27. Vocación.

622 87 74
                                    


—¿Entonces no?

Minseok negó con su cabeza.

—¿Estás seguro? —su suegra insistió, dándole una mirada llena de incredulidad.

Minseok asintió, completamente convencido.

—Estoy muy seguro —dijo con firmeza.

Y tanto su suegra como la importante hoja de papel que esta sostenía entre sus manos pasaron a un segundo plano cuando el llanto de Kenji estalló en algún lugar de la casa.

Minseok salió disparado de la habitación que Jongdae utilizaba como oficina y la dejó sola ahí.

Jongdae no tardó en aparecer por la puerta abierta, con sus ojos llenos de curiosidad.

—¿De qué querías hablar con él? —le preguntó.

—¿Kenji está bien?

—Sí —Jongdae sonrió—, pero Felipa le robó la galleta que se estaba comiendo. ¿Qué es eso?

Su madre le pasó el papel que sostenía entre sus dedos para que lo viera él mismo. Era una oferta de empleo de una conocida firma de arquitectos.

Jongdae la miró con el ceño fruncido.

—¿Estás intentando robarme a mi niñero?

—Solo es una deuda que tenía con él.

Jongdae frunció el ceño, Minseok ya le había hablado en alguna ocasión sobre la oferta que su madre le había hecho en su primer día como niñero. De pronto, Jongdae empezó a sentirse asustado de que Minseok renunciara a su empleo actual e inmediatamente se sintió molesto consigo mismo por sus pensamientos egoístas, Minseok tenía derecho a hacerse de una vida laboral que lo hiciera sentir satisfecho, en donde podría crecer profesionalmente y...

—¿Y qué te dijo? —murmuró, inseguro de querer escuchar la respuesta.

Su madre le dio una mirada medianamente molesta.

—Dijo que había encontrado una nueva vocación con tus hijos —la mujer soltó un suspiro—. ¿Sabes cuánto me costó convencerlos de admitir a un chico sin título ni experiencia? Para que él venga a decirme que ahora quiere ser niñero... ¿Qué agua de calzón le diste?

—Yo... —Jongdae murmuró experimentando una complicada fusión de emociones.

—Cuida a ese muchacho, Jongdae, más te vale no meter la pata con él —su madre advirtió con seriedad—. ¿Ya le pediste matrimonio o estás esperando a que alguien te lo robe?

Jongdae medio sonrió.

—Dice que no puede casarse hasta haberse graduado.

—¿Ves lo que te digo? Es un chico bueno y además muy listo, no vas a encontrar otro como él tan fácilmente.

—Lo sé.



—¿Podemos hablar?

Minseok levantó su mirada al ver a Jongdae asomar al jardín delantero y palmeó el suelo a su lado.

Jongdae se sentó junto a él y juntos observaron a los niños jugar con una pelota. Sonrió al escuchar las ruidosas carcajadas de Kenji cada que sus hermanos lanzaban la pelota lejos de él.

—Mi madre me dijo que habías rechazado el trabajo que consiguió para ti —Jongdae dijo suavemente y miró a Minseok de reojo, pero este simplemente asintió—. ¿Por qué lo hiciste? ¿No es lo que querías?

Los Hijos Del Señor Kim [Chenmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora