Capítulo 40

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A las diez y media de la noche, puntualmente, Kaminari llegó a su casa junto con Jiro después del concierto, tenía una mueca de preocupación cuando vio solamente a Sero y Bakugou en la sala de estar pero se calmo con rapidez cuando el azabache le menciono que Kirishima se quedó dormido junto con los mellizos en su habitación y que la bebé dormía en el cuarto de su madre, asegurada por un fuerte de sábanas y almohadas.

— ¿Dónde está Midoriya? —quiso saber, dejando su mochila en el sillón y su chaqueta, observando que su sala de estar estaba más limpia y ordenada de lo que esperaba con sus primos presentes —Traje algunos chocolates para todos, para agradecer su ayuda.

—Se fue a su casa después de que los mocosos se quedaron dormidos —contestó el de quirk explosivo —Estaba jodidamente raro. Dame sus chocolates y yo se los llevaré mañana.

—Lo que hará que Midoriya se ponga todavía más raro —mencionó el azabache divertido y se ganó por eso, un codazo del cenizo y una mala mirada —Ay, te ayudo y así me agradeces. Grosero.

— ¿De qué me perdí...? —ladeo la cabeza el de quirk electrico con sospecha entre sus amigos y al ver que ninguno pensaba decir nada, hizo un puchero —Bien, no me digan, malos amigos.

—Si fuéramos malos no habríamos venido a cuidar a tus primos para que fueras a tu jodida cita —le saco la lengua el de ojos rojos —Bastardo malagradecido.

—Punto para Bakugou —sonrió la azabache divertida al lado de su novio.

El rubio fingió llorar y dijo que incluso su novia se ponía en contra suyo, lo que causó que la azabache rodará los ojos y le diera un pequeño golpe en el hombro con cariño. Después de eso, fue a comprobar si sus primos estaban bien y a despertar al pelirrojo para que pudiera irse a su casa a descansar como correspondía.

— ¿Te vas a quedar a pasar la noche, Jiro? —preguntó el más alto cuando su amigo se fue.

—Mí papá tuvo un problema con el auto y no llegaría a tomar el metro que me deja en casa a esta hora —explico primero la más baja con un leve suspiro de impotencia —Me llamo hace un rato para avisarme y cuando se lo dije a Kaminari dijo que me podía quedar hasta mañana.

— ¿Y no te preocupa que el bastardo pervertido intenté hacerte algo? —alzó una ceja el cenizo.

—Puedo manejarlo —se encogió de hombros la azabache y agrego en voz baja —Además, él no haría nada que yo no quisiera.

Hanta sonrió por ese comentario y Katsuki, pese a no demostrarlo, estuvo feliz por la pareja. Denki prácticamente adoraba el suelo que pisaba Kyoka, la llenaba de halagos, besos y cuidados. Y ella, si bien le costaba más demostrar sus sentimientos, era muy dedicada a él también, le levantaba los ánimos cuando le hacía falta y estaba ahí para escucharlo cuando se sentía inseguros de sus capacidades como héroe. Hacían una muy buena pareja y se tomaban su tiempo cuando lo necesitaban. No eran extremadamente melosos y seguían teniendo esa manera de tratarse de su amistad, entre burlas y chistes por parte del rubio, golpes y comentarios sarcásticos por parte de la más baja.

—¿Ustedes cómo van a volver a casa? —quiso saber la azabache, sentándose en el sofá junto con sus amigos y manteniendo el tono de voz bajo para no despertar a quiénes dormían en la casa —Es muy tarde y afuera está casi nevando. Se van a congelar.

—Yo no vivo tan lejos. Iré caminando —contestó despreocupado el más alto —Creo que Kirishima menciono que tenía dinero para un taxi.

—Sí, lo tiene. Me dijo que nos podíamos ir juntos porque vivimos en la misma dirección —confirmó el de quirk explosivo.

¡Alerta! ¡Héroe enamorado! [DekuBaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora