubicó lo que busco, no pierdo de vista a ninguno.

—Antonella Rinaldi, queda arrestada por…—intentó hablar

—Por intentar asesinar al grupo de la élite llamados los Tödliche.—dije con burla, no entienden nada

En un movimiento rápido sacó las dos glock y arremetí contra ellos, se van contra el piso y aprovecho eso para correr por el primer callejón que encuentro. Entró a un callejón y a otro, salgo a la calle principal y me ubicó donde estoy, falta poco para llegar al puente.

Regreso a los callejones y me topo con un callejón sin salida, intentó regresar pero la suerte se ríe en mi cara cuando la mujer de pelo corto me encuentra.

—Aquí estás perra.—dice en su lengua materna—. Eres rápida.

—Sí, eso me suelen decir.—sonreí

—Hagamos esto más interesante, mi líder está lejos así que tengo tiempo de hacer lo que quiera.

—No sabía que fueras lesbiana.—me burlé—. Lástima cariño, soy heterosexual, pero nunca está de más experimentar.

—Con torturas nuevas, casi nunca me dejan jugar.

—Vamos a darte vía libre.

Lanza la navaja contra mí, pero logró esquivar y está cae detrás de mí, la mujer se viene con puño en mano que logra atinar en mi cara; me muevo rápido y le asestó un golpe en las costillas. La dejó sin aire así que le barro los pies, cae contra el piso y me subo a horcajadas sobre ella.

La golpeó varias veces hasta que me patea, rodamos y ella quedó encima de mí, me asesta varios golpes. No se si es la adrenalina o que pero no me duelen los golpes. Le aplicó la llave que me hace apretar su cuerpo con mis piernas y ahorcar con los brazos. 

OBSESIONES QUE QUEMAN [1°] [EDITANDO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora