14. Amanecer.

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—Si quieres yo duermo con Kenji —Minseok ofreció, observando las dos camas separadas por una mesita de noche.

—¿Y si las unimos? —Jongdae propuso—. Así los niños duermen en el centro y nadie se cae de la cama.

Sí, era una mejor idea. Minseok asintió y le ayudó a juntarlas. Hana y Baekhyun se habían quedado dormidos en el sofá frente al televisor y Kenji dormía en los brazos de Jongdae.

—¿Ya tienes sueño? —Jongdae preguntó luego de haber acomodado y arropado a sus tres hijos en las camas—. Encontré esto.

Minseok observó el juego de naipes que Jongdae le mostraba.

—Podemos jugar un rato en la terraza, si quieres.

Minseok asintió de inmediato. Aunque, como siempre, la idea de estar a solas con él lo ponía nervioso. De una forma muy cobarde, él solía usar a los niños como un escudo entre ellos, Jongdae nunca se acercaba demasiado cuando los mayores estaban alrededor, el único con quien no tenía mucho cuidado era Kenji, ya que era el único que no haría preguntas y muy posiblemente no se enteraría de lo que sucedía.

Jongdae apagó las luces interiores y cerró la puerta que daba a la terraza, aislándolos en el exterior. Encendió una lámpara de luz suave que colgaba sobre ellos y se sentó junto a Minseok en el largo sofá que ocupaba gran parte de la terraza.

—Cada vez se siente más frío —Minseok comentó, subiendo los pies al sofá. Le gustaba la maravillosa vista que tenía ahí, pero hacía mucho frío.

Jongdae lo cubrió con una manta que había traído de la habitación y Minseok agradeció el gesto, aunque con la repentina cercanía su corazón se había puesto a latir como loco dentro de su pecho.

—¿Qué sabes jugar?

—Treinta y uno, creo —Minseok dudó—. ¿Se puede solo entre dos?

Jongdae alzó los hombros.

—Podemos intentarlo.

Repasaron un poco las reglas del juego y su jefe separó y repartió las cartas. Estuvieron mucho rato entretenidos, hasta que de pronto Jongdae bajó sus cartas y observó fijamente a Minseok.

—Estás haciendo trampa —lo acusó. 

Minseok había ganado absolutamente todas las partidas con jugadas sospechosas.

—No es cierto, es solo que tú apestas en este juego.

—Estoy seguro de que haces trampa —Jongdae insistió—, seguro estás escondiendo cartas.

—Que no —Minseok negó con una sonrisa traviesa, en la que su jefe no confió.

Como estaban sentados uno frente al otro en el sofá, Jongdae gateó sobre Minseok y tiró de la cobija que lo envolvía.

—¡Oye! —Minseok se quejó entre risas e intentó cubrirse, aunque era difícil con solo una mano.

Después de un minuto buscando, Jongdae encontró un par de cartas escondidas en el yeso.

—¡Ajá! —exclamó.

—¿Cómo llegó eso ahí? —Minseok preguntó con fingida sorpresa.

—¡Eres un tramposo! —Jongdae lo acusó de nuevo, ahora que había encontrado la evidencia, y empezó a picarle las costillas.

Minseok se retorció entre risas, pero con un brazo inmovilizado no pudo hacer mucho para sacarse a Jongdae de encima.

—Espera, espera, el yeso —le dijo sin aliento.

Los Hijos Del Señor Kim [Chenmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora