Capitulo 1

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Hatsune le regaño por su actitud antipática con el chico del departamento de Heroísmo y Midoriya tuvo que reconocer que estaba en lo cierto. Pero los últimos días no había parado de ser bombardeado por sus propios compañeros acerca de que no servía para nada sin quirk, que no tenía ningún talento del cual mofarse y que no merecía el lugar donde estaba, ni que le hubieran dado el privilegio de estar en una sala propia junto con su compañera.

En primer lugar, él se ganó con su propia sangre, sudor y lágrimas sus calificaciones. Tanto las del campo intelectual como las de educación física. En segundo lugar, la sala propia no era de por sí debido a él, sino gracias a la fama que se hizo Mei el primer día de clases al reventar la mejor habitación de todas dentro de Yuei en menos de una hora y cuarto con sus babys. Estuvo con ella en ese momento, cuando hubo que explicar la situación a los profesores y llamó a la ambulancia para algunos de sus compañeros que quedaron sin cejas o con quemaduras leves. Pero a nadie le interesaba eso, solo escucharon al otro día de parte de Shimura que tanto él como la de cabello rosado por sus capacidades especiales —odiaba esa palabra, ya que se encontraba en el lado negativo de lo especial— tendrían una sala que pudieran usar a su gusto. Por último, desde que empezaron a robarle su almuerzo en su salón de clases tenía un humor particularmente malo que iba en picada al ingresar a la cafetería y ser el blanco de tantas miradas burlonas que sabían de su desgracia.

Si no fuera debido a que estaba ocupado con sus investigaciones y maquinarias, buscaría al maldito que le robaba sus maravillosos emparedados de pollo con lechuga y huevo que le ayudaban a soportar el día escolar. La comida de la cafetería era bastante buena, pero nada se comparaba a eso.

—Le debes una disculpa —le recordó la de cabello rosado.

—No creo que Hatsune-san se halla disculpado con las dos últimas personas que mando volando por la ventana —comento viendo la expresión de inocencia de su compañera.

—Fue por el bien de la ciencia. Además, este chico no te dijo nada ni te hizo nada. Fuiste injusto.

El de pecas se mordió los labios y asintió con la cabeza en reconocimiento. Estaba bastante sensible y eso le afectaba. Ni siquiera sabía cómo pero la de cabello rosado parecía entenderlo bien y por eso era que lograban ser compatibles dentro de esa sala. Ella no lo juzgaba, los dos entendían sus propias manías por quedarse hasta tarde en la sala con sus inventos, el gusto por las mismas botanas esparcidas en los estantes y tenían la misma facilidad para perder sus herramientas. Nunca se había llevado tan bien con una chica y le parecía increíble. Pero a veces tratar con ella se volvía difícil debido a su nivel de honestidad y que le importaba poco o nada lo que pasará a su alrededor en ocasiones.

—Lo sé —murmuró el de ojos esmeralda —Intentaré disculparme. Lo haré.

— ¡Bien dicho! —felicito la de cabello rosado, dándole una fuerte palmada en la espalda que casi le hizo caerse y sonriendo.

Izuku se rió en voz baja de su dolor y finalmente llegaron hasta donde dejaron a su profesor y al otro chico. Bakugou Katsuki, del Departamento de Heroísmo. Se sintió muy intimidado cuando le tocaron personas dentro del Top Ten de estudiantes, pero nada fue tan aterrador como tener de cliente a el número uno de Yuei. El cuál se notaba de lejos lo exigente y egocéntrico que podría ser.

Genial, ¿por qué le hablo tan descaradamente al inicio? Algo debió haber estado muy mal con su lado amable. Este chico tenía la pinta de ser como los demás que se metían con él solo por no tener quirk o los que se creían mejores que él solo por eso. Apretó el cuaderno que tenía entre sus manos y le murmuró que fueran a una esquina de la sala, Tenko le dió un asentamiento y señalo que no estaría muy lejos de ellos, junto con la de cabello rosado. En el exterior, su profesor podía parecer muy intimidante, casi como Aizawa Shota que estaba a cargo del primer año del curso de héroes. Pero era una persona bastante amable, que no los dejaba quedarse hasta tarde en sus salas, que le mostró fotos de sus perritos —unos bastantes grandes y otros chiquitos— y les traía café de vez en cuando, junto con unos bocadillos.

¡Alerta! ¡Héroe enamorado! [DekuBaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora