24. Aprobación.

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Fue Minseok, con Kenji dormido en sus brazos, quien abrió la puerta principal para darle la bienvenida. Jongdae besó suavemente una mejilla de su hijo y luego posó una mano sobre la nuca de Minseok para atraerlo y besarlo con todas las ganas que había estado acumulando en su día, sin embargo, su novio se resistió a besarlo y retrocedió.

Jongdae lo observó confundido y herido por el rechazo y notó que Minseok lo miraba con las mejillas encendidas.

—Tu madre está de visita —murmuró.

Jongdae barrió la habitación con la mirada hasta divisar a su madre, sentada en un sofá de la sala. Ella lo miró comprensiva e hizo un gesto con su mano, restándole importancia.

—No se preocupen, Hana ya me lo dijo.

—También se lo dijo a todo su salón —Minseok siseó—. Su maestra quiere hablar contigo.

—Claro, iré mañana —Jongdae accedió con tranquilidad y posó una mano sobre su mejilla—. ¿Puedo besarte ahora?

—No en la boca frente a tu madre —Minseok sentenció.

Jongdae hizo un puchero en desacuerdo y le besó una mejilla.

—Te extrañé —Minseok murmuró, aunque Jongdae había regresado bastante más temprano de lo usual.

 —Y yo a ti —Jongdae respondió acariciándole una mejilla con suavidad.

Minseok se ruborizó todavía un poco más, su corazón aleteaba como un ave dentro de su pecho.

—Ve a buscar a tus hijos que están escondidos esperando a que los encuentres.

—Voy.

Jongdae entró a casa y abrazó a su madre y besó sus mejillas antes de marcharse a buscar a sus hijos. Minseok se quedó ahí, con su suegra, sumido en un embarazoso silencio.

—¿Demasiado cariñoso para tu gusto? —la mujer preguntó de pronto y las mejillas de Minseok se encendieron de nuevo.

—No, es perfecto así, pero aún me estoy adaptando.

La señora Kim sonrió, feliz de escuchar aquello.

—Voy a dejar a Kenji en su habitación —Minseok murmuró, no le molestaba tenerlo en sus brazos, pero se sentía demasiado incómodo a solas con ella.

Dejó al niño en la cuna y suspiró. Se quedó de pie, observándolo, solo como excusa para no volver a la sala. Las risas estallaron en la habitación de Baekhyun y Minseok supo que Jongdae los había encontrado y que seguro ahora los pobres estarían pagando un castigo de cosquillas.

Kenji se removió ante la explosión de risas y Minseok se apresuró a ponerle una mano sobre el pecho para evitar que despertara. Cuando las risas en la otra habitación se apaciguaron hasta desaparecer, Kenji se quedó profundamente dormido de  nuevo.

La puerta se abrió entonces y Minseok no tuvo que girarse para saber de quién se trataba. En un parpadeo tenía la boca de Jongdae cubriendo la suya, arrancándole un suspiro. Se abrazó a él con fuerza y correspondió a la necesidad de sus roces. Dios, lo había extrañado tanto. Hundió los dedos en su cabello y acarició las sedosas hebras, mientras deslizaba la lengua lentamente sobre su labio inferior.

Jongdae presionó sus dedos sobre la espalda baja de Minseok y se perdió en su cautivadora calidez. Absorbió sus labios con suavidad, uno a uno, una y otra vez. Hasta que Minseok se apartó suavemente. 

—¿Hablaste con Junmyeon?

Jongdae asintió.

—¿Y que te dijo?

Los Hijos Del Señor Kim [Chenmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora